Si en la vida real,
tan formal,
a las palabras
-raíces de verdad-
en la vida virtual,
tan espectral,
en el éter las más
-peces de plexiglás-
se desintegran al momento.
¡Oh, tormento!
Pantallas, pantallas, pantallas.
Es por eso que hoy,
si aquí, y también allí,
encuentras quien te cumple su promesa
-¡ah, gloriosa fresa!-,
y que la palabra dada
-manos entrecruzadas-
te mantiene esa persona
lógico y natural entonces,
febril como rosa entre desmontes,
que en esa misma hora buona
-criatura del Renacimiento-
pidas para ella un MONUMENTO .
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