En principio nos parece una bobada el ponerle a un bien el precio de 9,99 en vez de 10 e. Qué más da, decimos. Nos toman por idiotas, razonamos. Pero, ojo, cuando importantes Grupos Empresariales, que cuentan en su nómina con muchos y bien pagados cerebritos comerciales y publicitarios, a menudo recurren a esta práctica, por algo será, su intríngulis tendrá ¿no? Quizás se trata de que al poner ese nueve y pico, en vez del diez, se dirigen a la parte no racional sino emotiva, intuitiva o sensitiva del receptor. Como si en la mente de este, al no llegar el precio a los dos dígitos, se liberase o se derribase una barrera mental o afectiva tras la que el precio de ese bien nos parece así permisible, accesible. Infunde esa ilusión. Y entonces sí adquirimos ya ese bien. ¿Cuál es tu opinión? Oye, que si por eso es, aunque Correos haya subido precios, mis versos, envío incluido, a 9,99 e, a tus pies. Cómo lo ves.
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