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viernes, 26 de septiembre de 2014

Gallardón, que es un caso



   Que es un caso Gallardón… de suma decepción. Pocos Faraones nos habrán desencantado tanto. Pocas Estrellas tan prometedoras habrán errado tan desorientadas y estrepitosas por el firmamento ministerial. Ahora que Rajoy con desabrida crueldad lo liquidó –Rajoy resulta durísimo… sólo con los de su partido, otro caso él es- promete Gallardón abandonar la Política. Quizás, como en el cuento de Pedro y el lobo, sea esta vez la de verdad y no le creamos. ¿Qué se hizo de tan extraordinarias cualidades persuasoras, en qué andurrial se extraviaron tan brillante razonar y aquel sutil arte de ganarse a las audiencias, casi el único del PP que sabía de lo lindo hablar, tan notables dones los suyo que parecía por los mismos llamado a lo más alto del gobernar?
        
   Cuando Mudito Rajoy lo llamó a su vera ministerial pareció a todos la inmejorable rampa para su lanzamiento. Con todo lo que el Gobierno tenía y tiene que explicar –si en un mínimo entiende las pautas elementales de la Comunicación Política en las sociedades modernas, si de hacerse entender por los ciudadanos se trata-, quién mejor que Gallardón hubiera desempeñado esa labor. Era además el líder derechista menos odiado por el Mester de Progresía. Silencio, de portavoz, Nadie.  Lo confinó a Justicia, él lo aceptó,  y desde ese mismo momento los increíbles yerros de Gallardón disparáronse sin fin.  
     
   Primero aquella inconcebible frase suya, como una suculenta tarta regalada a la oposición: “Gobernar, a veces,  es repartir dolor”. Luego las Tasas Judiciales, tan mal explicadas. Aquellos impresentables indultos a políticos corrutos y a temerarios delincuentes después. El clamoroso incumplimiento de la promesa electoral para que los miembros del Consejo General del Poder Judicial fueran elegidos por los propios jueces, es decir, la traición a la posibilidad de una justicia más independiente. El embarcarse, precisamente él, que dábaselas antes de progresista y Defensor de PRISA,  en la redacción de una ley del Aborto maximalista, sin esperar siquiera la sentencia del Constitucional a la ley del aborto express de Aído.
   
   Y sobre todo su sistemático silencio en el gobierno, su escasa disposición en los media a defender los principios que mueven a los liberal-conservadores, su perfil plano y romo, el abandono de sus habilidades discursivas y comunicacionales en público que eran las que en gran manera le habían hecho descollar. Pareciera, por el contrario, que se hubiera obsesionado en buscar, obediente y mudito también él, el dedazo de Rajoy que como sustituto le nominara. A ese servilismo fió con poco olfato su suerte para que al final Rajoy, cruel sobre vil, así lo maltratara, dejándolo tirado. Menudo galardón le endosó.

     
   Faltaba ya sólo en el epílogo del cuadro “Gallardón”  la frikitona Villalobos, nada menos que declamando que la Caída de Alberto era “el Triunfo de Rajoy, de las Mujeres y de todos”, de los chóferes le faltó decir, como si fuera ella una borroka de CC OO, que por cosas mucho menos graves en frenopáticos internan a diario a personas en nuestro país. Se consumó, así de penosa, la decepción de Gallardón.




 LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm, cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

viernes, 25 de enero de 2013

No nos pidan luego respeto, Señores del Gobierno


  
      Que no hubiéramos escrito de haberlo hecho el gobierno Zapatero, ¿verdad? De qué esencial inmoralidad no le hubiéramos acusado. Un conductor kamikaze enfila durante varios kilómetros a toda velocidad en dirección contraria a cuantos vehículos le salen al paso. Es difícil reproducir, aunque bien fácil de imaginar, el súbito Terror que una conducta tan criminal provoca entre quienes se va encontrando, ese vuelco de espanto que te electrocuta cada órgano del cuerpo de arriba abajo.
    
