Cuánto no se habrá escrito –desde Freud y cía, desde Shakespeare, desde Calderón,
desde Sófocles, bah, desde siempre-
sobre los sueños como ese recinto nocturno no gobernado por la Razón, no susceptible por tanto de
represión, territorio autónomo en el que se proyectan las sombras de todo lo
reprimido durante el día. No digamos si además de los sueños de un Déspota, que ostenta buena parte de
la condición de su Poder sobre el atropello de los derechos humanos, se trata.
Qué de terrores sin tasa, qué terribles fantasmas acusadores, qué monstruosos
catalizadores de un oscuro sentimiento de culpa propio no poblarán esos
sueños.
Recordemos a Lady Macbeth,
sí, sus manos manchadas de una sangre
imposible de lavar, atormentada y medio loca en mitad de la noche por
causa de las horribles pesadillas que la acusan: “¡Perder el sueño, que desteje la
intrincada trama del dolor, el sueño, descanso de toda fatiga, alimento el más
dulce que se sirve a la mesa de la vida!”.
Quizás imaginando algo de esto, la entrevistadora de la CNN así sondeó a
Maduro:
-Y por último, qué le quita el sueño, qué le preocupa a usted en las
noches?
Sabemos el crudo viacrucis que a Venezuela
el madurochavismo
está obligando a atravesar. La escasez de alimentos y de bienes básicos
generalizados, la terrible inseguridad ciudadana, también jurídica, los ataques
desde el Poder a la libertad de expresión, la violentísima represión
gubernamental a las protestas ciudadanas. Van ya decenas de muertes, el país
está patas arriba. Es fácil de imaginar la atmósfera espesa y tenebrosa, el
cableado de órdenes y contraórdenes continuo, el desfile de militarotes
iracundos, las noticias duras, los alevosos rumores, en esa Casona Presidencial,
con las Hijas de Chávez como
cercanas brujillas macbethianas de fiestorro al fondo. Cómo no esperar al menos
una cierta preocupación en su Sumo gobernante.
-¿A mí?... (por un instante traga
Maduro saliva, se encoge, serio, un
poco de hombros, cual pillo atrapado en travesura… hasta que de golpe rompe en
bobas risotadas, como si acabaran de contarle un chiste)… ¡si yo duermo tranquilo… (jajajajá)… duermo
feliz, duermo como un niño…
-¿en serio? (increíble la
habilidad ahí de la periodista para colocar ese really?, cómo con menos
se puede preguntar más).
-Tengoooo… (ya Maduro se ha
rehecho, está ya en presidente bolivariano, el espíritu de un célebre pajarico
diríase que ilumina ahora al bigotudo)… tranquilidad… espiritual… y
sobre todo la tengo porque sé que he sido leal y que estoy cumpliendo con el
legado de ese hombre maravilloso, (aquí la firme palma de la mano incluso lo
apunta) de ese gigante de la Historia, Hugo
Chávez, y eso me da mucha tranquilidad espiritual.
Aprendemos entonces que, si dicen que Nerón le daba y le daba a la lira mientras Roma ardía en llamas, en medio del sangriento drama venezolano, en
medio del penoso sufrimiento para millones de ciudadanos, su Presidente duerme
como un bendito. Ríe y ríe además el Grandote zampabollos al reconocerlo. Ni Sófocles, ni Calderón, ni Shakespeare,
ni Freud tenían ni idea.
Tieneeee Maduro tranquilidad espiritual, sobre todo eso, espiritual.
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
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