Venía hoy hacia el trabajo con las manos dentro de los bolsillos y silboteando. Hum, la mañana era como una de esas pastas que parecen horneadas a lo dulce en las entrañas de un universo nuevo. Era tan buena que recordaba al mundo falso del show de Truman. Sí, todos aquellos extras, tan joviales, prestos casi a ponerse en mangas de camisa, hacían a la perfección su papel. El sol relumbraba sobre el cielo azul y derramaba ya su confitura sobre todo. Parecía el sol un recluta ardoroso que sacara pecho, con el pie encima de un General Invierno recién tumbado a sus pies. Le faltaba, ya digo, sacar el cornetín y tocar a victoriosa diana. Le hubiéramos a coro ovacionado. Haciéndole las veces al recluta, unos vencejos ponían en sordina su fanfarria. Hasta la tibia brisa, como una mamá cariñosísima, nos repeinaba de alegría la cara a todos.
Saludé así con la mente a mi artilugio luminiscente favorito, hola mía farola, ya tú sabes, la que un día encontró mi melón desprevenido en su camino, la responsable última de que me tome yo desde entonces las cosas un poco a la tremenda, ciao, ciao, farolita. Lástima que una nube blanca, un gran cúmulo algodonoso que en cualquier otro momento nos habría evocado sin esfuerzo el mullido tálamo ideal sobre el que revolcarnos, nos devolviera de golpe al nudo de la tragedia japonesa, a la central nuclear de Fukushima.
Se cortó en ese instante todo el caudal del contento que nos traíamos. Nunca hubiéramos podido imaginar que el contemplar una nube, la poética promesa de ingravidez que siempre consigo encierra, podría enturbiarnos tanto el semblante. Oh, Dios, las noticias seguían siendo pavorosas. El Emperador Akihito, sin rastro alguno de divinidad ya sobre sí, había llamado por televisión a los japoneses “a ayudarse mutuamente” en esta tesitura imprevisible. Me detuve y miré entonces a los ojos a aquel brioso sol naciente, cavilando si acaso otro sol fabricado por los Hombres –grandeza y miseria de estos- no acabaría oscureciendo para siempre al que esta mañana con tanto primor nos acariciaba. Tuve muy pronto que cerrar los ojos, claro.
Y cuando los abrí, al otro lado de la calle, como otro sol naciente, allí estaba Ella. Como si de repente las tristes lineas de ayer se hubieran corporeizado ante mí y lo platónico hubiera encarnádose en ese punto sólo en madrileño, como si en las alturas un bromista con Poderes quisiera vacilarme, o como si San Paulo Coelho me hubiera desde algún lugar echado un cable y mi plegaria hubiera obrado el prodigio, es decir, como si fuera yo esta mañana el mismo emperadorcito al que le hubieran sido transferidos de matute los atributos propios de la divinidad, lo indudable era que la dulce japonesita que en mi imaginación calenturienta había yo alimentado ayer como la seguidora única de mi pobre blog por las atormentadas tierras del Japón, ¡por todos los clavos del Trono del Crisantemo!, estaba allí.
Así flasheé durante un instante, como si acabara de estamparme otro farolazo en todo el coco. Luego pensé “desde luego, tío, eres un torrente, no tienes remedio, tú estás tronado”. Era en todo caso una adolescente menuda y de rasgos nipones, con melenita corta muy negra y una piel blanca y delicada, que en ese trago me pareció delicadísima porcelana en un tris de quebrarse. Vestía pantalones y cazadora negras. Ah, maldición, por más que fuera bien normal, entonces se me antojó a mí bellísima.
Balanceaba hacia un lado y hacia otro, con gesto de apuro, las puntas de su melena negra, en la acera opuesta a la mía, observando la peligrosa riada mañanera de los coches sin atreverse a cruzar. No había por allí pasos de cebra. Me acordé entonces de Sánchez Dragó y de sus zorritas tokyotas. Nada que ver con ellos, ni ella ni yo, off course. En un fogonazo pensé incluso en telefonear a Fernando, el mio figlio de los ojos de amianto, tan deseoso él de aliviar al tiempo a la Japonesidad y a la amiguita que le metió en esa secta. En fin, ahora estaba él en clase y para su confuso padre es eso tan sagrado como lo es el trabajo para los japoneses, así que, sorry mío figlio, te perdiste a la única asiática seguidora del blog que hace estremecerse al mundo.
