Una catástrofe de besos

   

  Hubo anoche una catástrofe de besos alrededor de tu almohada, una hecatombe de caricias apenas bosquejadas derramándose junto a tu cuello y tu pelo. Creo que no te apercibiste siquiera, pues dormías a pierna suelta y bailaba tu pecho, bajo la camisola de Holanda, un vals centroeuropeo, ajeno al despeñarse de ternuras en su torno. A veces parecía que simularas ese vals, y que incluso una sonrisa como sonámbula se apuntaba en tu rostro por un momento, y que por entre los párpados un octavo de la brasa de tus ojos un instante aparecía. El rumor confuso y tibio de la amanecida anunciándose tras los ventanales, removiendo apenas los visillos de la estancia, sólo eso. Sólo era una quimera mía, claro, pues el Sueño de la Ilusión engendra bellezas que a nadie devoran, que sólo amejoran la mostrenca realidad de cada día, y al que el perfume de las noches de verano otorgan licencia y libertad plenas.   

Post/post: gracias a Araceli Vera, a Jaime, a MAMUMA por bloggear conmigo anoche. GRACIAS.