(VIENE DE AYER) “… Le quedaban bien los pantalones blancos a la radióloga. En bata por pasillos, algo cojeante, la seguí. Hacía frío en aquel pálido laberinto. De pronto escuché la respiración del Bicho. Deje lo que tenga de valor en la taquilla y entre. Cómo dejar allí el corazón. Dejé la cartera y el móvil y donde ella entré. Allí el Gran Círculo Abierto –creo que me hizo un guiño al verme, sería destello de repertorio, qué sé yo- y la camilla al mismo empalmada. Verás… cuál es tu nombre… Jeanette, dijo ella. …Verás, Jeanette, es mi primera resonancia, no tengo ni flores de cómo va esto… Tranquilo, es una prueba indolora, muy ruidosa, eso sí, dura unos veinte minutos, sin moverse, eh, tenga estos tapones para los oídos… Puedes tumbarte en la camilla o le ayudo… Por supuesto que podía, pero por supuesto le dije mejor si me ayudas, por sentir sus manos sobre mi codo desnudo, claro, ah, qué suaves, qué atrayentes. Le sonó el móvil entonces desde un bolsillo. Una mueca de desagrado le atravesó el rostro al mirarlo. Apretó los labios. ¿Era la derecha, verdad? La veía ya sólo de abajo arriba. Me atalajó la rodilla chunga, la de un robocop averiado ahora, me arremangó un pelín la bata muslos arriba -la punta de sus dedos, sin querer, un instante sobre los míos muslos- para allanar la tropa de ondas en camino…. “. CONTINUARÁ
SOY ESCRITOR: EL ALGORITMO DE LOS BESOS TRUNCADOS: amores y humores, sentimientos e ironía, desengaños e ilusiones, versos y besos, ternura. Pídemelo aquí. Te gustará. 152 pgs, 10 e envío incluido.
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