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martes, 16 de mayo de 2017

Paseos



   Nadie en la historia del cine, creo, ha filmado con maestría superior a la de Woody Allen en casi todas sus películas las escenas de los paseos urbanos de sus protagonistas, que son, bajo su arte supremo, estrictos momentos realistas y emblemas y promesas de la más romántica plenitud a la vez, paréntesis dorados en el Tiempo y fuera del Tiempo al tiempo,   ingrávidas burbujas de complicidad e idílica ilusión que a los dos enamorados sumergen e integran en el corazón vital de la urbe a la misma vez que les aíslan y elevan, a salvo de las asechanzas de la misma.  

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viernes, 12 de mayo de 2017

Por los cielos con Woody Allen: Midnight in Paris

   


   De verdad que yo ansiaba reconciliarme con Woody Allen, porque a los grandes amores, a quienes tanto te aportaron y aportan, si no eres un vil desalmado, es preciso darles oportunidades. Así es que, tras el averno de “Vicky Cristina Barcelona” (2008), tras el purgatorio de “Conocerás al hombre de tus sueños” (2010), decidí probar otra noche con “Midnight in Paris” (2011) y… ¡hasta el mismo Cielo me transportó! ¡Ahora sí, qué elaborada y preciosa película! Qué festín para la inteligencia y la sensibilidad. Allí deslumbrantes una vez más el ingenio, la imaginación, la gracia y la lucidez a raudales incardinadas en una peli, a mi juicio, maravillosamente ensamblada.
    Allí de nuevo esa desarmante facilidad, ese arte de Allen para, como los más grandes creadores, hacer siempre la misma película y que nos parezca ésta siempre encantadora y fresca como ninguna. Como la historia –diálogos, personajes, situaciones- aparece ahora, a mi juicio, bien hilvanada y redondeada, las bonitas postalitas de París, las músicas maravillosas, el esmerado cromatismo de las composiciones, todo entre sí se imbrica y multiplica exponencialmente sus artísticas resonancias. Si disfrutamos secuencias comiquísimas, reflexionamos con agudas disquisiciones existenciales al hilo de la acción, y también nos enternecemos con escenas de un romanticismo delicioso.
   El momento en el que los dos personajes centrales, por un momento ingresados en la Belle époque, bailan lento bajo los dulcísimos acordes de la Barcarola de Hoffmann es tan bonito, que las lágrimas acuden espontáneamente a tus ojos, tal es su magnética belleza.  Y eso, que terminas, más que de ver, de vivir “Midnight in Paris” con una sonrisa celestial incrustada en el rostro. Como que estás, una vez más, con Allen en el cielo, con Allen on heavens, much much heavens.  

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martes, 31 de enero de 2017

Con Woody Allen en el Purgatorio

    


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   Tras el feo infierno de Vicky Cristina Barcelona (2008), quería a toda costa reconciliarme con Woody Allen, pues sin duda le quiero yo mucho, porque él me ha dado mucho, muchísimo, así es que me puse a ver Conocerás al hombre de tus sueños (2010). Deseaba reconciliarme, sí, con el cineasta de mis sueños… y lo conseguí sólo en parte. Al menos aquí sí hay una historia posible, hay diálogos, hay risas, hay ingenio, hay personajes y situaciones encontradas, hay sentimientos y una ácida visión de la existencia a considerar… pero, ah, todo sin rematar, deshilvanado, deslavazado, todo sin solidez ni coherencia interna, sin la necesaria densidad argumental, todo hecho como a la carrera y sobre la marcha de la ocurrencia… habitual, con los personajes sin acabar y la trama sin nunca cuajar del todo ni alzar el vuelo, sin engarces consistentes esos retales … Así es que, aunque no me lo pasé mal, a medias nos dejó también a nosotros la peli, agridulces y ambipensantes, y no nos acabó de catapultar esta vez Allen a las elíseas regiones de sus mejores obras, ni fu ni fa, ni Hopkins, ni Banderas, ni la Watts. En el Purgatorio nos quedamos.

