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martes, 18 de septiembre de 2012

Te vas a quemar, tanto escribir




   Empezamos a hablar la Maniquí y yo a solas en un rincón, mientras mis amigos cibernéticos seguían con la farra que entre ellos había prendido de lo lindo. La Maniquí, ocioso es decirlo, poseía una belleza deslumbrante. Me interrogaba y, aunque me hacía yo un lío en las respuestas e incluso tartamudeaban mis labios, cuando al acabar levantaba la vista para mirarla a los ojos azules, siempre tenía ella dispuesta su mecánica sonrisa. Que le gustaba mucho mi blog y eso, que hay que ver cuánto escribía, que si no me iba a quemar pronto.
  -En algo hay que arder, bella Maniquí, en los negocios, en la literatura del blog, en el sexo, en lo que sea, pero en algo hay que arder.
    
    Esta era una frase rimbombante que le había escuchado yo hace mil años al grandioso Umbral –y que habría él a su vez copieteado a alguien- y que se me había quedado grabada. Pensé, ésta es la mía, te vas a enterar maniquí, y zas, así que se la solté, mirándola ahora sin pestañear a la cara –como el mismo Al Pacino, sólo que con gafotas- para calibrar bien el efecto de mis palabras, que eran de Umbral, o sea. Acusó entonces ella  el impacto, ya lo creo: se le relajaron las comisuras, hasta se le nublaron algo los ojos y me brindó allí, quizás sin pretenderlo, toda una humana sonrisa, demasiado humana, más deslumbrante por eso mismo. Le tocaba a ella decir algo y me di cuenta de que estaba en verdad desconcertada, y de que no sabía bien qué decirme. Se defendió como pudo, claro:
   - Eso, eso se lo dirás a todas, paliducho bloguero.
   - Sí, a todas las maniquíes que vienen a la fiestuki de mi blog.
    
   Lanzó una carcajada de lo más natural, aunque, viniendo de ella, pareció sobrenatural. No sé, la fiestuki, mis queridos amigos cibernéticos, la cerveza, la canción de los Mecano, aquella carcajada… me hice ilusiones.
 -Oye, bella Maniquí, que digo que… me encantaría llenarte de besos el cuello y los labios, los labios y el cuello, el cuello y los labios, besarte mucho, sí, me encantaría.
   Retrocedió entonces ella un paso. Cerró los ojos. Emitió un suspiro de contrariedad. Se cruzó de brazos.

 -Siempre los hombres confundís las cosas. Veo que los blogueros no sois diferentes… ¡Si supieras los sacrificios que impone el ser maniquí!... Además… yo tengo novio... ¿Recuerdas el escaparate? Al lado mío, sí, el que no me quitaba ojo. ¡Tenemos ya nuestra vida demasiado hecha!
     Se dio entonces la vuelta y con pasos atribulados, sin compás,  impropios de una maniquí, emprendió la retirada. El blanco vestido se le escotaba en profundidad por la espalda esbeltísima hacia la escueta cintura. Ya desde la misma puerta, frente al pasillo vacío que entre ella y yo se había establecido, aún se giró y con la voz tomada por una extraña emoción entre el silencio general me dijo:
    -Pero que sepas que pienso seguir leyendo tu blog. Me encanta.
  
    Me dedicó una reverencia bajo el dintel, como la sacerdotisa de un templo griego de antes de la Crisis, y se esfumó. Primero pensé, bueno, menos da una piedra, y luego, joder, qué pocas cosas me ocurren… y las que me ocurren qué pocas son. Ya no pude pensar más, porque el tropel de mis amigos cibernéticos se arremolinaban ante mí, inquiriéndome con las miradas para que yo les contara.
   -Para saber lo qué pasó, lo-que-pasó-paaasó entre la Maniquí y yo, mon amís… tendréis que leer mañana mi blog.
  Me lo aceptaron, de buena gente que son. Rieron mi ocurrencia. Retomamos las patatas fritas, las cervezas, las poesías satíricas, en fin, las cavilosas disquisiciones sobre la posibilidad de la literatura en los blogs. Lo pasamos muy bien, me parece. 


Post/post: gracias a Mónica, a Cesar, a CLAVE, a Winnie0, a Old Nick por comentar mi relato, por bloggear ayer a mi lado. GRACIAS.

5 comentarios:

Monica dijo...

Gran imaginación, magnifico relato.Saludos, seguiré leyendo tuyo blog.

CLAVE dijo...

Muy buen relato, pero si es el final de la historia con la maniquí, yo me esperaba mas emoción y que que te quemaras mas en esta historia, lo digo con cariño sabes, no me interpretes mal que para critica literaria no valgo..saluditos..

Anónimo dijo...

estupendo relato he pasado un buen rato saludos de Mateo

Winnie dijo...

y yo sigo leyéndote y a la vez....sombra aquí sombra allí ....Besos

Sara O. Durán dijo...

Muy divertido, como es el sello de lo que escribes. Me encantó!
Un saludo