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martes, 27 de febrero de 2018

Ven a cenar conmigo

   


   Ayer in the evening me asomé durante un rato a “Ven a cenar conmigo”, ese reality que ponen… en la Cuatro me parece que es. A medias me produjo asombro y bochorno la cosa. El invento se nutre de la explotación del extremo narcisismo contemporáneo que lleva a la tropa a perder el oremus por como sea aparecer en la televisión y acceder así a sus diez minutos de gloria, que si les salen bien, oyes, serán otros diez en otro reality que les salga y tal. Llegar a ser así una minicelebritie, o Celebritie de rebajas, oyes, qué pasa. Obviamente guionizado -y no sin cierto talento escénico en los creadores para el arreglo del embrollo, digámoslo todo-  el asunto se basa en la aparente naturalidad rijosa con que la vasca en ese engrudo se desenvuelve. Ya te digo, una mezcla de pasmo y vergüenza fue lo que experimenté. Y lo más apelotante: es que luego, cuando sales a la calle, compruebas que, en efecto,  ese continuum de idioteces y trolas sin tasa, esa chusca calentura picantona, son idénticamente copiadas y reproducidas por no pocas gentes. La gente no era antes así, ¿no? Regresión cultural habemus, ¿no?

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3 comentarios:

Unknown dijo...

Chapeau!

Unknown dijo...

Chapeau!, dichoso narcisismo contemporáneo

José Antonio del Pozo dijo...

Gracias, Anthony Floyd