  (Sin duda nos parece que hace –escribe y dirige- Allen demasiadas películas -muchas de ellas buenísimas, ahí reside su incomparable genio, otras no tanto-, pero es como si el hacer cine resultara algo medicinal para él, un bálsamo y una receta que por prescripción facultativa necesitara cada año llevar a cabo obligatoriamente para no despeñarse, como diría él, entre el atroz vacío de la existencia… o de otros fantasmas peores) 
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domingo, 15 de enero de 2017

Cuando Woody Allen encontró a Roures (y juntos nos timaron a todos)




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   Pues no, no había podido ver “Vicky Cristina Barcelona” hasta anoche. ¿Y? … ¡Madre Santa del Amor Cochambroso, pero qué despropósito de película, qué gratuita y boba estupidez sobre la pantalla! Impropia e indigna en Woody Allen desde luego. Era de pellizcarse, ciertamente: ni una sola línea siquiera vagamente graciosa en una de Allen, -sé que tiene pelis serias, ésta no lo es- ni una línea valiosa en todo el film, ni pretenciosa siquiera, nada salvable, nada, pues hasta las postalitas bonitas de Barcelona y Oviedo, por ósmosis junto a lo pésimo, daban grima. Era difícil averiguar quién estaba más ridículo allí: la morena, la rubia, Pé, Bardem, el que hacía de padre de Bardem, el marido de la morena, la amiga de las dos, el marido de la amiga de las dos… sobre todo Woody Allen, creo yo, y Roures, su estelar productor, colocándonos esta estúpida nadería de contrabando. Qué papelones. Ya esa absurda amalgama yuxtapuesta y pueril del título por sí sola habla. Escribí aquí, a propósito de “Blue Jasmine”, que hasta la peor película de Allen contiene tres o cuatro brochazos geniales que dan sopa con honda al resto. Me retracto: Allen aquí, asociado con Roures, no da una, nos toma el pelo, trinca el dinero y corre. Una ful de Estambul, una mona de Barcelona, vamos.
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viernes, 29 de julio de 2016

La sorpresa de Blue Jasmine

    

   
   Diríase que Woody Allen, ochenta y pico tacos ya, necesita hacer cine para sentirse, más que vivo, un hombre digno. Es, por supuesto, un genio extraordinario, de cuyo talento inmenso sólo nos daremos del todo cuenta cuando no esté ya aquí, si es que antes el continuo vómito de imágenes sobre las pantallitas en que consiste la vida hoy no acaba de liquidarnos por completo la sensibilidad y la memoria. Como es más que sabido, hasta en sus películas más rutinarias, más estrictamente terapéuticas, diríamos, encontramos tan notables brochazos que valen ellos solos más que toda la obra de tanto autor.
       Pero ya cuando de tanto en tanto construye Allen una de sus acabadas obras magistrales –y posee ya en su haber más de docena y media indiscutibles, díganme, plis, autor comparable- una vez más se nos vuelve a revelar Grande entre los Grandes del Arte. Es el caso, a mi modo de ver, de Blue Jasmine, a cuya gozosa vivencia, mucho más que mera contemplación, la otra noche pude asistir. Es maravillosa la historia y el retrato de una dama que allí Allen logra, la agridulce peripecia de esta bella ricachona caída en desgracia, en la que se apunta también ya la decadencia física,  juguete rotísimo, pues, y por eso mismo conmovedoramente humano, del todo perdida -acaba como empieza, hablando sola, enajenada- en el laberinto de sus prejuicios y de su hipocresía.  
      Ha de en su vía crucis recurrir la gran Dama a su hermana, en sordina el otro gran personaje de la peli, a la que siempre despreció como una boba y vulgar perdedora. Es fantástico el dramático contraste entre una y otra, es decir, entre uno y otro mundo, el sofisticado y el mediopensionista, y el artístico pulso con el que Allen, mezclando como sólo él sabe las situaciones divertidísimas y las más amargas, las observa y expone, sin idealizar a ninguna, sin despreciarlas tampoco, mostrándolas en sus respectivas grandezas y miserias. Consigue así, claro, sobre un trasfondo muy pesimista sobre la condición humana, que con hondura nos resulten creíbles, cercanas, de carne y hueso. Qué decir de los diálogos de Allen, certeros y a la vez ingeniosos, inspiradísimos, al servicio de la acción, de una brillantez y enjundia al tiempo, insuperables.
    Y en fin, la peli no resultaría tan preciosa sin el recital interpretativo que del personaje principal Cate Blanchett nos borda: esa composición suya como de animal de caza mayor atrapado y abatido, que se revuelve contra la red de la trampa que ella misma se tendió, de leoparda extraviada y a la deriva, vulnerable y temible un segundo después, y al revés, esas violentas transiciones en sus gestos y en su rostro sin solución de continuidad, alcanzan una pericia difícil de olvidar.  Por todo ello, con la Blanchett decimos nosotros: Merci Beaucoup, Mr Allen
    

