Como corresponde al más genuino
“realismo comunista”, el retrato que Gopegui
–y ello si que es absolutamente sorprendente- pone en boca de esta imaginaria De la Vega acerca de los
socialdemócratas, de Felipe González
y de ¡Zapatero! es del todo despiadado (y la misma realidad
más morbo añadía a los pasajes, pues Gopegui
firmó no hace tanto junto a la que luego sería ministra González Sinde el guión de una película, La suerte dormida, tras el
cual correrían ambas pero que muy distinta, sí, suerte, qué fuerte):
“Evocó reuniones de celebridades, periodistas de radiotelevisión, ferias
de escritores, convenciones, en fin, de la Socialdemocracia: nos saludamos,
sonreímos, estamos satisfechos de las cartas recibidas, estas reglas de juego
nos parecen bien; llegado el momento, mataríamos, sí, mataríamos pero no para
cambiarlas, sino para que todo siga como ahora… somos culpables, ¡la de cosas
que hemos hecho y callado!”
Eso dice, lector. Pone Gopegui a De la Vega
incluso espetándole al idolatrado Zapatero:
“No es verdad que debido a la crisis estés haciendo una política alejada de tu
ideología. No tienes ideología… El buen talante, los derechos civiles… son
barniz, aderezos… Se trata de para quiénes gobernamos, y para qué. La ideología
es eso. A ti y a mí, y a Felipe y los demás, nos dieron las respuestas y las
aceptamos…No crees en lo que dices, solo te imaginas que lo crees”.
Pues, hecha una vez la autocrítica, estas a la vejez viruelas
revolucionarias que a De la Vega -según
Gopegui- asaltan, no hay ya quien
las pare:
“Ella trabajaba para aumentar el número de los no tenidos en cuenta, los
no fantasmas. Tenía dudas de que quienes viniesen detrás quisieran hacer lo
mismo… Si hubiese habido perfeccionistas como yo en cada tramo de las
administraciones quizá el avión no hubiese explotado al aterrizar.”
Le hace Gopegui fantasear también a De la Vega con la libertad que da el
fracaso, el desquite que hace posible el mismo ante la supuesta vileza suprema de
quienes la critican:
“Montaré en mi escoba y me iré… Mirad, ahí va la Vice, dirán desde la
calle, y yo daré ese gusto a los que me llaman arpía, mandril, lechuza,
nigromántica. ¡Si ya lo decíamos nosotros: tras esa voz serena y esos colores
en llamas había una mujer en el palo de una escoba!
Y es que tiene ella ahora un plan: “la integración de las Cajas de
Ahorro en un sistema de banca pública. Lo importante era reducir el poder
económico y político del sector financiero que estaba empujando para
desmantelar el Estado del Bienestar… convertir las Cajas en un punto de apoyo
para la transformación social”. Como lo oyes, lector, las Cajas de Ahorro, quebradas y mangoneadas a placer por los políticos, convertidas aquí en el blitzkrieg de la Revolución... La paleolítica receta comunista de la nacionalización de la Banca, por otra parte, y la materialización del requetesobado mantra tan arraigado de aquí-el Capital-es-quien-manda-y-se-acabó-y-a -eso-lo-llaman-democracia. Hemos visto como por el forro de los morros llega la Kirchner y expropia una odiosa multinacional en un abrir y cerrar de bótox. Mas... ¿cómo hace Belén Gopegui en su novela reaccionar a Zapatero, ese soñador en las nubes, ante el plan soviético de su Delfina? Ven conmigo, mañana, lector, que ya te cuento.
Post/post: gracias a Lobo Solitario, a Mariola, a Winnie0, a Herep, a Cesar, a MAMUMA, a Trecce, a Zorrete Robert, a Mónica, a el Baúl de Anuki también, por dejarme sus sabrosas y muy pertinentes reflexiones y así bloggear, que es un poco como nadar en las frías aguas cibernéticas a mi lado, no tan frías así.GRACIAS.
3 comentarios:
sublime como de costumbre perdona que no deje comentarios es que me puede el tiempo un abrazo amigo
Por tus escritos deduzco que has disfrutado de lo lindo del libreto de la Gopegui.No entiendo como las editoriales invierten en tales panfletos que llaman novela. Es una tomadura de pelo Saludos
Lo de soñador en las nubes, lo veo muy chachi, pero bien que se blindó su futuro el jetas este.
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