Un buen lector mío, Andrés E, en las redes por privado, tras anunciar yo mi nueva criatura, me puso el otro día: “J.A., no suelo leer poesía, pero si es tuya, SÍ, por supuesto que lo haré, te leeré, cuenta conmigo”. No sólo me lo escribió, lo hizo: me pidió mi libro. ¡GRACIAS!, fue cuanto me salió entonces decirle. Él no lo sabe, pero a punto anduve de desmayarme entonces… de gratitud. ¿Puede este escritor sin Nombre algo más bonito leer? Lo dudo. Tan importante para mí cada pasito, cada mano. GRACIAS, por sin conocerme de nada, A, hacerme sentir escritor de verdad. Más el drama añadido, A, de que el escritor sin Nombre, penosamente, vale lo que vale su última criatura, es decir, lo que esta se solicite de verdad o no, nada más.
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