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viernes, 6 de mayo de 2016

La vida imita ahora a la Telebasura



... Y Woody Allen dijo: "La vida no imita al arte, imita a la mala televisión". Lo dijo en "Maridos y mujeres", y es una más, frase y obra, de sus muchas genialidades, tantas y tan logradas casi todas que no las valoramos como merecen. Tan genial, claro, que como sabemos, a él mismo, a su desigual vida, se le puede aplicar esa agridulce moraleja. Lo malo de estos tiempos es que, si el arte propone a las personas, que no ángeles, un engrandecimiento espiritual de la vida, animándonos al menos a no conformarnos con lo que somos, esto es, nos incita a una tensión ascendente hacia la excelencia, la Telebasura dicta un estrechamiento bajuno de las experiencias, un apurar la Caída y aún el revolcarse sobre esas heces, y que encima sus adictos consumidores se muestren bien orgullosos de su burricie y de su molicie.




Aquí arriba, si lo pinchas, (si no puedes verlo aquí, lo puse también en el post de ayer) el vídeo con Alfredo Urdaci valorando en su Telediario mi libro: 
   “Son las historias de Armando, un cuarentón al que le ponen la maleta en la puerta de casa y tiene que recorrer de nuevo el camino de lo sentimental. Descubre que es un minusválido del sentimiento, un hombre al que todo le sale mal, un paria del afecto, un hombre patético al que todo le sale al revés. En lo que le pasa hay también una gran carga de ironía y de crítica hacia el mercado de los sentimientos, hasta el punto que uno acaba sintiendo una piedad desternillante por este antihéroe que tiene en estos relatos una voz auténticaSE VAN A REÍR HASTA LLORAR CON ESTE LIBRO, llorar de piedad por este hombre perdido, este bobo con ínfulas”. "Disfruté mucho con las Historias. Sigue escribiendo", me dijo Urdaci también.
   ¿Tienes que hacer o hacerte un buen regalo? LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON INFULAS   154 pgs de humor, amoríos, aventuras e ilusionesPersonalmente dedicadas. Escríbeme a   josemp1961@yahoo.es  Es muy sencillo. 10 E por correo ordinario a la dirección de España que me digas, no tiene por qué ser la de tu domicilio, la de cualquier local público que conozcas, el que sea.   


martes, 8 de octubre de 2013

Mi Ideal de vida



    Me gustaría de mayor ser George Clooney, el Gotha progresista que él representa. Sostenía Woody Allen, graciosillo, que desearía él reencarnarse en las manos de Warren Beatty, el mítico seductor de miles y miles de mujeres, ante sus encantos rendidas y licuadas. En realidad esa preferencia de Allen sólo revela su mezquino trasfondo hedonista e individualista. Lo de Clooney, dónde va a parar, es, en todos los órdenes que sopesan la valía de lo humano, infinitamente superior.
      
   A una mucho más numerosa cohorte de mujeres a sus pies encantadas –lógica cosecha de la mundialización de la economía cinematográfica- añade Clooney una incomparable superioridad de orden moral, es decir espiritual, pues, sobre el temporal abrazo de tanta carnes, abraza Él además, siendo inmensamente rico, la Causa de los débiles, de los humillados, de los infraproletarios del mundo en estos tiempos perrunos. La cuadratura del círculo, pues: aborrecer el genocida sistema capitalista y a la vez vivir en Beverly Hills le parece a uno toda una anagnórisis brutal: la Consumación de los Tiempos, vamos.  
       
   Dijo Maribel Verdú, representando quizás a los clooneys de aquí, cuando los Goya, después de acordarse de las pobres gentes que por causa de la crisis ha perdido sus vidas, que es este en que vivimos un Sistema podrido que permite a los Ricos robar a los pobres. Podría pensarse entonces que se reduce todo –como siempre, digas tú lo que digas- a un mundo dividido entre bienaventurados pobres y odiosos ricos, estos que, como sabemos, la misma posibilidad que un camello de pasar por el ojo de una aguja tienen ellos de entrar en el reino de los Cielos. Pero no. Hay una clase de Ricos divinos que reinan además en los corazones de las muchedumbres: los Ricos solidarios.
     
   Los Ricos progresistas son los auténticos Héroes morales de nuestro tiempo: sus inmensas riquezas en nada difuminan el aura de su sobrenatural bondad. ¿Acaso no firman mil y un manifiestos en pro de los desheredados de la Tierra y de la Dignidad del ser humano? ¿Acaso no exigen a los gobiernos, insobornables y vibrantes las poses, unas políticas más socialistas? ¿Acaso no actúan gratis et amore para mil y dos oenegés? ¿Acaso no pagan ellos sus impuestos? Son solidarios, so berzas.
     