     Al final de su escapada bárbara ese kamikaze embiste y siega así la vida de una persona que en su auto con normalidad circulaba. ¿Qué sabemos de esa persona de tan cruel manera destrozada? ¿Quién hace valer su memoria y sus derechos? ¿Qué nos queda de él? ¿Qué hace la sociedad por su causa?  El posterior calvario en vida para sus deudos, ese tajo irrellenable,  su anhelo de que al menos se castigue al culpable. La dificultad y la tardanza del procedimiento legal, la sentencia inculpatoria, 13 años, al final conseguida, para su asesino. ¿Y todo para que cumplidos diez meses de cárcel le llegue al criminal el abracadabrante e inexplicado indulto del Gobierno?
    
     ¿Y creen que no deben siquiera una explicación a esa familia, y más allá, a todos los ciudadanos cumplidores de sus obligaciones? ¿No se les remueve nada al leer que en el bufete que asistía al kamikace rendía sus oficios el hijo del Señor Ministro, probable carambola, desde luego, pero que en todo caso más aún obligaba a la ejemplaridad?
   
       ¿En esa hazaña consiste la fibra moral que les anima, Señores gobernantes? ¿En el indulto a ese crimen reside la talla de su estatura ética? ¿Ese es el cambio de valores, el depósito de humanistas convicciones que en Ustedes se deposita? ¿Es ese su hondo sentido de la Justicia? Pues justicia ultraterrena sería que el espíritu de esa pobre víctima les atormentara cada una de sus noches. No pretendan entonces que los ciudadanos pacíficos, tras su patrocinio a ese crimen sin castigo, les guardemos ya respeto, señores del Gobierno. 




LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS (Resumen de la obra en post del 19-1-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm, cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

jueves, 24 de enero de 2013

Indultos que son insultos





Primero indultaron a unos pelanas corruptos del Partido, pero como yo simpatizaba un poco con el Partido, no me importó.

Después indultaron a unos corruptos medianos de otros Partidos, y aquello, por incomprensible, algo me mosqueó.

Luego indultaron al corruto Dirigente de un Partido que participaba en la Secesión, y aquello, de puro absurdo, me soliviantó.

Más tarde indultaron a unos mossos torturadores, y eso, por contrario al espíritu de la Constitución, me encabritó.

Antesdeayer indultaron a un conductor asesino reciente, y esto, por insultar a la Moral más básica, es que ya me encabronó.

Ahora, pensé, se atreverán a indultar a criminales terroristas aunque… ya es demasiado tarde… ¡el caso Bolinaga se adelantó!




