Un hombre besa en los labios a una mujer a traición. Horrible, un delito, cárcel, vale. Una mujer besa en los labios también así a un hombre. En el 95% de los casos, salvo inmensas distancias psicofísicas, no habría “caso”, pues el hombre le seguiría el juego, ¿no? He ahí la maldición constitutiva del hombre, su Talón de Aquiles, su vulnerabilidad básica, ¿no?
Si te gusta lo que aquí escribo, please, ayuda a este escritor sin Nombre para que pueda seguir haciéndolo. ¿Cómo? Pidiéndome mi libro de poemas, que, te lo aseguro, es bueno, bonito y lo otro (152 pgs, 10 e envío incluido). O, si tienes que hacer a alguien a quien aprecias un buen regalo, regalándolo. Te regalo yo otro, va, tú eliges: AMOR Y DESEO EN EL CINE o SIETE RELATOS IMPAGABLES, o cualquiera de los de política. Cualquier duda, consúltame. Gracias.
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