   Cómo comparar esa descomunal estatura moral, esa generosidad y esa entrega sin fronteras al Mundo, con la avarienta y rácana mentalidad pequeñoburguesa del explotador tendero de la esquina.  Los Ricos progresistas acumulan así sobre su humanista figura todas las cimas del prestigio, material y espiritual a la vez: gozando de las ventajas terrenas de una existencia opípara y elitista –los Impuestos, aun siendo casi confiscatorios, en fenomenal misterio en poco menoscaban al cabo su real status de vida - son venerados además desde el fondo del corazón por las más pauperizadas muchedumbres.
    
   Y si además son guapísimos, si a su paso se les derriten a diestra y a siniestra, patricios y plebeyos, intelectuales e ignaros, ni te cuento. Por si lo anterior fuera escaso dividendo, se aseguran encima la Buenaventuranza futura: la Historia sin duda les registrará para siempre  entre el puñado de almas más nobles y altruistas, visionarias y comprometidas siempre con los anhelos de un mundo mejor y más justo, toda esa música celestial para el arrullo de las generaciones venideras.

     De ahí, ya te digo, lector, toda la nostalgia agazapada en el espíritu de uno por, caso de tener una segunda oportunidad sobre la Tierra, ser  todo un  Clooney.


LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm, cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

viernes, 2 de noviembre de 2012

Barceló, ese artista



  
    Mira, esto puede que se lo contara Woody Allen a Guardiola durante su Última Cena en Manhattan,  pues es el gag de una de sus películas:

   -verás, Pep, sale un tío al escenario y desatado, vomita y vomita sin parar. La gente se troncha y aplaude entusiasmada. El menda se encara con el público: ¿De qué os reís idiotas?  ¡Esto es Arte!
-“Oh, muy bueno, muy bueno” acaso le susurrara Pep, a la vez que el impulso del gag le removiera por dentro otoñales hojas de hispánicos recuerdos.
  
   ¡Claro! Qué otra cosa sino una gigantesca vomitona resultó la famosa cúpula de Barceló para la ONU. Total, sólo costó el colosal regüeldo 20 millones de euros, pagados en parte para más inri con fondos para la Ayuda al desarrollo. Al parecer el vomitante faraute se apalancó para sí no menos de 6 millones de esos veinte, y con gusto de dejó fotografiar con mono de albañil y gesto de Miguel Angel, protegido eso sí por máscara dotada con careta antigás durante el making off de su mundial pestilencia. Asistieron a la magna inauguración de la bárbara regurgitación nada menos que el Rey de España, el Presidente del gobierno de la nación discutida y discutible, y el Ministro de Exteriores de España, ante los que el Artista vomitón debidamente se prosternó.
    
   No se explica aún como la acrisolada sensibilidad social de Zapatero y de sus supporters pudieron permitir ese dispendio, 20 millones de euros, el dolor en el alma por las vidas tronchadas de tantos pobres que debió entonces afligirles.
   Bueno, pues héteme aquí que llega ahora el, a costa del Estado español y por puro capricho presidencial, multimillonario Artista vomitón y dice tan pancho que es que él es... “un separatista radical, que separaría –de España- no sólo Cataluña y Baleares, sino trozos minúsculos… Tengo miedo de que todo esto de la independencia sea una manera de no hablar de lo esencial. Se le puede llamar crisis pero es una estafa general”. Qué talento, sr Barceló, qué talante.
   
   Sólo en un país que se tiene tan poco respeto a sí mismo, sólo en el seno de una sociedad inane, que tolera esta cínica sinvergonzonería de la mano de quienes encima con vileza nos han atracado es posible este vomitivo episodio.


Post/post: gracias a Winnie0, a Josito, a Juante, a CLAVE, a Tamara -enhorabuena y gracias por ese libro- a Mónica por dejarme aquí sus aportaciones, por bloggear a mi lado ayer, GRACIAS.
   

miércoles, 31 de octubre de 2012

¿Es que Woody Allen cobra por cenar con él?


