El otro día, a ton de los éxitos de Alcaraz, el encargado de los Deportes en el Telediario de TVE, -de los de las privadas ya ni hablamos-, no en entrevista, sino en redactada información, sin apenas aportar datos, contentísimo él, venía a limitarse a decir… “les aseguro que estamos ante una leyenda”. Alto ahí, Figura. Estamos en un informativo. ¿Eso es periodismo o profecía? ¿Ese lenguaje, como de encantado oráculo en trance, de inane exaltación ilusoria eufórica y euforizante, es el que cabe esperar de un periodista en un telediario ante un tenista de 19 años que acaba de ganar un torneo? ¿Y cómo sabe él, tan seguro de sí, eso tan tremendo? Esa informe y sistemática mezcla de roles y de géneros -de la que esta que señalo es, más que anécdota, categoría- en la que ya no se distingue al informador del fan, ese tipo de producción exclamativa, topicona e irreflexiva, sin análisis, sin perspectiva, es la que corresponde hoy al Periodismo más estelar? ¿Ese abandono de los principios esenciales del informador en pro de un muy básico augurio es casual, es atajo para no currárselo, o es, asimilándose maquiavélicamente como uno más entre las masas consumidoras y así ganándoselas, deliberado?
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