La marea negra del odio en su pleamar, sí. Si habremos visto desmanes en
35 años de democracia. Si habrán pasado por los hospitales asesinos,
terroristas de masas orgullosos de sus crímenes cobardes, narcotraficantes,
violadores de niños, crueles maltratadores, psicópatas retorcidos, en fin.
Jamás, sin embargo, vióse una estampa tan siniestra.
Cuentan que en el País Vasco
un comando etarra, que acababa de liquidar a una pareja de guardias civiles,
recibió de pronto, antes de abandonar el lugar del crimen, la inestimable
colaboración de algún lugareño: oye, que uno de éstos aún se mueve. Allá que
acudió el etarra a rematar al civil. No consta que diera las gracias luego al
atento vecino filoetarra que le avisó.
A un barranco de indignidad parecida descendieron esos “sanitarios” de La Paz (¿?), que con Cristina Cifuentes, intubada y con
respiración asistida, en estado grave, acudieron a gritar en público… que de
allí se la retirara y que a un hospital privado –como hiciera Bardem con su madre- se la llevara. Esa
impensable e infame manifestación pública –con algo en sus perfiles de
siniestra sesión de castigo polpotiana- por sí sola demuestra mejor que cien discursos
el especialísimo rencor con que una
parte de la Izquierda española –no hablamos de lumpen, no, de parados en
situación desesperada, hablamos de personas con trabajo fijo, bien integrados
socialmente por tanto, criaturas palmarias de la socialdemocracia, atiborradas
de buenísima autoconciencia- distingue a la Derecha española, contra la que literalmente vale todo (escraches, cerco a las sedes, desearles a gritos la
muerte, vituperarles mil veces de
asesinos).
¿Qué será lo próximo? ¿Jalear al héroe que le arranque el respirador a Cifuentes? Las famosas “mareas ciudadanas”, nítido germen de
maoísmo totalitario, ofrecen además la perfectísima coartada para, so capa del
más egoísta interés particular y gremialista, presentarse como los más
altruistas defensores de lo humano… que a los representantes derechistas hasta
el agua niegan. Pero tan brutal manifestación no sería concebible sin los
medidos tics de odio que los líderes políticos, mediáticos y sindicales azuzan
entre sus hooligans naturales.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen de la obra en post del 27-1-2013 y 1-2-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
4 comentarios:
Me parece que comparar el terrorismo con las protestas ciudadanas no es muy ecuánime, este artículo está cargado del mismo odio que se relata pero a la inversa.
¿No se pueden comparar aspectos concretos? No, yo no pido que en caso de accidente a ellos no se les atienda
Estimado José A.
Anteayer mismo, nada más bajar del avión, leía un artículo parecido en un periódico de gran tirada regional escrito por un convecino mío, reputado poeta y novelista en Galicia. Titulaba algo semejante a esto: "El declive de la Humanidad". Concluía que la manifestación a la que aludes era la constatación de tal aserto. He tenido que constestarle en el mismo medio más o menos en estos términos:
- Estoy seguro de que cualquiera de esos sanitarios que se manifiestan atendería al mismo demonio si se accidentara sin preguntarle a qué opción sexual o partido político representan.
- Habría que pensar profundamente porqué unas personas normales, no chiquilicuatres, ni perroflautas, ni menesterosos, ni agrios rencorosos por el maltrato de la sociedad, se manifiesta.
- No está en ellos el declive de la sociedad, sino que ellos denuncian el declive de la sociedad cuando ésta no puede responder de una sanidad pública o hacer que todas las personas que en ella conviven puedan comer tres veces al día. Ese y no otro es lo que me parece el declive de la sociedad.
Y ya no hablo del sistema económico que elijamos, sino que cualquiera que éste fuese, habría de asegurar a estas alturas de la civilización y por mandato divino y cristiano aquella mínima subsistencia.
Puedes llamarme buenista, tres días a la semana puedo serlo.
Un placer,una tarde muy agradable.
Apreciado Cesar:
-no, ellos pedían expresamente que a Cifuentes, grave e inconsciente, se le echara de allí.
-por qué se manifiestan así, bueno, yo he aportado unas razones, aunq me parece q no te valen, q se le va a hacer
-que sepamos hay sanidad pública; denunciar es fácil, lo difícil es articular un sistema que aúne eficiencia y bienestar social, el sistema q ellos propugnan me temo q ni lo uno ni lo otro.
Son las sociedades liberales las q históricamente más han conseguido en ese terreno.
Parece mentira q olvidemos no sólo la Historia sino la realidad de muchísimos otros paises con sistemas diferentes. El querer asegurar por mandato divino q todos los hombres tengan lo mínimo es cojonudo, sí. Y dos huevos duros, también. Puedes llamarme "malista".
Igualmente, Cesar, una tarde estupenda
Publicar un comentario