   
     Pasmoso, desde luego, lo de Guardiola pidiéndose en el corazón del Imperio cenotear con Woody Allen (un provincianismo forretis similar al de Big Garzón cuando anduvo de parranda con Kissinger), pero, ¿no resulta más pasmoso aún el que W Allen aceptase el cenoteo? El mismo Señor que el día que le entregaban un Oscar se fue a tocar el clarinete a un tugurio, acude encantado… ¡a la llamada del ex -entrenador de un equipo de futbol de un país de cuyo nombre nadie quiere acordarse si no es para trocearlo! ¿Qué fue de la mítica misantropía con que el neoyorquino cineasta se adornaba?
   
   Hombre, si en vez de Guardiola, hubiérase tratado, qué se yo, de Shakira, todavía podría entenderse el libidinal impulso del provecto genio americano… pero ¿con Guardiola?, ¿cuál sería el móvil que le animaría a romper su tan amada rutina? ¿De qué hablarían, aparte de lo muchísimo que Pep lo admiraba, y de las cuatro frases de repertorio que Trueba le habría para la ocasión preparado? A palo seco resulta, desde luego, todo un contradiós la situación. Puesta en un guión la tirarían a la basura por del todo inverosímil, vamos.
    
   A no ser, claro, que es que hállese W Allen, como tantos Amos del Universo ahora mismo, “necesitado de liquidez” y previamente pasara la minuta por su graciosa compañía al lado de Pep, habida cuenta de lo publicitada que resultó luego ser la dichosa cena. Lo que te debe de golpe “intelectualizar” el zamparte, un suponer, un pato a la naranja al lado de Woody, oyes. Se sabe que al festín acudió también el inefable Roures, el multimillonario trotskista propietario de la Sexta y de los derechos del fútbol español. Fue él quien al parecer tramó la movida. Y su presencia, claro, es el bucle preciso que enlaza a ambos genios, pues si por una parte es público que ha “colocado” al hermano de Pep en su Grupo, fue por otra  co -productor del bodrio alleniano “Vicky, Cristina, Barcelona”, esa faena de aliño por la que Woody –postalitas de Barcelona incluidas- se apañó un suculento pastizal.
  
   De manera que la presencia del magnate Roures  nos aclara un poco el enigma. Con todo, lector, trata de representarte la escena: nada menos que el huraño creador de “Hanna y sus hermanas” compartiendo mesa, mantel y noche con un  tal Pep y con un tal Roures, más las respectivas. Da un poco de pena el imaginarse al admirado W Allen enfangado en esas fenicias componendas, como un nuevo Salvador Dalí “ávida dollars” a sus años. ¿Toma el Dinero y corre, again, Woody?
   ¿De qué hablarían, decíamos? De El apartamento, claro. Primero, de el de Guardiola, tan cool. Luego del inmortal de Billy Wilder, esa tan amarga como extraordinaria historia sobre el arribismo social. Ahora que lo pienso: desparpajo para pontificar sobre ello no les falta a ninguno de estos tres mosqueteros.   



Post/post: gracias a Juante, a Winnie0, a Juan Carlos, a Santi, a Norma, a MAMUMA, a Inmaculada Moreno H, a Anónimo, por dejarme sus valiosas palabras en el blog - aunque no creo que envidia ante el Rico Guardiola sea el mío pecado-, por bloggear ayer a mi lado, GRACIAS. 

martes, 30 de octubre de 2012

Guardiola, un filósofo en Central Park



   
   No sabemos si en este perro mundo la Filosofía en general tendrá o no futuro, pero al menos la rama guardiolana del Saber sin duda lo tiene esplendoroso. Véase si no a su Sumo Pontífice, en interminable año más triunfal que sabático, impartiendo doctrina orbi et orbe, como todo un gurú, en fenicias macroconferencias delante de abarrotados y estremecidos auditorios, como si ante otro Bill Gates estuvieran. Véase si no su espectacular aterrizaje en el Apartamentazo de Nueva York, en primera línea del Central Park, su estelar cenorrio nada menos que con Woody Allen, que es a su vez como el Papa de Manhattan. ¿Qué ha hecho el Guardiola filósofo para merecer esto?
   
   Tienen los sabios justa fama de ser expertos en adivinar el pasado, pues  les pilla siempre el Futuro en fuera de juego, por decirlo en términos futboleros. Claro, cuando desmenucé los datos del Apartamentazo de Guardiola en Nueva York (24.000 euros/mes, en el exclusivísimo rascacielos Ardsley del Upper West Side, 350 m2 de minimalismo fetén y majestuosos ventanales, cálidas tarimas y hasta piano de cola) me vino a las mientes, por contraste, la fabulosa charleta filosófica, patrocinada por el humanista Banco de Sabadell, (ver Mío blog de 3-11-2011) que hace apenas un año se trajo con Fernando Trueba acerca precisamente del Futuro.
     
