Ya antes más de una vez les espetaron
que en realidad los asesinatos de la ETA
le venían bien a los intereses del PP,
por encima incluso de la consideración de que a muchos de los suyos -al propio Aznar trataron de apiolarle- les costó
la vida enfrentar la barbarie etarra. Ahora reincide Tomás Gómez, esa lumbrera, en esa especie venenosa y
particularmente repugnante… sin que el PP
apenas se queje. El PP se alegra
de la violencia, ha dicho Tomás, ese
as. Ya hace días acusó, contra la verdad,
a las políticas de Rajoy de
las desgraciadas muertes de aquella familia de Alcalá de Guadaira, en línea siempre con la continua
criminalización, es decir, con la sistemática presuposición y acusación de las
más inhumanas y crueles intenciones a la
Derecha española, a la que aherrojar así en un perenne estereotipo odioso
ante la ciudadanía, en la que la Izquierda
Ultra y la Non Plus Ultra se complacen. Haría aquí la lista concreta de
muchas de esas ocasiones que así lo demuestran, pero como la Derecha española pasa
mucho de este mísero blog, también yo paso.
Dice Tomás, ese mandamás,
contra la verdad, “que los grupos de la oposición condenaron contundentemente los disturbios
registrados tras la Marcha de la Dignidad… (espera,
espera, que va)… y además lo condenaron más sinceramente que el PP, porque lo hicieron tanto en público como en
privado, no como el PP, que lo condena públicamente pero se alegra en privado (¿pruebas de tamaña acusación? ¿de ese
inquisitorial juicio de intenciones en toda regla?, ninguna, y qué más eso le da a Tomás)… los populares se alegran de
las situaciones de violencia porque tratan de deslegitimar una demanda y una
movilización que es absolutamente justa (y
que le gustaría a Tomás abanderar, vamos, sólo que esos “absolutamente justos”
ni por asomo le dejan asomar por allí el morro).
Es decir, señores del PP, que
dice Tomás, el líder de la leal oposición en Madrid, a ver si se
enteran, que, de las cabezas abiertas a los policías, del terror que muchos de
estos experimentaron, de la bárbara destrucción de mobiliario urbano público y
privado, de toda esa kale borrokada
de estirpe nítidamente filoterrorista, ustedes
–diabólicos, fariseos y arteros como nadie- mucho se alegran en privado. Criminalización redonda, círculo ya cerrado:
no sólo son sus prácticas de gobierno criminales, mucho peor, es que lo son
también sus intenciones, sus más íntimos móviles. Y que además ellos, los de Tomás, son mucho más sinceros, nomás.
(Se fue ya marzo, lector. Dime: ¿Te gustó la música que desenvolvió mi blog durante este mes? ¿Crees que soy merecedor entonces de que me pidas tú el mío libro? Gracias de corazón a quienes así lo habéis hecho, por, sin conocerme, valorar mi trabajo e impulsar de verdad, con hechos, mi escritura, por quererme un poco. El resto es ruido)
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