Irene Lozano, se te nota en la mirada

      

   Que vives empoderada, te ha acompañado algo más que la suerte, has debido de quererte tanto para que te olvidaras, Irene. No te das cuén, Irene, que tras el pollo inquisitorial que le montaste en UpyD a Sosa Wagner, tras tantas y tan recientes intervenciones tuyas vilipendiando y arrastrando por el fango corruto al PSOE, tras haberte ofrecido a dirigir tu partido hace apenas tres meses, resulta para la moral pública desoladora y macabra broma a la vez tu estelar incorporación… ¡al número 4 de la principal Lista del PSOE! ¿Qué bárbaro adictivo no llevarán consigo la Política y la cercanía al Poder y a la Influencia que incluso a la gente más inteligente hace perder el más mínimo recato?

       ¡En poco más de dos meses pasar del Blanco al Negro! ¡Pretender encima cruzar de un día para otro ese Rubicón inmaculada!  Más que aceleración de los tiempos, lo de ahora es la misma negación del Tiempo, es decir, de lo humano. Vale todo y vale de minuto en minuto. A semejanza de los personajes del Relato hoy Triunfante, el del Gran Hermano Milano, que va por su décimo sexta entrega, esa basurilla humana cambia de un momento para otro de bando… simplemente porque mejor le conviene a su estrategia de pillarse la Pasta y aquí-te-pillo-aquí-te-cepillo. ¡Qué carrerón, Irene, oyes, qué Dignidad! ¿Así son ahora las personas?

     

   (Y al otro lado del columpio, Pedro Sánchez, obcecado en sus fichajes galácticos, que tanto recuerdan, ay, al peor Zetapé. Quiso dosificar la captura del pack de la ex –comandante resultona y de la indignada Lozano, y veremos si esa dosificación venenosa no resultará intermuros (pero también ante la ciudadanía) letal para él. Esos movimientos espasmódicos del Líder socialista para los más decisivos puestos revelan que íntimamente no las tiene todas consigo, que se mueve también él a brochazos… ¿cómo los propios tiempos convulsos que vivimos? Bailaba Pedro por delante con Iceta… y por detrás con Irene y su ex –comandante. Mira con quién bailas, Pedro bailarín, o sea).

 LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS

   Porque a mi parecer un libro íntimo, no tanto porque nos revele interioridades escabrosas, sino porque sobre todo consiga con desnudez hablarnos como al oído de los paisajes esenciales del alma de quien lo escribió, es también uno de los más acabados símbolos por los que alguien ofrece al Otro –a quien físicamente no tiene delante, al que de otra forma difícilmente podría hacerlo- la propia mano. Esto soy. En estas historias –no en forma de un discurso, sino con destreza encarnadas en personajes vivos a los que les ocurren cosas, a quienes sorprenden los avatares amargos o alegres de la vida- late la urdimbre sentimental que hasta aquí me trajo.  Quiero ponerlas en común contigo. Quiero revivirlas a tu lado. Puede que te reconozcas también en ellas. Aquí tienes mi mano.

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