   “No podemos pensar que los políticos nos arreglarán las cosas. O lo hacemos nosotros o nada.”, sentenciaba allí todo indignado Guardiola, autoincluyéndose como el que no quiere la cosa en el pelotón de las víctimas del Sistema. “Si no me quieren, me echarán y haré lo que salga”, añadía, como si de un pelanas buscavidas de Lavapiés se tratara. De ahí a despedirse cuando le dio la gana de su club, a plantarse luego en jubileo entre las elitistas entrañas mismas de la metrópoli del Capitalismo genocida,  a declararse desde allí independentista, a facturar como conferenciante de cinco estrellas y a cenotear por todo lo alto con el autor de Vicky Cristina Barcelona, media el abismo de toda la cínica impostura que a unos cuantos deliciosos prohombres de nuestra vida pública, venerados además por las masas, se les permite.
     
   No sabemos a los demás lo que el incierto Futuro habrá de depararnos, pero no parece muy arriesgado sostener, a la vista de tamaña sabiduría, que el de Guardiola viento en popa y a toda vela va.


Post/post: gracias a Juante, a Aspirante, a CLAVE, a Helio, a Sonja, a Winnie0, por redondear con sus reflexiones mi blog, por hacerme pensar, por bloggear a mi lado ayer, GRACIAS.

lunes, 8 de octubre de 2012

Diane, Diane (Poessía treinta y cinco)




Oh, Diane, Diane
cómo necesito hoy
el chispazo alegre de tus ojos
que le ríen siempre al mundo,
almendras fulgurantes,
por más que pongas tú
la boca luego muy seria.

Una ardilla revoltosa
brinca sobre tu chaleco desenvuelto.
Las aves de Central Park
pespuntean solo tu recuerdo.
Allen reúne para ti
un ramo de relucientes margaritas.

Qué medicinales hoy
los trinos de quien en España
te doblaba a tí la risa,
quién será esa mujer
con esa caricia volándole en la boca,
el elixir de aquel sándalo
que absorbía a rastras hacia su aura,
esa risa más tus ojos
que clausuraban mi mundo,
que redondeaban una promesa,
que vengan hoy hacia mí,
que se posen en mis hombros,
que me vivan en el pecho.

Aplastar con ellos hacia el fondo
hacia la ciénaga del olvido
el mordisco de la Señora
su farruco ladrido acre
al bulto de mi insignificancia
que ante ti, Diane, ante tus ojos,
ante quien en español te doblaba las risas,
esa fórmula doble de la vida plena,
se cree y todo relevancia. 


Post/post: gracias a CLAVE, a La Sonrisa de Hiperion, a NVBallesteros por molestarse en dejarme su compañía, por bloggear ayer a mi lado, GRACIAS.

sábado, 6 de octubre de 2012

Espejos cenitales


   
   Feliz como perdiz caminaba por el abarrotado vestíbulo del centro comercial. Nadie, por los gestos o por la expresión de la cara, anodina a más no poder, podría adivinárselo, claro, -de la misma manera que no notaba él las comedias, los dramas y las tragedias mayores o menores que estarían sin duda desarrollándose en el interior de cuantos le circundaban- pero era el hecho cierto que se sentía sin duda atravesado de júbilo.
      ¿El motivo? Pues que, de repente, mientras se dirigía a comprar suavizante para la lavadora, como una palmera gigante de fuegos artificiales, le había estallado en la chola la flor genial de una metáfora grandiosa para el poema que, en pago ideal por el gusto que le había dado su libro de memorias (ver blog 22-7-12), le tenía prometido en el blog a Diane Keaton
   
   …Tardes ocres de Central Park, esplendor caedizo del otoño neoyorkino, alfombrados de hojas amarillentas los senderos, Diane y Woody en un banco chismorreando alborozados sobre los estrafalarios viandantes, una ardilla revoltosa que de improviso ante ellos se plantaba, el susto y pánico de Allen, las risas en do mayor de Diane, ardilla que de un salto se posa sobre la maxifalda color calabaza de Diane, sobre sus muslos, una caricia mágica en el parque, como en un cuento infantil, la metamorfosis allí… sí, la tenía, la tenía, no llevaba lápiz para anotar la Imagen, no hacía falta, no se le iba a olvidar, ah, qué fantástico…
     
