Se entiende de sobra –en ello hemos abundado aquí- el hitchockiano vértigo en que a los mandamases del PSOE
sume la coleta de este fantasmático y
rampante Pablo Iglesias, que quiere
liquidar su Partido y que en fenomenal coña
histórica viene a llevar, entre todos los posibles, el mismo nombre que el
Maestro fundador del mismo. Ha topado además el fantasmático P Ig con un
secretario general bisoño, cuyo atolondramiento ante la aparición le hace dar no una, veintisiete vueltas de tuerca, a cual
más aparatosa. ¿Parará P Ig?
La mezcla de arrumacos y humillaciones con que P Ig maltrata a Pedro recuerdan
mucho a la macabra ceremonia de intimidación que el siniestro predicador de La noche del cazador, tras
seductoramente beneficiarse a la
madre, desplegaba luego sobre los niños para matarles. ¡Es que el estilo de P Ig tiene mucho de nefasto telepredicador! Como ellos conjuga una
histriónica presencia mediática y la reducción de todos los problemas al más
grosero dilema moral, esa exacerbación de las pasiones y de las pulsiones
elementales, que ellos sintetizan en AMOR
y ODIO. Igual que ellos, la
táctica a emplear siempre es hacer justo
lo contrario de lo que los demás de él esperan, disfrazando con burdas
ocurrencias su objetivo fundamental, la conquista del Poder sobre las
personas.
Así un día descarga P Ig
contra Pedro las culebras, rayos y
centellas del odio y del insulto, simbólicamente ciscándose en el Padre de
todos los socialistas –cal viva de Felipe González- y al siguiente,
mefistotélico desde la tribuna, le cita el amoroso
caso de la bobalicona pepera Levy –maquiavela de rebajas- con uno de su
cuadrilla en la Sexta, para también a él proponerle amores. Ya sólo falta lo nuestro, Pedro. Así, un
día le hace un gobierno inaceptable y al siguiente dice que deberían verles paseando y tal y tal.
Y a Pedro Sánchez –y yaque a la sociedad española en su
conjunto- le bastaría para conjurar esa maléfica presencia, ay, simplemente con crecer, con madurar, es
decir, con ser y hacerse un socialdemócrata
responsable y consecuente.
Aquí, si lo pulsas, el vídeo con Alfredo Urdaci valorando en su Telediario mi obra: “Son las historias de Armando, un cuarentón al que le ponen la maleta en la puerta de casa y tiene que recorrer de nuevo el camino de lo sentimental. Descubre que es un minusválido del sentimiento, un hombre al que todo le sale mal, un paria del afecto, un hombre patético al que todo le sale al revés. En lo que le pasa hay también una gran carga de ironía y de crítica hacia el mercado de los sentimientos, hasta el punto que uno acaba sintiendo una piedad desternillante por este antihéroe que tiene en estos relatos una voz auténtica. Se van a reír hasta llorar con este libro, llorar de piedad por este hombre perdido, este bobo con ínfulas”.
"Disfruté mucho con las Historias. Sigue escribiendo", me dijo Urdaci también.
154 pgs de humor, amoríos, aventuras e ilusiones.
Personalmente dedicadas. Puedes pedírmelas aquí, o escríbeme a josemp1961@yahoo.es En España: 10 E por correo ordinario, 15 E por correo certificado.
1 comentario:
Exactitud completa en su post. No había mejor comparativa que “ La noche del cazador " para retratar a ese singular ser humano que es P. Ig. Cuando le veo y oigo siento la misma repugnancia espiritual que me ha invadido siempre cuando veo esa obra maestra del cine. El fotograma de la película es perfecto para ilustrar el título.
Y ahora yo le pregunto : ¿ quién es nuestro Atticus Finch?
Saludos, mon ami.
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