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jueves, 10 de septiembre de 2015

Menos malotes, please

     


   Como corresponde a estos Tiempos de Mugre, observarás que la mayoría de los personajes que triunfan en libros y pelis (acaso en espejo al biés  de la realidad) y que cautivan a Masas y a Frikies en Ferias y Números de descargas son malos rematados: psicópatas de la peor ralea, alcohólicos violentos, codiciosos desalmados, degenerados de la peor especie en quienes sólo resalta el hedor de la maldad y el vicio extremos. Basura de personajes, basura de personas las que sus modelos triunfantes proponen. Ah, es que es la seducción del Mal, se apresuran a interceder por ellos los dirigentes culturales, es que los buenos son aburridos y los malos molan más, repiquetean entendidísimos los ávidos consumidores de esa basura a granel… tan en la onda, tan a la última.

    
   ¡Mentira! Trazar un psicópata cocainómano que haga el bestia por las calles de una gran ciudad, mientras su padre es un banquero mafioso, voyeur y coprofílico, y su madre una borracha que se lo monta con niños está chupao. Todo lo contrario: lo difícil, lo emocionante, el auténtico reto artístico hoy consiste en plantar de arriba abajo un puñado de hombres y mujeres buenos, dignos, humanos. La fealdad, vale, reflejarla sin morbo, pero exaltar también toda la belleza que nos rodea, mayor de la que somos capaces de soportar, y ante la que nos están volviendo ciegos, sordos y mudos. Personajes nobles, modelos de persona en sí, a quienes de verdad sí te encantaría conocer. Esos, casi ya nadie los sabe hacer, esos, a casi nadie van hoy a gustar.  



RESUMEN DE “LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS”

   Me preguntaban ayer, “bueno, vale, ¿pero tu libro de qué va?”. Me hubiera gustado contestar lo de Woody Allen a propósito de “Guerra y Paz”: “Va de Rusia”. Decirle yo: “Va de las ilusiones”. Pero al escritor sin Nombre ni Contactos, esos lujos le están vedados. Tuve entonces que pensarlo.  
   Mi libro cuenta la historia de un cuarentón al que su mujer, que ha encontrado otro más alto, más fuerte y más guapo que él, le señala la puerta de salida de casa. Descubre entonces de golpe su minusvalía emocional: un paria en la tierra de los afectos. De cuanto le ocurre después, cuando ha de salir al mundo, que le es ancho y ajeno, para superar su zozobra, para engañar a su desconcierto. De lo duro que se le hace ese aprendizaje elemental de la supervivencia afectiva. De cómo hallará en la propia escritura, y en los humorísticos y sentimentales encuentros y desencuentros de la realidad, a trancas y barrancas, la brújula que le permita hallar al cabo su lugar al sol,  una imagen aceptable de sí mismo, y levantar así el muro de la obturación interna que le impide ver la belleza y el propio absurdo del mundo y de la vida, que es lo único que tenemos. De eso, de esas ínfulas buenas trata mi libro.

Pídemelas aquí o en josemp1961@yahoo.es    .  Precio: 10 euros por correo ordinario.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Justo, justo, justo eso es lo que pienso yo.

Hoy día lo realmente contracultural, revolucionario e impactante es ser persona educada, de principios, con valores...

Ser un chabacano... ¿ como va a ser eso algo valorable, siquiera por efectista, cuando es moneda corriente desde que el psoe lo enlodazó todo con su logse ?

Incluso los que hoy van de malos-malotes sólo son una maleducados viciosos. Anda que no han existido a lo largo de la historia, novelada o real, malisimos que han mantenido un arte y formas cortesanas dignas de la más refinada realeza.

Lo que hoy tenemos es otra clase de maldad, de malos... es mugre... eso ya no tiene ni gracia.

Lo que si podemos muchos es gritar con satisfacción ¡ soy un inadaptado ! porque como un autor dijo... "llegará un momento en que el único sitio donde podrá estar una persona buena será en la cárcel"... y nosotros a tanta mugrez sólo podemos, si nos mantenemos firmes, responder con inadaptación.

misael

Caba dijo...

Howard Roark o John Galt son raras avis en estos tiempos.