1948. Jorge Negrete era entonces un Dios. Se rueda en España "Jalisco canta en Sevilla”. Negrete detiene el rodaje una y otra vez en el clímax romántico. Tenía que besar a Carmen Sevilla. Él dice… pero cómo voy a besarla, si podría ser mi hija. Él, 37, 18 ella. Qué pensar hoy de esto. Sin idealizar el pasado: por entonces el tal Pedro Infante tras el “corten” seducía menores. Realidad y actuación, materialidad y representación, simulacro y verdad, forma y fondo, máscara y piel. Qué sentiría de verdad Negrete. De muy mayor Carmen Sevilla, descacharrada, dijo: en los besos de las películas de entonces había truco -¿ensayaban acercar los labios sin llegar a contactar?-, ahora se ponen “moraos”. En fin, nunca más a cuento, el algoritmo de los besos truncados, va.
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