Está en la Historia del Cine aquella
tremenda secuencia de La ley del
silencio (Elia Kazan 1954) con la estremecedora paliza que recibe Marlon Brando, solo ante el peligro de
los brutos hampones, tras enfrentarse al Tinglado mafioso que acapara pro domo sua las contrataciones
portuarias. Le arrean golpetazos hasta en el carné de identidad, y acaso nunca
mejor dicho esto, pues tras la tunda ya nunca será el mismo. En una televisión
local, 8 tv, una parecida encerrona le prepararon el otro día al joven Rivera. Ha osado éste, con arrojo y
convicción, poner en duda la maravilla propagandística que el Oasis nacionalista a diario de sí mismo
proclama, así es que todo resuelto acudió a la celada. Uff, a fé que se la
tenían guardada, pues, a la yugular, al hígado, a la frente, a los riñones…
incluso a los bajos le tiraron fieros los garrotazos.
En la peli de Kazan un cura
convence a Brando para que, mejor
que buscar la justicia por cuenta propia, acuda al juzgado a denunciar la
sistemática extorsión, es decir, para que canalice su justa acción por la vía
institucional, y que pueda así servir en lo sucesivo a todos. En el debate del
otro día, tres severos opinadores buscánbanle con tretas la femoral a Rivera, sólo que con el inmoderado
moderador, en sacerdote de parte él,
eran ya cuatro los que allí derrotaban broncos contra el intrépido Rivera. Como quiera que, todos contra
uno, también Albert alguna vez se
revolviera, en el colmo y en el clímax del “debate”, en insólita y a la vez muy
elocuente expresión al inmoderado moderador no se le ocurrió más que soltar
allí que… “¿Pueden dejar de comportarse los dos como si estuvieran en una televisión española?”. ¡El Oasis
reloaded!
Andaba además Rivera en la
emboscada mucho más sólo que Brando
en lo de Kazan. Sin cura, como
vemos, que siquiera por compasión le auxiliara, tampoco veíase rubia (Eva Maríe
Saint) que al menos un poco lo acariciara. Al contrario, la rubia allí presente, Pilar Rahola, ¡era la que con más saña
una y otra vez lo zahería! Trataba Rivera
de defenderse y al punto Rahola lo
emborrascaba, lo trababa, lo inmovilizaba con todas las malas artes de la
marrullería que en ella brillan de bote. En su celo castigador, en su afán inquisidor,
sólo por allí mismo abatirlo, contra todo elemental juicio …¡nada menos que a los Primo de Rivera lo llegó a asimilar!
Como Brando, puede que
sangrante y maltrecho, pero entero, escapó como pudo Rivera del trance. Cuando le preguntaban cómo pudo hacer tan bien,
hasta convertirlo en legendario, aquel caminar malherido y tambaleante tras la
paliza hacia el trabajo, Brando se
limitaba a mascullar: “Hacía un frío de la hostia. Había que hacerlo”. Y sí,
hacer de democrático discrepante en el
Oasis también ha de ser cosa que te cale los mismos huesos de puro
frío.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
5 comentarios:
Pues he visto en TV a Rivera después de la paliza que según usted le dieron y tenía un aspecto estupendo. Pero si se refiere a que estaba en clamorosa minoría en el debate, no se preocupe tanto: un político tiene que bregarse en ambientes adversos, y eso que a mí no me gustan las tertulias desequilibradas, por lo que huyo de las que encontramos a diario en la mayoría de los medios conservadores donde el espectro ideológico suele ir de la derecha a la extrema derecha. Y estoy seguro de que a usted le pasa lo mismo.
Pues he visto en TV a Rivera después de la paliza que según usted le dieron y tenía un aspecto estupendo. Pero si se refiere a que estaba en clamorosa minoría en el debate, no se preocupe tanto: un político tiene que bregarse en ambientes adversos, y eso que a mí no me gustan las tertulias desequilibradas, por lo que huyo de las que encontramos a diario en la mayoría de los medios conservadores donde el espectro ideológico suele ir de la derecha a la extrema derecha. Y estoy seguro de que a usted le pasa lo mismo.
Pues he visto en TV a Rivera después de la paliza que según usted le dieron y tenía un aspecto estupendo. Pero si se refiere a que estaba en clamorosa minoría en el debate, no se preocupe tanto: un político tiene que bregarse en ambientes adversos, y eso que a mí no me gustan las tertulias desequilibradas, por lo que huyo de las que encontramos a diario en la mayoría de los medios conservadores, donde el espectro ideológico suele ir de la derecha a la extrema derecha. Y estoy seguro de que a usted le pasa lo mismo.
Lo siento, he repetido el mensaje inadvertidamente.
-Antonio: a mí eso no me pareció una tertulia, me pareció una encerrona. Y gracias por su participación. Saludos
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