Él, 64, banquero. Ella, 47, empresaria. Forretis ambos, pues. Fiestorro por el Cumple de ella. Ojo: parece, tras tres años largos como novios, que va a anunciar él su próximo himeneo. Y de repente, el meneo: “Cristina, estás enamorada, mental y sexualmente enamorada, de un abogado. Y antes, de un conocido industrial. Soy un cornudo. Vete con él a Mykonos y al Vietnam, viaje ya pagado”. Silencio general. Massimo dice que desde que le regaló a ella el zafiro de su madre, tres años ha, él no la ha engañado. “No he sido libre, desde ese momento, para amar a los demás y así debería haber sido para ella”, dice él, qué bonito, ¿no? Ah, que dice Cristina que le va a demandar por violencia sexista. Y que está sufriendo feminicidio mediático. Tiempos modernos. Es lo que se lleva ahora.
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