Entonces miré de nuevo a la nube de antes, que en su panza habíase tiznado de una grisura que nada bueno presagiaba. No sé si es que la dulce japonesita, que seguía sin poder cruzar la vía pese a intentarlo, también había guipado con sus ojos oblicuos la nube gris, o si es que, a pesar de hallarse a miles de kilómetros, la dramática amenaza que sobre sus compatriotas se cierne de alguna manera en su fuero más íntimo en ese momento la escalofriase, pero, a pesar de la cálida mañana, ella extendió entonces, completamente desdoblada sobre el cuello y sobre la boca, una ancha bufanda roja que antes yo no la había visto. ¿Por qué, a pesar de la temperatura a todas luces primaveral, aquel sutil gesto de autoprotección, como una mascarilla de amparo esa bufanda roja que ella dispusiese contra la nube, contra lo que quizás también en la otra punta del mundo oscuramente la amenazaba?
Cuánto hubiera deseado yo entonces que ese ademán desvalido en medio de la mañana clamorosa hubiera acabado por fundir los plomos de mi mediocre cordura pequeñoburguesa. Como siempre, no hice nada. Bueno sí, cerré otra vez los ojos (va a ser que es este escapismo lo mío genuino) e imaginé lo que me hubiera gustado que pasara. Que sucedíanse ahora altisonantes pitadas de cláxones, chirridos de frenos, exabruptos torrentianos a mi escarnio sin duda dirigidos. Y es que había irrumpido yo en mitad de la calzada con arrebato propio de demente y voces amenazadoras que ordenaban a los coches detenerse. Que lo conseguía. Que Ella abría los ojos como si una mariposa blanca desplegara allí mismo sus soberbias alas. Que me salía, por si lo anterior fuera poco, como en el guión de una peli de serie B del año de Fu-Manchú, una oriental reverencia que me quedaba además preciosa, -ni que hubiera pasado yo toda mi existencia sin salir del palacio de Hiro Hito- para indicarle a la dulce japonesita que podía ella atravesar ahora en paz aquel mar rojo. “Konichiguá”, le decía yo encima, justo al bajar la cabeza ante ella, que pestañeaba delante de mí y apartaba la bufanda roja de su boca y me sonreía una micra con sus ojos negrísimos a la misma vez que, entre el júbilo de mi calle suburbial, las radios de todo el mundo anunciaban a los cuatro vientos que los Cincuenta de Fukushima habían logrado por fin derrotar al monstruo.
Sólo que cuando abrí los ojos nada de todo eso había ocurrido; perduraba la tragedia del Japón, y mi dulce japonesita había desaparecido ya por algún lado. Además, “tú que sabes”, me dije, puede que fuese sólo una dependienta china del todo a cien que hay tres manzanas más allá. “Vamos, vamos, a trabajar”.
29 comentarios:
Pero bueno,pillastre.¿qué es eso de"Venia yo a trabajar..."?.Y después este post...Ya me explicarás,¿eh?.
-Todos estamos sobrecogidos con lo de Japón.Terrible,terrible.La permanente impotencia del ser humano.La realidad que supera a cualquier ficción.La pérdida de un mundo que se và .La gente superada por el dolor,vez tras vez, esperanzas que se pierden...
-¿Te acuerdas del lamento de Emmanuelle Riva en HIROSHIMA,MON AMOUR?.Hermosa la película de Alain Resnais.Curiosamente el "nouvelle vague" que menos me gustó.
-Has ilustrado perfectamente el encabezamiento con el fotograma de IN THE MOOD OF LOVE-DESEANDO AMAR,la increible y bellisima película de Wonk Kar-Wai.¿También tú has dejado el deseo secreto en el hueco del tronco viejo al lado de la muralla?.La pasión siempre queda atrás,pero el leve sonido del susurro recogido será eterno.Y todos los amantes del tiempo,también.
-Algo de relación debia tener tu cerrar de ojos al otro lado de la calzada,¿no?.Tu disposición y tu elección así lo dan a entender.
En cuanto a la posibilidad de japonesa o china,ya ves como las referencias cinéfilas te explican que dá exactamente igual.Siempre es igual.
-JOSE,que más quisiera yo que tener financiación para hacer un corto.Pero no dudes que si algún dia ocurre algún milagro,te avisaré.
-Por último,decirte,amigo,que no tengo nada para que los que han contribuido al taquillazo de TORRENTE(enésimo capítulo).Siempre he dicho que al cine uno puede ir a divertirse o entretenerse,sin más,pero,créeme me entra desazón como de una forma bastante hipócrita,cínica,se hace caja calculada a costa de un personaje misógino,racista,macarra y xenófobo que,de algún modo, expresa las formas conductales y estéticas de este país.Es una adscripción justificatoria que no puede dar cuenta de tanta reiteración.Y no es preciso que señale como entiendo yo el Arte.Su expresión y su identificación.Su recorrido y su alcance.
Hoy me he enterado que Santiago Segura ha dicho que su vida es una mierda(sic)....
Finalmente,amigo,al hilo del comportamiento de la sociedad nipona ante tamaña fatalidad,convendrás conmigo en lo esencial del civismo y la educación.
