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lunes, 30 de junio de 2014

El Día en el que el camarero Casillas desenmascaró a Pablo Iglesias (y 2)




     ¡El servicial maitre acomodó el escaño a las posaderas de Pablo Iglesias sin que éste protestara por la señorial deferencia! Y nada más abrir boca, para agradar a la concurrencia, por el micrófono dijo: “Es un placer estar aquí”, hedonista congratulación que nos trajo al recuerdo aquel bizarro y acaso más sincero “es un honor y un orgullo estar aquí” que en la célebre herriko taberna ante los filoetarras derramara. Placer versus Orgullo y Honor, júzgalo tú, lector. Para enseguida, con irónica astucia, como el Zorro  enmascarado allí plantificarse:
   “Muchos aquí me imaginarían entrando en el Ritz rodeado de militares para expropiarlo, así como las pieles de visón de las señoras y los relojes de los caballeros”.
     
   Sigue luego: que si lo que cuesta una suite y lo que gana un ayudante de cocina allí, que si las camisas de sus anfitriones y lo que ganan los periodistas que mandan al Ritz. Ah, y que esto no era demagogia. El discurso, el coloquio. Y en éstas que… ¡tócate los gabilondos a fondo!... uno de los héroes icónicos del 15-M allí emboscado, un trabajador, explota y en un formidable speech le saca pero bien todos los rojos colores al Superstar, lo acusa de complicidad culposa con el chavismo, ese Régimen productor de opresión y miseria como pocos, lo emplaza a explicar su misterioso “asesoramiento” allí y la generosa financiación con que el chavismo untó a su Fundación, le pone a las claras, con huevos y papeles, las draconianas penurias cotidianas para la inmensa mayoría allí, los golpes que su propia hija de aquellos sayones recibió. Como el mismo Iglesias  diría, ¿cuántos estudiantes asesinados se hubieran podido evitar con esos casi cuatro millones de euros con los que a él le “becó” el suciochavismo?
    
   Uff, la que en el Ritz se montó: los rostros demudados, las miradas cruzadas, el revuelo de azoradas azafatas, las conminaciones del conductor del evento… sólo que al camarero dicharachero, regordete, achaparrado, ya no hay quien lo pare en su filípica… Sí, si hay quien lo pare, porque irrumpe el machacas de la Seguridad del Ritz y a empellones se lo lleva… mientras el glacial Héroe del Pueblo, muy en su Lenin calculador, ni pestañea, ni intercede, ni, pudiendo, nada concede al humilde Indignado, que es de aquel cielo a empujones expulsado.
       
   Más aún,  iba más que preparado Iglesias para una “intervención” así, pues ante el público tira a continuación de manual, “esta intervención es sintomática de aquellos que no se atreven a discutir con argumentos… desde la amenaza, desde el grito y desde la crispación es muy difícil discutir”, y vale, sólo que, por la gloria de Chávez, cómo se atreve ¡él! a razonar así, cómo es posible que ni uno sólo de aquellos desalmados explotadores ni siquiera ante esa impudicia murmure, tan frescas aún en la memoria de todos las imágenes del fenomenal escrache que ¡en la misma Universidad! y contra una mujer, representante del pueblo, Rosa Díez, en persona Iglesias  teledirigió. Verdaderamente en ese momento debió Iglesias ordenar a sus cuates el arresto, la expropiación y la inmediata decapitación de los ritzpresentes. ¡Lo hubieran merecido!
   
   Y la segunda en la frente a aquella pella de agiotistas mercachifles: “el terrorismo ha producido un enorme dolor en nuestro país (toda una concesión esto último, ante el soniquete crónico de en-este-país) pero tiene explicaciones políticas, porque si no tuviera explicaciones políticas no se entendería que los gobiernos de González, Aznar y Zapatero se sentaran a hablar con ella”. Y nadie allí, y sólo unos pocos luego en la prensa reparan en que ese es el discurso calcado que la abertzalería nos lleva endiñando desde hace 35 años. Una clamorosa demostración más de lo que aquí se defiende: la batasunización de buena parte de la izquierda española. Un nauseabundo gargajo más de Pablo Iglesias sobre la dignidad de tantas víctimas inocentes masacradas, sobre Irene Villa también.

      
   Recaditos luego allí de Iglesias para el lifting del PSOE -al que ofreció trato o truco-, para Artur Mas, en pro , faltaría plus, de la consulta secesionista, y para Felipe VI, a quien presumió de poder eclipsar. No impresionaban ya mucho estos alardes de el Zorro: antes, un camarero, pequeñajo y regordete, dicharachero y algo zapatones, lo había delante de todos desenmascarado: voilá, sólo es un fanático.  



(Termina Junio, lector. Celebro con éste de hoy el texto que hace el número 1200 en mi blog, ¡1200 textos míos, aquí, se dice pronto!, casi una Odisea en el espacio cibernético, unas 5000 páginas aproximadamente, y como los músicos ambulantes que a algunos alegran el día con su música en el metro -peor que ellos, porque a mí no me tienes delante y se me puede mejor ignorar-, como ellos, digo, espero, lector, tu reconocimiento a lo que hago, y que me solicites mi libro. Y muchas gracias)

2 comentarios:

Bucan dijo...

Un vendepeines que vende el viejo y rancio comunismo que asoló media Europa durante más de medio siglo. Hay que tener cara dura para defender teorías comunistas cuando Alemania oriental, Hungría, Polonia, Bulgaria, la misma Rusia y un largo etc están aún curándose del desastre. De hecho, no sé como se permiten exponer tales teorías en el Parlamento Europeo, porque son anti democráticas.

Este tipo de personas como Pablemos sólo buscan destacar como sea y han encontrado un nicho ecológico en el socialismo revolucionario a base de captar a incautos y a tontos útiles. Lo alucinante son las empresas que se anuncian en La Sexta y La Cuatro, que son las que financian la creación del monstruo.

Caba dijo...

Al camarero que le soltó todas las verdades al Pablemos ya le han echado del restaurante. ¿Por qué el mal es siempre tan recompensado en España y el bien tan castigado? Por cierto, hoy El Mundo ya recoge las conexiones de Pablito con Herrira, o sea, con ETA. Para los ciegos que todavía no quieren ver.