Sí, mi libro de versos es también llamada a la caricia, a esa suavidad e inocencia plenas que sólo los niños conocen, a una cierta elegancia delicada del alma, a un mundo dulce al que sólo se entra por la nariz y desde muy cerca, por el abrazo estrecho, por entre las sedas y las yemas de los dedos, por entre las músicas que te brotan de las manos, sobre el tumulto que te alborota el corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario