Y ahora, cuando todos se pongan
a ver la Final, cuando el mundo se
paralice y nadie nos eche de menos, por entre los márgenes inaprensibles del
día, oh,
dichosa ventura, chascamos a la vez los dedos y nos vamos tú y yo de
poessías, que tiene que ser la caña largarse de poessías contigo, bandolera
mía, a desparramar tú y yo por ahí la belleza descrita del mundo, a aturdirnos
al colmo los sentidos con palabras recitadas, sí, arribar juntos al Antro,
oyes, tío, ¿nos pones un par de sonetos amorosos de Quevedo on the rocks? buff, subidón, subidón, meternos luego en la
disco patibularia, y… porfa, ¿nos das un poco del garrafón de Antonio Gala?, allí mola y todo, eso,
entrar de tu mano al tugurio, un doble de Lorca
etiqueta del Amor oscuro, colega, uff, qué pasote, ¿poeta en nueva yol, le
vale, señor?, venga, va, la locura, qué derroche de amor, que a la noche se le
irá la mano de poessía, de música en partituras de versos volcada, y en mitad
del bareto tomarte por el filo de los codos y colocarte al oído sobre los ríos de Babilonia siete versos de Pessoa, tristes, sí, pero qué alegres
allí, qué posesivos, qué acariciadores, “tras la noche y dormir/ renace el día/nada
haré sino sentir/pero ¿qué otra cosa haría?/, así es que déjalos
entonces, que sigan con su Fútbol, que nos fugamos tú y yo de poessías pero ya,
no has de aviarte mucho, no hace falta, bueno aviar el alma sí, avivarlo,
expandirlo, inflamarlo, eso sí, ya verás, la liaremos parda de asonancias y de
confidencias, investiremos la noche de un terciopelo magenta, entretejido de susurros
aprendidos, y al cabo, en las postrimerías jubilosas del viaje, qué, tomamos ya la espuela, en un bareto de
mala muerte el Cántico de San Juan de la
Cruz, buá chaval, casi caer redondo al suelo contigo, oh, Noche, oh Noche
amable más que la alborada, oh Noche que juntaste amado con amada, amada en el
amado transformada, brutal, y al fin, en la amanecida, bajo la rúbrica de golondrinas azules que vuelven, devolverte
a tu casa trastabillados, medio patosos, con la sonrisa idiota en la cara
puesta y el pelo un poco revuelto, ebrios, sí, pero de belleza, de verdad, de
poessía… de alta vida… cuando nadie nos vea, sílbame, anda, y nos piramos de
poessías tú y yo, que lo estoy deseando.
domingo, 17 de marzo de 2013
Irnos de poessías tú y yo
Etiquetas:
Jose Antonio del Pozo,
Pessoa,
Relato,
Relatos,
San Juan de la Cruz
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
De poesía tu y yo, que falta nos hace algo de esa perdida poesía, aquí lo que hay son litronas y sustancias nocivas, esa es esta generación, por suerte queda gentes, poquita, que sueñan con una noche de poesía.. saludos..
Un texto precioso,ingenioso,evocador,divertido, embriagador y amable. ¿ Quién se iría de poessia? Después de leerlo, me apunto. Saludos
Yo leo poesía para olvidar.
¿Para olvidar qué?
que las palabras ensangrentadas
me hacen cosquillas en las manos
y borracho las bebo.
Por una la regla de tres que desconozaco, para mi la poesía siempre ha sido un acto onanista. Siempre sólo ha sido como las he disfrutrado y disfruto.
Según el ánimo, según que poeta, y según el punto de ánimo, según que poesía. Pero solo.
" No me extrañó que aquel apuesto hombre viniese solo, más sí tanto"
No recuerdo el autor. ¿Qué passa?
Publicar un comentario