Si fue Platón el primero que dijo aquello de que en una ciudad hay siempre dos ciudades, la de los Ricos y la de los pobres, y que muy poco entre sí esas dos urbes se parecen, en la Ciudad de los Escritores, digo yo, siempre hay dos ciudades también, la de los Consagrados y la de los sin Nombre, sin Padrino, sin Enchufe, y que cualquier parecido entre ellas, como en las pelis malas, pura coincidencia es. Me lo dijo Sócrates, que probó la cicuta, y que sólo sé yo que eso sé, madames y monsieurs, que los sin Nombre nos envenenamos de fracaso, de ingratitud y de olvido una y otra vez, que por eso, aun a riesgo de resultar pesados e incomprendidos, estamos condenados a dar y dar la matraca con lo nuestro, que es bueno, bonito y sólo por diez euritos, envío incluido. EL MEJOR REGALO DIL MONDO.
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