¿Por qué ahora tanta gente normal, en todos los planos de la vida, adora tantísimo y de forma tan gregaria el Éxito y a los Triunfadores? ¿No hay que ver en ello y con ello una clamorosa dominación de los mayores beneficiarios de este Sistema que esa misma gente normal dice aborrecer? No soy tan mayor, ni he perdido tanto la memoria, para borrar de la misma que no hace tanto eran los “fracasados” -heterogéneos y dispersos, modestos y a la contra-, siempre que fuera su obra digna y consistente, quienes tenían, entre las personas en general, mucho más encanto que los rutilantes Triunfadores. “Hablo con la autoridad que da el fracaso”, que decía aquel. ¿No es esto un síntoma evidente del retroceso cultural y moral que como sociedad padecemos?
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