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viernes, 4 de mayo de 2012

De la Vega ya tiene quien la escriba


    



Terminé de leer el otro día una novela abracadabrante: “Acceso no autorizado”, de Belén Gopegui. La publica  una muy prestigiosa editorial multinacional, no en vano es su autora una de las escritoras más reconocidas por la Crítica tiempo ha. Es una ficción política en claves pretendidamente muy realistas cuyo personaje principal es la ex-vicepresidenta De la Vega durante los meses que antecedieron a su caída en desgracia en el gobierno de Zapatero. La introspección y la “proyección” idílicas que sobre De la Vega lleva a cabo Gopegui nos la presentan en la novela como una Pasionaria posmoderna que, en compañía de cuatro anónimos y heroicos hackers, pretende, antes de ser cesada, provocar un revolucionario golpe en el mundo de las finanzas que vuelque nuestro país por la bienaventurada senda del Comunismo.
    ¿Lo mejor de la novela? Para mí, los ramalazos líricos que muy de cuando en cuando salpican la escritura de Gopegui. ¿Lo más flojo? Su endeble trama argumental, que la hace en mi opinión de problemática verosimilitud. ¿Lo más interesante? Esta especie de cibernética Ibarruri encarnada en De la Vega que la autora, a la manera de Flaubert con la Bovary, hasta el colmo interioriza y eleva con vigor a muy sorprendentes altares.  
   
      Novela abracadabrante digo, porque al levantar el lector la vista y cotejar la distancia entre la realidad que sobre De la Vega la escritora propone y la que efectivamente llevó y lleva ésta a cabo, comodísimamente apalancada en el noble Consejo de Estado, quédase en efecto a cuadros. 
   Es “Acceso no autorizado” una novela “de tesis”, un preclaro exiemplo, diríamos, de “realismo comunista”, que la Autora, conocida defensora de la dictadura cubana y de las causas de la Izquierda más radical, no trata de ocultar: abundan esas formulaciones tan caras al imaginario izquierdista, entre apocalípticas y mesiánicas a la vez, cifradas alrededor de una dialéctica a muerte entre el noble Pueblo y el malvado Anti-pueblo, formado el Primero por la inmensa mayoría ciudadana y el Segundo por un puñado de obispos, banqueros y jerifaltes del PP dispuestos siempre a pisotear el cuello y la dignidad de los hombres y las mujeres trabajadores y trabajadoras.
   
    Veámoslo: “hay verdades que se producen en el tiempo: si alguien levantara una plataforma, un puente, el impulso te permitirá llegar allí… el deseo de que el propio paso por la vida no arrastrara rendición ni lágrimas… también lo insignificante se organiza y deja de serlo. Al fin y al cabo ser comunista es eso, organizar la insignificancia… un instinto de dignidad, nuestro partido creyó alguna vez en él… el mundo se viene abajo… he pasado muchos años tratando de averiguar cómo pensáis los ricos, para llegar a la pobre conclusión de que los ricos no pensáis. No os hace falta… Ellos, los enemigos, han construido durante años bancos, fortunas, edificios, tribunales, relaciones, armas, leyes, tendidos de cables. Una información divulgada a tiempo con la tecnología adecuada puede destruir alguna de esas relaciones, quizá alguna de esas fortunas… Cuando no hay lucha, ¿hay vida? Otros contestarían que sí, pero tú te rebelarías”.  Pasajes  de este corte una y otra vez pueblan la novela.

    Ahora que, los diálogos y tesituras que Gopegui imagina entre Zapatero y De la Vega son de toma pan y moja ... eso, lector, mójalos mañana aquí conmigo, que no quiero más ya abusar de tí por hoy.



Post/post: gracias a Metamorfosis, a Lobo Solitario, a disdier, a Tini, a Trecce, a Juante, a WinnieO, a Tío Chinto de Couzadorio, a Maribeluca, a jescriban, a Belkys Pulido por dejarme su reflexión, el impagable aliento de su buena compañía ayer a mi lado, bloggeando. GRACIAS

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Intentaré hacerme con la novela.... lo de De la Vega es para tesis doctoral de un siquiatra.

mariola dijo...

Quién la ha visto y quién la ve, con este nuevo cambio de imagen.

No he leído nada de esta escritora, pero he leído que es bastante radical y que sus libros no dejan indiferente a nadie. Éste menos todavía.
un abrazo.

Winnie dijo...

¡y yo que sigo alucinando con el cambio "fisico" de De la Vega!!! bss

Herep dijo...

No conocía a la escritora, José Antonio... y las referencias que me das no han despertado mi curiosidad.

Mal asunto.

Pero sí que me queda un resquemor imaginándome a la Vice revestida de Trinity.

Un saludo, maestro.

César dijo...

Y queace un chicocomo tuuu, leyendo un libro como eseeeee, hombreeee fatalll.

Espero que lo hayas bajado de gratis, o no tienes perdón de dios por darle de comer a una progre!
Saludos!

MAMUMA dijo...

Pues a mí todo lo que trate sobre La Vogue, no me provoca interés ninguno.

Trecce dijo...

Imaginación calenturienta la de la autora del libro.

Anónimo dijo...

Con esa pintilla parece un personaje de Doctor Zhivago.
Saluditos.

Monica dijo...

Desde luego que no moveré ni un centímetro de mi pie para ir a comprarlo. Con mi dinero no se llena el bolsillo una estúpida radical como la Gopegui. Seguro que tu tampoco lo has hecho. Saludos

Ya no vendo mi alma al diablo dijo...

No entiendo a que se debe su éxito. Gopegui como escritora, no me aporta nada, me carga por adoctrinante.

Sds