"... Asevera Esther que, como ocurre en “Átame”, “es imposible decir que de una agresión o un secuestro pueda surgir un enamoramiento”, “o que una mujer que esté en coma pueda ser violada y así curarse”, como se sugiere en “Hable con ella”. En “Kika”, lo hemos visto, se banaliza hasta extremos insoportables y se “comprende” una violación y el terrible trauma que ésta siempre acarrea. Si un creador no progresista pusiera en escena cosas así y de su obra se destilara una contemplación emocionalmente positiva hacia personajes como el de Banderas en “Átame”, que encarna a un secuestrador que apaliza a su víctima, que a su vez se enamora luego de él, sin piedad se le arrinconaría como a un apestado en la más siniestra caverna...". (pg 119 de mi libro AMOR Y DESEO EN EL CINE,157 pgs).
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