Gabilondo
pidió a los suyos respeto para los
Podemos y… ¡zasca! EL PAÍS publicó al día siguiente un artículo grande de Monedero, “Claro que Podemos” 17-10-14.
Escuchemos con atención la voz del Número 2 desde el púlpito principal de PRISA, institución nuclear del Sistema,
es decir de la Casta, según el mismo Cebrián
en brindis con la Vice Soraya el otro día en Barcelona confesaba.
¿Continuará la consigna monedera del leninismo amable?
Y tanto que continúa la formal amabilidad. Nada de apoyarse en este
momento en teóricos paracomunistas; para racionalizar ahora las tesis
propagandísticas se invocan a… ¡Tocqueville!,
-tócate los gabilondos hondos-, a Adela
Cortina, al profesor Aranguren,
venerables y respetables moderados ellos. Abundan eso sí, los poéticos florilegios filomaoístas, que
lo mismo valen para un roto que para un descosido, tan del gusto monedero: “Podemos demostrará que es posible mandar
obedeciendo… nada nos va a atar salvo la decisión de hacer democracia de manera
desatada… la emancipación sólo se entiende como democracia sin fin… cuanto más
das más recibes…”
Y auto-contención, mucha auto-contención programática en esta etapa. “Hemos venido (voilá el guiño mesiánico
mayestático) para remoralizar la vida
pública (quién ahora puede oponerse a eso), democratizar los poderes (todo lo que sea democratizar, dirá en soniquete el
ciudadano no avisado, me parece
estupendo) y recuperar el deseo de felicidad que como pueblo y como personas nos
merecemos”. Alto ahí, profesor, que con la felicidad hemos topado. ¿Y
qué categoría política es esa de la felicidad burocráticamente decretada desde
el Poder?
Ya, ya sabemos que la Declaración de Independencia norteamericana (1776)
sostiene que es derecho inalienable de todos los hombres, entre otros, la búsqueda de la felicidad, pero dice la
búsqueda; de ahí a pretender administrarla ministerialmente media un trecho
filototalitario por el que puede colarse el atroz Mundo Feliz de Huxley, más que dispuesto a okupar
monstruosamente, para asegurarse la perfecta doma y dominación de los
súbditos, cada resquicio de la libertad de las personas.
¿Y a qué recientísimo modelo nos recuerda y conduce este afán ministerial por la
prosecución de la felicidad, como pueblo primero y como personas
después? Al chavista, al mismo que los Líderes Supremos de Podemos no en vano
asesoraron. ¡Claro! Por eso en octubre del año pasado Maduro instituyó el
Viceministerio de la Suprema Felicidad del Pueblo, con la reveladora
coletilla del bigotudo zampabollos introducido: “Todos los antivalores del poder burgués dejémoslos de lado y seremos
felices”. Y comeremos… lombrices le faltó por añadir al biendurmiente tutor
de las cartillas de racionamiento.
Claro, el deseo de la felicidad, ad, ad, ad, ad, de Monedero nos recuerda también la similar manera en que concibe él
los célebres Círculos de Podemos: “quien
venga a un círculo es porque le mola, le apetece, encuentra gente con la que
está a gusto, porque liga…”. Es decir, que la Felicidad Colectiva es en
este país inminente. Por eso quizás Tania Sánchez, propuesta por Iglesias a encabezar IU, recomendábale el otro día
en principal programa de Tele 5 a un periodista disidente… que se tomara un viagra. Que se fuera preparando, vamos. Que como
remata Monedero en su artículo: “cuanto
más das, más recibes”. ¿Cabe una mayor amabilidad?
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
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