A menudo, lector, los
asuntos sobre los que has de bloguear más que elegirlos uno se te imponen, no
puedes eludirlos, por mor de esa férrea coherencia interna que debe poseer todo
blog que se precie, pues no vale plantificar en él lo primero que te salga de
los gabilondos, creéme, por mucho que esto te lo diga todo un fracasati
en la materia. Es así.
Tenía ahí a Robert de Niro en
El cazador, regresando del Vietnam,
dándose la vuelta ante la fiesta sorpresa que como gran recibimiento sus
amigotes le preparan. Iba ya a bloguear
sobre otra cosa cuando se me aparece Sara
Carbonero. En las noticias, I mean. Que desde hace mes escribe ella un
blog, “Cuando nadie me ve”: vaya, bienvenida a la ciber, exitosa colega. Vamos
a ver cómo es, que siempre se aprende algo: ah, que es para la revista ELLE, o sea que es de los que se hace
cobrando, qué suerte. Foto suya con la melenaza y los grossos labios
entreabiertos en la portada, qué guapa, ya tú podrás. Sara embarazadísima en
las fotos, qué Iker. Más de cuatrocientos comentarios de media por post, qué
envidia, o sea.
Y encima el post que leo
(26-11-2013) trata sobre… ¡una fiesta
sorpresa que le han preparado sus amigas! Tú me comprendes, lector, ¡era ya
obligado bloguear ahí, leer qué y cómo lo contaba Sara! Va: “Hola!! Este fin de
semana ha sido uno de los más especiales y bonitos que recuerdo. El motivo es
que el sábado mis amigas me prepararon una fiesta sorpresa”. Un buen
arranque, pensé, esa sencilla naturalidad como de un don nadie, siendo ella una
diosa, que, siendo yo un don nadie, nunca consigo. Vamos bien; además el
periodismo en las alturas, el lío de las CELEBRITIES
ha de tener no poco también, como de
Niro allá, de simbólico Vietnam: se presencian y se perpetran ahí arriba sucesos,
delitos y faltas inconfesables. Va más:
“Pero no es una fiesta cualquiera:
una baby shower, o lo que es lo
mismo, una fiesta para el bebé. Ya sé que esta costumbre es muy americana, y en
ocasiones roza lo hortera pero esta no fue así… Lo organizaron por la tarde,
para que fuera una merienda. Me presenté en casa de mi amiga Ali a eso de las
seis sin tener ni idea de lo que me esperaba. Siempre me ha encantado preparar
fiestas sorpresa para los demás, pero esta es la segunda vez que me daban una a
mí… Allí estaban todas y como pude confirmar después, al ver el video que
grabaron a mi llegada, mi cara de tonta indicaba que no me lo esperaba para
nada.”
Se aprende siempre de Sara, claro: una baby shower, ahá; americanos horteras pero ella no, vale; el gusto
por las fiestas sorpresa… para los demás, ok; el video que no vemos con su cara
de tonta, un imposible esto, Sara, sobra esa palomita. Atención: “Una empresa especializada en fiestas para
bebés había preparado todo cuidando hasta el mínimo detalle. Se llama ALMA DE
FIESTA. Esta empresa realiza diseños para fiestas, cumpleaños y toda clase de
celebraciones www.almadefiesta.com. Ana y María estuvieron pendientes en todo momento de que no faltará (sic) nada. Había muchísimas cosas ricas para
comer, muchas de ellas personalizadas con motivos infantiles”. Tropecientas
fotos luego de los productos, horterísimos todos, que vende la citadísima
empresa. No sé, lector, juzga tú mejor que yo esa burda prosa de mediocre
catálogo publicitario en la pluma de tan sobresaliente periodista, que a esto
se presta.
“Durante esas horas me olvidé de
todo. Allí estaba con todas mis
amigas, pasándolo como enanas… ya se lo dije una a una, pero aprovecho para
volver a darles las gracias… a las que
no pudieron estar… gracias igualmente. ¡Qué suerte tengo de teneros”. Estupendo,
Sara, el ovido, eso. No se olvida a continuación de pormenorizar de arriba abajo cada una de
las elitistas marcas del look que para la ocasión lució: camiseta, jeans,
botas, chaqueta de punto.
Y la despedida: “gracias y más
gracias por las sugerencias y comentarios. Por inspirarme, por animarme y por
hacer que este mes que acabo de cumplir como bloguera haya resultado genial.
Recordad lo que decía Kurt Cobain, el líder de Nirvana: “un amigo es aquel que
sabe todo de ti y sigue siendo tu amigo”. Nunca dejéis de ser niños!”. Bueno,
ese arte final para después, de feniciamente publicitar hasta las pestañas
meter de rondón al destroyer borroka de
Nirvana me dejó muerto. Enhorabuena, Sara,
tú sí que sabes… bloguear. Sólo que el amargatis que ya se daba la vuelta
ante la baby shower era yo, un poco Robert de Niro, todas las distancias
salvadas, entonces.
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