viernes, 30 de diciembre de 2011

Móviles de Rubalcaba y la Derecha Boba


     
     “Me dice nuestra informadora en el Ayuntamiento de Madrid que Gallardón va a Defensa”, le voilá el soplo en la pantalla del móvil con que fue descubierto el Big Faisán durante la investidura de Rajoy. ¿Sabremos alguna vez si la publicación del soplo obligó a Rajoy a un penúltimo regate ministerial? ¿Qué habríamos pensado de haberse conocido el soplo con posterioridad al efectivo nombramiento de Gallardón en Defensa? ¿Un Faisangate?
      Téngase en cuenta que hasta hace sólo unos meses era Rubalcaba, maniatado y silenciado por él mismo el nominal Presidente, el Vicepresidente plenipotenciario del gobierno y que contaba por tanto con todos los resortes del Poder en las manos. Sin embargo, en el momento de recibir este queo, derrotado en las elecciones, era ya Rubalcaba oficialmente nada, a pesar de lo que continuó oficiando, como se ve, de destinatario de la más privilegiada información sobre el partido de la oposición.
     Recuerda además el asunto a numerosísimos antecedentes en los que se revelaron en poder del PSOE la posesión de muy estratégica información reservada acerca del principal partido opositor: desde los lejanos tiempos en que chuleábase Guerra en público de tener los discursos que iba más tarde Fraga a largar, pasando por el “caso de las escuchas a los partidos”, las otras escuchas al propio Rey y a destacadas figuras sociales del CESID de Serra, las filtraciones de los textos de Barea en la Oficina presupuestaria de Moncloa, los indicios de controlar información de primera mano, por delante de la que recibía el mismo gobierno, durante las terribles jornadas de los atentados del 15-M, entre otros.   
     No se olvide que el mismo Luis Roldán, socialista ex-director de la Guardia Civil, aportó, en los tiempos en que amagaba con tirar de la manta, la sobresaliente declaración de que tenía el PSOE miembros “durmientes”, es decir, espías e informadores secretos, incrustados en las principales instituciones de nuestro país. Podrá alegarse, como siempre, que el PP hace lo mismo, salvo que no se conocen, que yo sepa, casos así. Y si así fuese, no por ello dejaría de ser motivo de general censura. ¿Quién es esa “nuestra informadora”, esa garganta profunda –oh, Mónica Lewinsky again- que le pasa claves datos a quien a su vez telefonea a Rubalcaba?
     Por eso resulta del todo punto insólita la nula reacción pública del PP ante el soplo que tanto les deja en evidencia. ¿No deberían al menos haber pedido una explicación? ¡Ha consistido la idiota reacción, vía Celia Villalobos, en amenazar a los fotógrafos del Congreso, como si lo revelado fuera una comunicación de la intimidad rubalcaba!
     Por no hablar, con el historial rubalcabo a cuestas, con las ostentosas mentiras a los ciudadanos acerca de la negociación etarra, con el vergonzoso chivatazo del caso Faisán en los tribunales, -recientísima la exclusiva de la nocturna visita de Garzón a Moncloa horas antes del mismo- con las despreciables acusaciones de connivencia con la EXTREMA DERECHA con que Rubalcaba una y otra vez apuñaló simbólicamente a la Derecha,  del alucinante elogio que en la toma de posesión de Interior a la concurrencia espetó Fernández Díaz: “Se ha hecho un trabajo ejemplar, que lo sepa todo el mundo”. Nada menos.
     Sí, sí, sí, que lo sepa todo el mundo: se va el Faisán, se va el Faisán… y llega el Badulaque.  
  

jueves, 29 de diciembre de 2011

María Antonia Iglesias, visitadora de Otegui:quid pro quo


     
  La ex-directora de los Informativos felipistas, esa hermanita de la Caridad trotaconventos en cuyas manos con ritual de perfecto petimetre abreva Gallardón, acudió en estos días a visitar en presidio al ex-etarra Otegui, el Buen abertzale. ¿Cantaríale la devota Iglesias el “Noche de Paz” que corresponde al zetapeico Hombre de Paz?
    Al trascender la visita declaró la Iglesias que es que era la misma de carácter “personal”, lo que más aún desató las especulaciones, las guasonas y las otras. ¿Qué encargo llevaría consigo la prestigiosísima periodista al montuno batasuno? Ahí es nada: la señora que abría los informativos desde la celda de los dirigentes del Gal… ¡en pomada ahora con el sedicente separatista!, tócate las feromonas, Little Carmona. Bien se ve ahí el sagrado valor que los principios tienen para una y para otro, y el que acciones de ese corte deben estar en el fondo del destacado relieve que en la vida pública, esa selección de las especies mejores, ambos detentan.
     Me imaginaba yo a la delicada y progresista María Antonia taconeando por los pasillos de la cárcel, dejando al paso entre los reclusos la estela de su más íntima fragancia, hasta llegar a la presencia del doctor Otegui, temblorosa y a la vez fascinada la Doña, como Clarice Starling ante el cautivador  Hannibal Lecter:
     -“Quid pro quo, María Antonia, quid pro quo, yo le digo cosas y usted me dice cosas… Y bueno, María Antonia, dime, ¿los corderos han dejado de gritar? (vale decir, el cuarenta por ciento de los crímenes etarras sin castigo, la memoria y el dolor de tantas víctimas despanzurradas, algunas de la misma iglesia a la que tanto contribuye la Iglesias)… ¿sabes, María Antonia, qué aspecto tienes con ese bolso bueno y esos zapatos baratos? Usted usa crema hidratante L´air du temps… sé que era usted una presa fácil para los chicos…”  y luego de Arnaldo hacia su visitadora ese saliveo aspirado de placer sobre los dientes, dientes en éxtasis de goce caníbal como el que a Lecter hizo famoso.
     Filtró la navideña visitación el propio Otegui a través del twitter, dejando un poco en evidencia a la Iglesias, aunque en absoluto avergonzara eso en lo mínimo a la heroica Iglesias, menuda es nuestra estrella,  y acaso haya de verse en ello cierta jugarreta del batasuno ex-etarra a la periodista, al modo en que en la película jugueteaba Lecter con la intrépida Starling.
     Puede en ese caso también que, a diferencia del petimetre besamanos de Gallardón, como en el filme, Arnaldo se despidiera de la heroína rozando sus dedos con ella entre los barrotes al entregarle cualquier nota. Sí, de sobra me imagino al doctor Otegui declarándole a la Iglesias con arrobo aquello de “el mundo es más interesante contigo dentro, María Antonia”.
       

