Siempre que escribo algo en tono crítico acerca de la Telebasura no falta quien en Twitter me reproche, a medias mosqueado
conmigo, el por qué dedicarle tiempo a estos “personajes” ,y si no estaré contribuyendo así yo a darles más
publicidad, que es lo que dichos individuos precisamente quieren, me dicen, el
que, como sea, se hable de ellos. Vendría uno, entonces, a entrar en su juego,
me sugieren, a ser en el fondo un colaboracionista de su causa. Ellos, me
dicen, no les prestan atención alguna y punto, y punto milá. Hay cosas mucho
más interesantes en que emplear el tiempo.
Aparte de que al decirme así, me otorgan una influencia que para nada
poseo –mis pellizcos de monjito resentido a los telebasurientos jeques ni les
rozan; en mi casa ni a la hora de comer me conocen; pídenme quienes me veneran menos libros que a
un fabricante de polvorones lo suyo en el desierto- me resulta curiosa esa
manera de razonar. Debería entonces poder aplicarse a todo: ignorar lo que no
te gusta, (atentados, corrupción, costumbres, yo que sé) renunciar a su crítica, dejarlo pasar y
dedicarse sólo a ensalzar lo bueno.
Una parte de ellos, creo, es que no valoran el alcance social que la Telebasura tiene. Yo me he esforzado
por explicar su trascendencia en este blog, hablando incluso de Sociedades de la Telebasura, apuntando
incluso el libro que sobre ese asunto jamás verá luz por no hallar patrocinio, por
lo que no se me puede acusar de frívolo capricho en ello. Otros tantos de los
que me reprochan, a mi juicio, transparentan mal el disgusto que les causa leer
la crítica a “personajes” que encuadran en su misma cosmovisión ideológica. Se
diría que incluso comparten en algo la crítica, pero amigo, el verla ahí
explicitada, “literaturizada”, uff, casi les amarga el día.
Nos quieren los bien pensantes ciudadanos críticos, nos atabarran con lo
sanísimo que eso es. Mas luego, amigo mío, cuando te muestras crítico, te piden
entonces que seas ahora olímpico. ¿Criticar la Telebasura y a sus forrados
oficiantes es hacerles la propaganda? No lo creo. Si Milá y Sardá (y cía, claro), cuyo talento no puede ponerse en duda,
tuviesen que leer una oleada de críticas razonadas a su vulgar y fenicio
actuar, si muchos comentaristas de reconocido prestigio censuraran esos productos basura, esa
exaltación del homo gañanis que ellos alumbran, es muy probable que otro gallo
les cantara.
Más bien tiendo a pensar que quienes “pasan” y renuncian a dar esa
batalla de ideas entre los ciudadanos contribuyen mucho más que yo a la
permanencia de esas formas impostoras en los principales medios de representación
de lo social que mis reprochantes dicen también mucho aborrecer.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen de la obra en post del 27-1-2013 y 1-2-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
8 comentarios:
Hola, José Antonio:
Creo que es una realidad que para la España zafia que componen muchos de sus ciudadanos no existen otras cadenas que las que hacen telebasura las 24 horas.
Y el país lo nota, cada vez con más mierda social.
Un saludo
Nos e me había ocurrido, José Antonio, pero tal vez sea así.
Yo creo que no, pienso que tu los desenmascaras y queramos o no esos bodrios de tv funciona.
Poco podemos hacer son programas que a la gente les distraen y eso es lo que hay, si o si, al menos hay quien dice de estos personaje lo que son, pero estos son imparable, cuando caiga uno se buscan a otro y santas pascuas...saludos..
Nadie en mi exposición considerará que mi crítica aliente la telemierda.
Claro, que Almazora te queda lejos, pero ya iré subiendo fotos.
saludos.
Criticar es lo más sano y noble que se pueda hacer sobre lo que sea. Pero el pensamiento único lo impide.
Saludos
Me has convencido. Saludos
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