Ahí está el fundamento.El basamento cultural.Lo profundo de un sistema educativo.El posibilitar estar a la altura de las circunstancias.Individual y colectivamente.
Saludos.
Amigo del Pozo, me está atrapando ese mundo tuyo de "ojos cerrados". Hoy, por suerte, al abrirlos permanece este previo primaveral y fallero.
Un abrazo
Por eso es tan duro el despertar, por eso los depresivos no quieren salir de la cama, no porque estén cansados, es porque cuando pisan el suelo se encuentran con su particular tragedia, como esta de los pobres japoneses que nos están dando lecciones a los occidentales de poner lo colectivo por encima de lo individual.
Pero al menos, algunos cuando abrimos los ojos nos sobrecogemos, peor es lo de aquellos que siguen como si tal cosa.
Execelente prosa la suya, por cierto.
dos cositas: 1- guárdate de ir soñando cuando cruzas una calle. Puede que termines desinfladamente aplastadito sobre el pavimento estrellado de oscuro cielo nipón.
2. Cuídate de confundir a una japonesa con una china o a la inversa. Puede que acabes con tortazos dobles: del Pais del sol Naciente y del Pais del Imperio del Centro, digamos que bien capitalística y comunisticamente asoleado.
Jejejeje.
Un abrazo
Terrible la tragedia de Japón. La Tierra está sufriendo otros terremotos. Dicen que nunca se han registrado tantos desastres naturales juntos. Para colmo tenemos a Gadafi y lo que sucede en Libia, la rebelión en Bahrain (de la que apenas han hablado por televisión porque Estados Unidos ordena hablar de lo que le interesa) o la que se está desatando ahora en Yemen.
un abrazo :)
Romek
Gracias por la visita y el comentario. Oremos en hermandad para que el tsunami haya arrastrado a Yoko Ono y nos libremos de una vez por ella, aunque mucho me temo que no caerá esa breva.
Y deje de acosar a las púberes orientales con las que se cruza. ¡Son mías!
Saludos blogueros,
A.
Hola José Antonio ,me encanto leer tu historia, en un momento donde Japón esta en el ojo del mundo, por su desgraciado catástrofe natural quedando siniestro el lugar...
Abrazos de MA para ti y toda la fuerza y amor para Japón en estos duros y difíciles días.
Me ha encantado leerte, aún con el corazón sobrecogido por el duro golpe que la Tierra le ha asestado a Japón...
Un fortísimo abrazo.
Japón está dando una lección al mundo.
Una lección de solidaridad, de unión, de estar junto al Gobierno en estos momentos tan difíciles, de compromiso con el pais,de serenidad.
¿Os imagináis algo así en España?.
Lo van a conseguir, sí, sí, van a lograrlo, porque las alas de las mariposas que se mueven con nuestros suspiros, nuestros pensamientos positivos hacia ellos, van a irles llevanfdo una brisa de armonía y de optimismo. Venga, venga, a visualizar hermosos hijos del sol naciente, relajados, felices, y descansando de este castigo divino con el que ahora se debaten.Somos muchos los que, cada uno a su manera, estamos pendientes y soplando hacia Oriente nuestro hálito de amor y buenos deseos.
Que no otra cosa ha sido tu visión de la joven limpia, bella y nipona que el ferviente entusiasmo porque su natural fuerza y empeño no les abandone.
Y que tampoco nosotros, por mucho que se nuble el sol o desaparezca la bella, dejemos de creer en ellos.
Lírico y hermoso JA, seguro que tu artículo genera un viento favorable,favorable y fresquito, poquito a poco.
Un abrazo Á.
A paso ligero te deseo un Feliz día de San José y que le hagas un regalo a ese chaval que no olvide.
Me permito contestar a Dña Natalia Pastor brevemente: No, jamás sería posible algo así en España. Estaríamos culpando al gobierno, a la oposición, al Juez Garzón, a la Iglesia, a Aznar, a los Gal, a Felipe Gonzalez y a la enfermedad de Rubalcaba.
En España Adán y Eva tuvieron dos hijos Caín y Cainito.
Feliz día de San José a todos.
Amigo del Pozo, que pases un buen San José. Felicidades
Bueno si que has estado acertado al llamarme a leerte,amigo realmente un escrito ¡CON MAYÚSCULAS!!!
Feliz finde,cariños.
Querido amigo:
Hermosa prosa y sensible hallazgo el contrapunto del sol derramando su confitura sobre nosotros con el pavoroso tsunami y la nube radiactiva de Japón. Dios reparte tragedias a diestro y siniestro: unas veces, las más, a Haiti y pueblos semejantes en desdichas; otras, nos sorprende dando también a los más desarrollados.
