(La ternura de las sábanas sobre la mejilla en medio de la gélida mañana. Así mi Libro de los Besos. 152 pgs. 10 e envío incluido. Contáctame, va. ¡Viene Navidad!)
Pocas veces como en el presente caso
Alsasua, incluso contra la descripción probada, también judicialmente, de los
hechos –la paliza en masa izquierdista furiosa a dos guardias civiles y a sus
novias en un bar- habrá podido verse con más nítida obscenidad, ante la
práctica incomparecencia de la derecha, la aplastante hegemonía que sobre la
Cultura y la Opinión Pública –esto es, en el decisivo dominio sobre las
conciencias y sobre las significaciones- mantiene la izquierda entre la
sociedad española, así como la opuesta orientación que ante las mismas los
respectivos mundillos socio-políticos presentan.
Así, mientras la izquierda cultural
con este caso ha levantado, amén de una ingente propaganda política pro domo
sua, es decir, filoetarra -que incluyó la estelar invitación de Podemos en
Cortes a familiares de los apalizadores reivindicándoles-, varios libros, una lujosa y
muy promocionada Serie emitida en la Televisión Pública de la Comunidad
Autónoma Vasca y una poderosa Obra de Teatro, estrenada en el Teatro Arriaga de
Bilbao y con éxito por más teatros allí expuesta… que incluso a principales
Salas, generosamente subvencionadas por fondos públicos de Autonomía y Ayuntamiento,
del mismo Madrid, capital y escenario de tantos horrores etarras, ha llegado. Del
otro lado, sólo un libro, escrito por la madre de uno de los guardias
agredidos, en una editorial casi desconocida y sin recursos publicado, que ha
pasado, con razón, desapercibido: “La noche que cambió mi vida”.
Es decir, de un lado, el machaqueo,
bárbaro y sutil a la vez, de unas ideas, y el atronador silencio desde el otro,
que a lo sumo les obliga a presentarse luego, siempre en negativo, como
represores o censores, en vez de construir un mundo cultural propio que ante
indecisos y poco informados al dominante confronte. Como si en la izquierda,
Jefes y bases conocieran de sobra el valor de lo Simbólico y se aglutinaran Acorazados como Comunidad en torno a él, mientras que en la
derecha, Jefes y bases, ejército de Pancho Villa, se permitieran desconocerlo. Por tan brutal y abismal
contraste se explican tantas cosas, claro.
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