En uno de sus más potentes y
flamígeros clarinazos el Manifiesto del
22-M “Pan, trabajo y techo para
todos y para todas” proclama justiciero: “Es hora de repartir el trabajo y la riqueza”. Hemos conocido por
la prensa luego que, bajo su cráneo privilegiado, atesora El Grandísimo Wyoming, él solito, un fenomenal Pastizal: un
sueldazo que ronda los 900.000 euros
anuales, un conjunto de empresas que suman 3
millones de euros en activos y 16 inmuebles sólo en Madrid. Aún no
conocemos bien en qué quedó el famoso proceso por el que el Fisco le reclamaba un millón de euros, cantidad que el artista
habría dejado de apoquinar al bien común. Claro, el descubrimiento de semejante
Capitalazo, sobre todo en el
apocalíptico –de estricta superviviencia para muchos- contexto social que el Manifiesto de marras describe, le ha
acarreado alguna crítica al inflexible látigo de la Derechona “franquista”, al
líder de opinión de tantos y tantos desheredados de la Tierra.
Ha querido David Trueba, reciente
Superganador de los Premios Goya, en solidaridad inter Triunfadores ha de ser, acudir en El País (“Calla, rico” 25-3-14) en su defensa, alentando así el
necesario debate de las ideas. Sostiene Trueba
que “los huérfanos de información ácida y viva lo elevaron (el programa de
Wyoming) al nivel de los informativos serios”, presupuesto defensivo éste más
que discutible, y más si tenemos en cuenta que las informaciones acerca del Pastizal de Wyoming, otra cosa no, pero información ácida y viva, seguro es que
lo son. ¿O a ellos no les son aplicables
sus propios presupuestos? ¿O es que gozan de bula?
Dice Trueba que, a su modo de
ver, la noticia no es “que posea estupendos ahorros y rentas suculentas, algo
probable en todo presentador de tele que lleve tres décadas de continuado
trabajo en las pantallas, sino que se recurra a ese ataque para intentar
desactivarlo”. Siendo cuestionable el que pretenda sentenciar Trueba qué es y qué no es noticia, y
que lea la información sobre Wyoming
como un “ataque”, como si la práctica habitual de Wyoming, y de la Casta Lista, fueran el periodismo
serio y la opinión más fundada, lo más notable es la dulzona legitimación que
de los estupendos ahorros y de las suculentas rentas desliza Trueba, que es de suponer que no sólo
para Wyoming valga. ¡Qué curioso una
vez más este podrido Sistema, el mismo que al decir del 22-M “busca exclusivamente el
beneficio privado de unos pocos”, que hace bien probables esas suculentas rentas para sus más ácidos debeladores!
Y es que –pisa a fondo Trueba
el acelerador de la defensa hasta convertirlo… ¡en un ataque!- “Para ciertas
mentalidades, sólo hay una cosa más despreciable que el pobre y el marginado (anótese el pérfido malvado y odiador de pobres que por su cuenta dibuja
Trueba para quien a Wyoming ose criticar), con ese fracaso que
supuestamente se ha ganado a pulso (como
si la Casta Lista no fuera precisamente perita en criminalizar toda riqueza…
que no sea la suya, claro, en sostener, con la ayuda inestimable de sus
feligreses, la especie de que de corazón
aborrecen ellos a los Ricos, excepto
si son de su cuerda, pues en ese caso los defienden, veneran y adoran), y
es que alguien exitoso sostenga un discurso solidario (como si no nos pudieran parecer en lo más mínimo discutible, igual que
nos lo parecen esas acaudaladas familias que luego presumen de auténtico
cristianismo, esa supuesta solidaridad enunciada
y ese discurso hipercrítico, que a menudo actúan de trampantojo que oculta el
privilegiado status propio, como si tampoco esas ideas buenistas pudieran someterse
a crítica).
Pues, si constituye todo un lugar común bien asentado en la conciencia
de la inmensa mayoría de los españoles –continuamente repiqueteado ese clavo
por la hegemonía ideológica del Mester
de Progresía- de que no existe nadie más tonto que un pobre de derechas,
(sin ir más lejos el tendero de la esquina, ese facha insolidario) quizás, a la inversa, no sea aventurado concluir
que no hay personaje más listo que un Rico de izquierdas, (mejor será no
dejar aquí la lista interminable que todos conocemos) pues con rebozo atesora
sobre sí los bienes materiales y espirituales, en el presente y en el futuro.
Ellos permanecerán, a despecho de cómo vivan y ganen, por siempre en el corazón
del Pueblo.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
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“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
1 comentario:
Vaya vaya el hijo del pueblo guayomin ! Menudo pastizal se levanta el payo ! Hay que ver lo bien que se paga exaltar las hordas.
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