Entiendo menos tu fijación con el soplagaitas de Sánchez Dragó.
Besos
Elvira
Una bufanda, una historia, una pena que al abrir los ojos todo siguiera igual de hiriente para la vista, para el oído y el alma. Me ha gustado leerte. Un abrazo.
No me da tiempo para más... Ni puedo leerte ni... Pero me hace feliz felicitarte en tan felicitario día como el de tu santo, día de un Santo que me dice mucho y me es ejemplar... FELICIDADES
Antonio José Alcalá.
Vamos a desearles suerte, se la merecen y la necesitan.
Buen finde J.A.
Te felicito por tan magistral y poético relato.
Estoy siguiendo con emoción contenida el desarrollo de la tragedia que viven en Japón.
La serenidad de los orientales es mravillosa.
Estoy seguro que van a remontar la situación.
Gracias por estos relatos tan sentidos.
Maravilloso post, y esperemos que Japón se recupere, ellos si saben hacerlo, sin quejarse.
No hay sol ni bufanda que caliente los corazones de los japoneses en estos días, sólo otros corazones pueden ofrecer un poco de humanidad a este país tan castigado por el desastre. Un beso.
Me ha gustado introducime en tu historia.
Cuando los pueblos sufren se unen.
un abrazo
-Mery: gracias por introducirte. Otro
-Misón: cierto, el calor de los corazones. Beso.
-Doramas: muchas gracias por su generosidad.Esperemos, sí, que así sea
-FJEugenio: muchas gracias, amigo. Es admirable esa contención, sí. Un abrazo
-Candl: se la merecen, sí, suerte. Buen finde para tí también
-Antonio José: muchas gracias por tan bonito detalle, amigo... pero cuando puedas, porfa, léeme y dime que te parece y eso. Gracias
-Sheol: sí, esa pena, gracias por estar ahí y escribirme, amigo. Un abrazo
-Elvira: gracias por escribirme tus lineas de aliento, querida poeta, ¿te gusta poetisa?, hombre, Sánchez Dragó, a quien le he dado yo aquí de lo lindo, es también un buen escritor. Gracias
-Fiaris:te llamé a leerme, como dices, y acudiste... y te gustó. Miel sobre hojuelas. Gracias
-Javir: detallazo, amigo, acordarte del muá, un abrazo de los de verdad
-Cesar: muchas gracias, amigo mío, un abrazote de los que rompen protocolos
-Ángeles: gracias por ese viento suave y acariciador que levantas a tu paso, gracias por tu cercanía. Otro.
-Natalia: estoy de acuerdo, una buena lección
-Towanda: celebro que te haya encantado leerme, así que otro fortísimo sólo para tí
-MA: muchas gracias por tu fuerza tan grande y positiva, y por gustarte leerme y decírmelo, para que yo lo sepa. Abrazo
-Aaron: lo mismo digo, gracias. Me temo que son ellas del sol.
-Romek: debería estudiarse en serio si tantos desastres naturales son los de siempre o hay más que nunca. Un abrazo
-Myriam: he de seguir yo sabios consejos tuyos, claro, a las tuyas órdenes. Jau. Saludos
-Trecce: sí, la realidad es a menudo amarga. Gracias por contar con su aprecio a mi prosa
-Javir: gracias por la "atrapada" que me dices, por suerte, la primavera sigue. Un abrazo, mi cuate
-Roy: hola, amigo. Muchas gracias por tu colaboración, tan extensa como lograda.No he visto entera Hiroshima mon amour, nunca me ha cuadrado, tiene fama de ser un poco peñazo, aunque seguro que también fragmentos bellos, como el que me apuntas. Qué bonito lo que has escrito de Deseando amar, maravillosísima película en la que el tiempo se detiene. Que los del Sálvame hayan tomado esa música, es para vomitar. Ojalá pudieras hacer un corto, de cine sabes tú más que yo. Coincido en las decisivas cualidades culturales que señalas tú en los japas, y te agradezco mucho que me hayas soplado la declaración de S Segura: me voy a poner a escribirle ya mismo una carta. Gracias y un abrazo
Has escrito sobre la tragedia de una forma diferente a lo usual dentro del mundo bloguero, y eso me ha gustado mucho. Ironía, sueño, sentido del humor, tragedia... una "mezcla" muy bien hecha.
Sigue soñando, yo creo que está bien, y si en tu sueño confundes a una china de todo a cien con una japonesa ¿que más da?
Gracias por hablarme en mi blog.
Un beso
Mercedes
-Celebro, M Ridocci, que te haya gustado mi bufanda, lo celebro, y que hayas pormenarizado con tan buen gusto los ingredientes con que quise tejerla, sí, qué más da, lo de más acaso sea hablarnos los diminutos blogueritos. Otro para tí.
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