   En fin, una de esas nimiedades que a un bloguero anónimo pueden llenarle de una alegría incomprensible y medio loca, que pueden catapultarle sobre el marasmo de los días grises. Entonces tomó unas escaleras mecánicas que, en correlato con su insensato alborozo, le ascenderían hacia las alturas de una planta superior. Casi se le dibujaba ya el asomo de una sonrisa en la cara cuando elevó la mirada hacia arriba. Hubiera querido, quizás, encontrar allí el azul de un cielo… pero fueron espejos cenitales lo que halló.
   Cuando estos le devolvieron y le confirmaron, inflexibles y fiscales, desde un ángulo y desde el opuesto, la deforestación creciente de su perola, los estropicios irreversibles que obraba la Vida en su cogote, ese calvero yermo, esa descalabradura –oh, infausto aura- que abría el Tiempo en el cénit de su cabeza, que tan indefenso frente a tantos  peligros abstractos le dejaba… de golpe se le heló todo el contento que  traía.
  
  Cerró un instante los ojos. Notó de manera inequívoca entonces rodando escaleras abajo, como un preciado jarrón de vidrio haciéndose migas y pulverizándose contra los hierros, el precipitarse y el estruendo al quebrarse, hasta del todo desaparecer cualquier rastro suyo en la memoria, de la grandiosa metáfora, de la ardilla revoltosa, del Central Park en otoño, sí, en otoño.   


Post/post: gracias a  Bucan, a Jaime, a Mateo, a CLAVE, a Xad Mar, a Cesar, a Juan Carlos, a David Gerbolés Pérez, a Ly Rubio, a Winnie0, a Mónica, a Zorrete Robert, a Cesar, a MAMUMA, a Juante, a Winnie0, a Zorrete Robert, a La sonrisa de Hiperión, por mejorar con sus palabras y reflexiones este blog, por hacerme pensar con sus ideas, por bloggear a mi lado, GRACIAS.

lunes, 23 de julio de 2012

Flores de Diane


   

    Diane, Diane, no has llegado desde tan lejos para tan rápido esfumarte. Deja antes que esparza por mi blog algo del aroma invasivo y sutil  de tus palabras, que lo vistan de su prestancia, como si volcara sobre todo él  un contenedor de pétalos que de una belleza prestada esta vez lo engalanaran hacia lo hondo:
   “Mi madre no terminó sus memorias. Recuerdos. Recuerdos perdidos. Recuerdos inacabados. No me di cuenta. Estaba demasiado ocupada para advertir la importancia de que emprendiera la tarea de escribir unas memorias, o para ayudarla dándole ánimos. No sé ni si llegué a leer la carta de mi madre. Me contenté con dar por supuesto que se había librado de la carga de criar a sus hijos y que ahora tenía todo el tiempo que necesitaba para entregarse a sus ambiciones artísticas. Por supuesto, me esforcé por no saber qué sucedía. Tenía cosas más importantes en qué pensar”.
   “Al abrir un par de cajones para preparar unos bocadillos de queso calientes, encontré una cubertería grasienta: el resultado de la plaga que iba construyendo barreras en el cerebro de mi madre”.
   “Ser adaptado es empezar la vida con una pérdida. La pérdida nos ayuda a aprender a afrontar las despedidas. De hecho empezar sabiendo algo que los demás deberán aprender tiene sus ventajas. Ya tendrás las herramientas para ser más abierto a las múltiples formas del amor”.
   “¿Por qué nos crearon con sentimientos de amor, para que nos quedemos con semejante vacío cuando aquellos de los que nos hemos enamorado desaparecen de nuestra vida? No sabré la respuesta hasta que me muera y me una a quienes se han ido antes que yo: Jack, mi madre, Mary, Sadie, Cyrus el gato, y probablemente yo, la próxima”.
   
   “Hoy, antes de abrir el ordenador en el aparcamiento, he revivido uno de mis recuerdos preferidos. Woody y yo estamos sentados en los escalones del Museo Metropolitano, que acaba de cerrar. Observamos a la gente que sale del edificio con pantalones cortos y sandalias. Al sur los árboles están plantados en filas paralelas. El agua de la fuente sube veloz despidiendo gotitas que casi alcanzan los escalones donde estamos sentados. Miramos a las señoras de cabellos plateados y vestidos con estampados rojos y blancos. Separamos a los ratones de los hombres, a los turistas de los neoyorquinos, a los del Upper East Side de los del West Side. El vendedor callejero de pretzels nos vende una masa retorcida con grumos de sal encima. Hacemos los comentarios habituales sobre los chalados y nos imaginamos cómo debe ser vivir en un ático de la Quinta Avenida con vistas al Met. Nos reímos y decimos las mismas cosas de siempre. Nos cogemos de la mano y nos quedamos en silencio mientras el sol empieza a ponerse. Es una tarde perfecta. Con Woody hubo muchas tardes perfectas”.
     