jueves, 8 de diciembre de 2011

Gallardón cuando besa...

    
  ¿Y si estuviera en realidad Gallardón entrenándose por si se confirma el Urdangarín dead-man-walking y  correspondiera a su ambición, sólo para salvar el Reino, claro, ocupar ese goloso Ducado? ¿Cómo entender si no semejante unción aristócratica, tamaña perfección procedimental –la redonda comba de esa espalda doblegada, el preciso abrochado de los ojos, la meticulosa pituitaria justo sobre las manos vueltas de la Dama, el exacto engarce de las propias entre las delicadas manecillas de la hembra, incluso el justo rubor en la color del oferente- un tan medido acompañamiento y homenaje en el besamanos de manual a la más noble Señora del periodismo patrio? Se comprendería entonces mejor esta imagen algo anacrónica, y de paso entenderíamos bien el afán en la contratación del célebre Mayordomo, que, en estos asuntos de aire tan british, han de saber ellos asesorar de lo lindo.
     Celebrábase un homenaje al padre de la más noble Señora del periodismo patrio, pianista y crítico musical fallecido mes y medio antes, cuando el madrileño edil, llamado sin duda a ocupar muy altas responsabilidades, entendió que en modo tan desusado y gentil había de cumplimentar en público a la susodicha Dama.
      
     Y aunque de aplaudir sea la necesaria cortesía que ha de regir en el trato con el oponente ideológico, resulta un punto grotesca, por exagerada, por la esperpéntica devoción implícita en la misma, la pictórica composición que el Alcalde aquí nos brinda junto a quien en el más tabernario de los lenguajes imaginables –acaso por eso sea una de las más renombradas periodistas y principal starlette de La Noria telecinca- ha criminalizado las ideas y valores políticos que Gallardón dice representar. 
     Ese contraste entre el estilo incalificablemente vulgar y violento de la Señora periodista, que nunca se para en barras a la hora de motejar –también desde el Poder, como jefa de los informativos felipistas- una y otra vez a la Derecha española de fascista, golpista, clasista y demás istas de la lista izquierdista, espumarajos suyos incluidos, y el bobo vasallaje honorífico y caballeresco que Gallardón le ofrece es lo que torna aberrante en grado sumo la estampa. Recordemos que tan floripondioso Regidor con la noble Señora, denunció a Jiménez Losantos en los tribunales por un quítame allá esas pajas acerca de cómo debía un alcalde mejor honrar a las víctimas del 11-M, asunto éste cuajado de muy negros agujeros, más y más sordidos a cada día que pasa.
     Hombre, puestos así, qué mejor que haber redondeado ya el cuadro: Gallardón, de hinojos postrado ante la suya Señora, reclamándole un público abofeteo por tener un ser tan faccioso, sólo para poder colocar luego de nuevo ante la Historia –esta vez como farsa- el celebérrimo “Manos blancas no ofenden, Señora” y eso.
     

sábado, 5 de noviembre de 2011

Mayordomo Gallardón en coplas (Poessía catorce)



Tiene un mayordomo el Faraón
que a Madrid cuesta un riñón,
que la canallesca ha descubierto
que se da por hecho cierto
celoso vigilante de su apresto
empotrado entre el presupuesto
en licores y manjares reputado
y a costa del contribuyente sufragado.

