Claro, te lo ponen mil veces por todos lados y acabas tarareándolo sin querer. ¿Por qué? ¿Por su calidad musical o literaria? Ni de blas, en mi opinión. Porque tiene, y por eso lo repican tanto por todos lados, los ingredientes esenciales en esta sociedad colonizada por el lenguaje de la Telebasura: morbo, zafiedad, elementalidad machacona y agresiva, alusiones explícitas e inmediatas, elixir de Fama, en fin, asimilación y comparación del valor de la persona a artículos de lujo o de consumo, ese asumido y descarado tono tosco y chusco con unas gotitas de cinismo puro y duro despachado. Letra y música se confunden para “tirar mierda por tirar mierda”, como más explícitamente aún, y muy a la moda imperante, dijo el propio Piqué en público para disculpar sus turbios negocios con el presidente de la Española, como el salivazo por la espalda que él mismo le lanzara a aquel federativo cuando el wakawaka. A años luz de la hondura y elaboración artísticas con que letras y músicas de Chavela Vargas o María Dolores Pradera sobre el amor y el despecho cantan y cuentan. El temazo/bombazo de Shakira también refleja bien la regresión cultural que como sociedad experimentamos, que tiene en el “homo gañanis” -que se refiere tanto a hombres como mujeres, claro- su prototipo triunfante. Habrá que escribir todo un ensayo sobre este retroceso cultural GLOBAL. Si encuentro apoyos, claro.
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