Encuentro de una gran crueldad el que nos adelanten el Tiempo una hora. ¡Como si no corriera de por sí desbocado ya éste hacia el Fin! Sé que luego nos la devuelven, pero el daño hecho está. Al contrario, deberían siempre cada seis meses ordenarnos retrasar una hora los relojes, detener el odioso por inclemente tic-tac-tic-tac-tic-tac... Por real decreto establecer esa ilusión. Esta noche, por decirte algo, a las dos estábamos tú y yo amándonos. Hmmm, el rumor azulísimo de tus besos. Nos dijeron de pronto que eran ya las tres. ¡NO! Nos habían robado una hora. Debieron decirnos que era la una, y entonces, el alborozo desatado en nuestros corazones por la buena nueva nos hubiera asegurado llegar a las dos, y a las tres, amándonos aún. Y tronchada al amanecer encontraríamos la Luna.
2 comentarios:
Sienta fatal, sí. Mucho peor que los lunes después de un domingo excelente.
Mil besos, amigo.
Muchas gracias, Lucía. Y un abrazo.
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