Qué calladito lo tenías
qué pincelito así lucías
relamido y peripuesto regidor
al servicio sólo de tu resplandor,
que la Casa de la Villa era nada
y colosal pirámide demandabas
para  tu relumbre cegador,
alcalde repipi y derrochador.

Y si un día en un debate
un opositor algo orate
trastornado y en dislate
querindonga te endosó,
permítele ahora a este vate
-no se trata de aquel primate-
ni de darte jaque mate,
sacarte sólo un poco la color.

Que no es de recibo Alcalde
que no puede salirte de balde
mientras el pueblo las pasa canutas
-algunos dicen que hasta putas-
y les subes sin piedad las tasas
que han de pagar por sus casas,
no puede ser ni por asomo
que mantengan además tu mayordomo.

Hacíanse lenguas de tu aplomo
murmurábase con asombro por los foros  
el acierto en el tweed de las chaquetas
el que nunca calces feas chancletas
el perfecto casco de tu cabeza
hasta el liso almidón de la bragueta;
resúltase que toda esa guapura
el listón de tan gallarda donosura
lo pasas luego por nuestro lomo
con la pasta que acarrea
con el dineral que chorrea
tu afamado estilista maromo.

Mira, alcalde faraónico y atildado
olímpico y acicalado derrochón,
quédate  sólo una urgente solución,
o  pagas tú a tu intendente servidor,
o sirves tu solito los manjares y el licor,
o muy pronto el sufrido ciudadano
-no olvides este simple silogismo-
en el trasero te dará una sonora coz
el galardón al que por tu señoritismo
te hiciste muy justo acreedor.















sábado, 28 de mayo de 2011

Rajoy, desde Génova sin calor

     
     Sí, porque el speech de Rajoy desde el balcón genovés en ocasión tan primordial resultó, a pesar de los calores ambientales, de una pobreza heladora. Más que ante la  fascinante y acabada propuesta de alguien que quiere ser Presidente parecíamos hallarnos ante la deslavazada charleta del padrino de un bautizo de tercera, dicho sea con todo el respeto que a uno le merecen las sagradas ideas que la mayoría de las veces defiende Rajoy. Se disculparía la incuria si al menos antes hubiera dirigido Rajoy en un espacio interior adecuado una alocución precisa y meditada, o una rueda de prensa, en la que con luz propia brillara una idea, una metáfora ajustada, un correlato significativo capaz de suscitar al menos una atención positiva en quien no abomina del todo de esas creencias, y una emoción honda duradera en quien las comparte. No lo hubo y dejó así pasar Rajoy, -y sus asesores- a mi juicio, una ocasión estratégica para asentar en el criterio con que los españoles enjaretan lo político sus más queridos principios.  
    
     “Hoy es un día muy hermoso”, empezó él diciendo, para felicitarse expresamente por los resultados, lo que sin duda agradaría mucho oirlo a los abajo congregados, pero que quizás, en el contexto real de un país atiborrado de incertidumbres y de situaciones difíciles que se deben tener entonces bien presentes, distanciara a quienes no se sintieran directamente concernido por el particular triunfo. Imaginemos que hubiera empezado: “Sé que son estos días amargos para el ánimo de millones de compatriotas, que ven el proyecto de su vida quebrado, que sienten el marco de la convivencia que nos une a los españoles amenazado por proyectos de ruptura, sé que muchos ciudadanos experimentan desapego y desconcierto ante los fallos de las instituciones que nos hemos dado para nuestro gobierno, esta mañana observé a un joven que…”, para luego mostrar su compromiso sincero a enfrentar esos retos, y tratemos de imaginar la distinta percepción que alguien neutral experimentaría hacia esos distintos oradores.
      Más allá de las generalidades tópicas de estos casos, no hizo Rajoy alusión alguna ni al problema de la corrupción ni a la obligación de los responsables públicos de ser ejemplares en sus conductas, de no perpetuarse como Casta, siendo, como son ambos, asuntos que sienten a flor de piel millones de ciudadanos. En velada alusión a los portasoleros Indignados que llamaban a no votar/les aseguró que “la democracia es votar y muchas más cosas… Hoy se ha celebrado la fiesta de la democracia y los españoles han decidido lo que era bueno para su país” y con tan escuetas y ramplonas frases apañó el asunto, sin pormenorizar con elocuencia en tan importante idea.
    