   Y bien, Diane, muchas gracias por tus memories. Te debo, para cuando se pase el jaleo este de la Revolución pendiente que nos traemos en España, te debo yo un poema.


Post/post: gracias a Trecce, a Mónica, a NVBallesteros por dianekeatonear conmigo, por bloguear ayer a mi lado, GRACIAS.


    

domingo, 22 de julio de 2012

Oh, Diane, Diane, al fin solos


     
    Siempre me gustó mucho Diane Keaton, porque la encontré adorable en Annie Hal –éramos tan jóvenes-, porque estaba, y muy bien, en El Padrino, porque me la reencontré en ese golpe bajo que es Baby, tú vales mucho, porque el reencuentro fue ya toda una celebración en Misterioso asesinato en Manhattan, sobre todo porque es una actriz que sabe sonreír  sólo con los ojos, sin mover los labios. Esos ojos en almendra que se encendieran desde adentro.
   Entonces cayó en mis manos hará un par de meses el libro de sus memorias, “Ahora y siempre”. Lo picoteé un poco por la mitad, con intención sobre todo de ver los santos y… del todo me atrapó. Me dije, alto, alto, esto merece ir despacio y con buena letra lectora. Lo saboreé entonces de principio a fin, sin prisas, como deben hacerse las cosas que merecen la pena.
    
    Bueno, lo encuentro un libro maravilloso, y esto dicho de un libro de memorias, mayor mérito aún resulta. Escrito a raíz de la muerte de la madre, es en efecto un repaso de su vida y de su carrera pero llevado a cabo con una agilidad y con una destreza literarias más que cautivadoras y repletas de logros narrativos y expresivos.
   Es fantástico el tono desenvuelto y en apariencia liviano con que Keaton retrata –siempre en acción- las figuras de sus íntimos (familiares, pero también entre otros W Allen, Al Pacino, Warren Beatty, Jack Nicholson) así como su propia peripecia: sus inseguridades, la bulimia, la autocrítica, la maternidad tardía y bajo adopción, el dolor por la enfermedad y muerte de los padres, la vida). Siempre encuentra Keaton un recurso expresivo vívisimo y nada grandilocuente para trasladarnos con eficacia literaria esa emoción, esa reflexión.
    
    No sé, para mí alguien que escribe de su hijo, “me encantan tus ojos color chocolate, de alegría impenetrable, sólo tienes que entornarlos al sonreír para que el mundo parezca un buen lugar” o “los recuerdos son sólo momentos que se niegan a ser ordinarios” o ante la manta azul marino que cubre el cuerpo muerto de su padre “al menos estaba envuelto en el color del mar al atardecer” –hay decenas de fragmentos así de inspirados-  es una persona que posee un don singular.
    Tan bien escrito está el libro que, quizás al principio por pura envidia, llegó a escamarme tanta pericia. Una persona que escribe con esa maestría  ha desperdiciado su vida si –y de nada de eso se hablaba allí-, siéndole del todo factible como lo sería en su caso tras el éxito profesional, no ha desarrollado ese enorme talento en al menos un puñado más de obras.  Además, que si Diane Keaton, sobre las cualidades interpretativas que ya le adornaban, atesoraba también ese consumado dominio escritor, empezaba a cobrar para mí el perfil de una diosa demasiado perfecta para estos tiempos tan descreídos.  
   Encontré, tanto en la dedicatoria como en los agradecimientos, dos nombres repetidos (David Ebershoff , Bill Clegg), que por el Internete se sabe que corresponden a dos reputados escritores a quienes quizás haya que felicitar por haber puesto todo su arte al servicio de lo que Diane les iba contando. Las vivencias, los sentimientos, la vida que en el libro brotan, discurren y palpitan son los de Diane, y  fueron ellos quienes supieron darle esa forma tan artística. Me alegré en el fondo de  que fuera así, paladeé el libro como la extraordinaria obra literaria que para mí es,  pues hallaron ambos la fórmula mágica para tras las páginas hacerme a la vez partícipe de la intensa sensación de hallarnos allí  Annie Hall y yo al fin solos, y tan divinamente, oiga. 


Post/post: gracias a Bego por sonreir ayer conmigo, por bloggear a mi lado, GRACIAS.