La mayoría de los telediarios y magacines hoy, más que informar, buscan hipnotizar, atontar, aturdir en pro sólo de la audiencia propia al personal. De ahí la maníaca y diaria catarata de minuciosos datos no esenciales, la histérica trituración, cual comida china, de las informaciones, la epiléptica mezcla repicada de imágenes sin fecha, la morbosa proliferación de imágenes espectaculares que nada sustancial aportan, la sobredosis de estímulos visuales a la misma vez en pantalla. Todo lo contrario a la mínima ética que nos enseñaban en la Facultad. ¡Esos Directivos son cómplices de esta regresión cultural!
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