     El resto del speech rajoyesco, para pasmo del frío observador, vino a consistir en “fusilar” frases textuales de los parlamentos inmediatamente anteriores de Gallardón y Aguirre, sin el más mínimo dominio sobre el auditorio, más bien sobrepasado por éste, con muy pobre hilación textual y sólo discreta gesticulación y entonación –encasquetó tres sucesivos apoyAO, animAO y ayudAO que retumbaron de tosquedad en medio de la noche-. Hubo momento incluso en el mismo hasta para el involuntario homenaje a la chorrada zetapeica –compruébase de nuevo que todo se pega- cuando para la posteridad y acerca de los nuevos votantes que a su partido apoyaron, aseveró, como antes hizo Aguirre, que “les aseguro que no se van a arrepentir NUNCA”, -¿y cómo puede cosa tal saberse?- lo que a estas alturas del film subvencionado suena más bien cómico y resulta ser facilísima munición regalada al adversario para dentro de dos días. No se sabe si es que desconocen hasta tal punto la naturaleza de la política, o conociéndola tratan de engañar… ¿a quién? En verdad que hay que ser espeso para despacharse así.  
    
     En suma otra clamorosa ocasión perdida y la demostración de cierta contumacia por parte de los líderes de la Derecha en la ignorancia de conocer elementales pautas de la comunicación política en las sociedades mediáticas. Aunque nada tengo que ver ello con la calidad gestora que luego se pueda –o no, que diría Rajoy- demostrar, resulta el comprobarlo de nuevo bien penoso para todos los que incurrimos en el abominable pecado de considerar como los menos malos de todos –a despecho de la demagogia utópica, tan guay sobre el papel, tan déspota en la realidad-  a los principios liberales. Acaso tenga Obama que llamar también por teléfono a éste y dictarle un par de cositas al oído.



(Sigo, gracias a San Blogger, sin poder responder a los fraternales comentadores de mi blog ni dejar tampoco comentarios en los blogs amigos que sigo… ¡porca miseria! Me siento así un poco maniatado, en fin, un abrazo a todos)

viernes, 27 de mayo de 2011

Los discursos genoveses

    
     Vale, habían ganado las elecciones autonómicas y locales. Lo habían conseguido. Habían reunido esta vez más apoyos de los electores a sus propuestas que nadie. Mas, como dice Voltaire, “no es suficiente conquistar, se debe aprender a seducir”. Tenían debajo a algunos cientos de entusiastas. Tenían sobre todo al otro lado de las pantallas a millones de españoles, a una nación atravesada por múltiples y emborrascadas discordias,  unos comicios generales a la vista y,  aunque imposible es el contentar a todos, hasta al más novato de los estudiantes de ciencias políticas se le alcanza la extraordinaria importancia de esos Discursos de la Victoria en orden, de un lado, a disipar temores infundados, y a cohesionar y remover la adhesión en torno a ellos de quienes les apoyaron y de quienes pueden entonces sentirse atraídos hacia su causa si  saben presentar de forma adecuada la misma en el momento del triunfo y de la asunción de la responsabilidad del Poder que habrán de ejercer sobre los ciudadanos, de otro.
     No hablo aquí de plantificar desde el balcón genovés unos soberbios discursos cuajados de floripondios merengosos y redichas grandilocuencias sin tino, -es decir, no hablo del muá- sino de la crucial trascendencia en la comunicación pública de presentar de forma sugestiva el mensaje político básico que se quiere trasladar a la ciudadanía, cara a movilizar sentimientos de aprobación y de aceptación hacia el futuro gobernante. Esos relevantes contenidos hay que prepararlos a conciencia, porque se trata de un momento clave, que casi todo el mundo sigue con la mayor atención y del que extraerá una sensación difícil de modificar luego.
    
     Los mandamases del Partido Popular –tan odiosos ellos para mí, you know- no lo hicieron, a mi juicio, y una vez más despreciaron las más elementales pautas de la comunicación política en las sociedades de masas, aquellas que consiguen la creación de invisibles pero indisolubles lazos de lealtad o de animadversión hacia determinados políticos entre los gobernados. No en otro lado radica, en mi opinión, sobre todo el éxito de Obama, excepcional orador donde los haya, cuyos brillantes discursos, escritos y pensados por auténticos profesionales, trabaja él al milímetro y pone en escena primorosamente. Más aún en España donde, como consecuencia de los valores culturales dominantes, la aproximación a los líderes sociales tiene en mucha mayor medida un carácter visual y oral que escrito.  El resultado aquí: Gallardón o el discurso pelota, Aguirre o el discurso meramente utilitario, Rajoy o el desolador Anti-discurso. Cierto es que en los tres confluían motivaciones personales distintas y que el mayor yerro, a mi juicio, por eso mismo, recayó sobre todo en el lider nacional.
    
     A Gallardón, que es, de los tres espadas genoveses, aquel cuya gestión menos estimo, le observé dos discursos radicalmente distintos, salvo en una nota común: hacernos olvidar a todos que en realidad había perdido él apoyos populares. Así, para la alocución primera, que llevó a cabo en el Ayuntamiento, elaboró un discurso espléndido, éste sí que trabajado a conciencia, hilvanado y fluido, con acertada entonación y precisa gesticulación,  eficaz y emotivo, en el que las palabras atrapaban por su trabada cadencia y por su perfecta elección para mostrarnos con ellas su sincera predisposición a luchar contra el desempleo entremezclada con el emocionado recuerdo a su padre y a la quinta mayoría absoluta consecutiva por él conseguida. Parecía más un estadista que un edil, ya digo, y daban ganas, te lo juro lector mío, de abrazarse a él sobre la misma pantalla. Sensacional.
     Luego en el balcón de Génova se le vio mucho más atropellado, manejándose más con abstracciones genéricas que con eficaces imágenes concretas y excesivamente inclinado, creo yo, a encomiar con insistencia los excepcionales méritos de Rajoy, al que una y otra vez levantaba el brazo de ganador, pese a que no había en realidad Rajoy ganado nada, anticipando acaso en exceso más un deseo propio, que a su propio interés conviniera, que sugiriendo a los electores el considerar  la conveniencia del mismo. 
    
     Esperanza Aguirre, la que, para mí, con mayor bravura se expone siempre de frente en el combate ideológico contra las recetas izquierdistas, no en vano es su genuina Bestia Negra, (para Peces, para Tomás Gómez, para El País, para los sindicatos, para los Indignados, para la Humanidad, vamos) hizo a mi entender un discurso gélido, insuficiente y en exceso pragmático. Ella sí que contra todo había ganado con claridad   (52% de los votos, cinco escaños más pese a los cuarenta mil votos menos que en 2007) y perdió una gran oportunidad de indirectamente reivindicar ante todos su genio y su logro. Se la vió un punto incómoda y algo apagada en el balcón genovés, como molesta porque fuera Rajoy el que capitalizara su éxito. Habló así en genérico del éxito del “Partido Popular” y apuntó hacia el gobierno instándole a convocar elecciones para que… el PP vuelva a la Moncloa, lo que siendo una aspiración suya legítima, es declaración de parte, y no es precisamente lo que en concreto más puede desear escuchar la mayoría, en la medida en que antepone el medio propio al fin que debe ser hacer frente a la pavorosa crisis económica e institucional.
    
     Convergieron al fin los focos hacia Mariano Rajoy, el secretario general del partido ganador, cierto, el candidato in péctore al gobierno de la Nación, el que tenía ante sí, pues, una ocasión única de proyectar ante la nación entera, en un momento más que propicio por el triunfo, un mensaje aglutinador y movilizador de simpatías hacia su persona de ser él capaz con elocuencia de hacerse mirar y admirar por el respetable con un mensaje elaborado y atrayente. Pero a  la disección del pufo rajoyesco te convoco yo para la próxima,  lector mío, que ya está bien por hoy de reclamar tu generosa atención.