No, no existió jamás una idílica Edad
de Oro en la que las personas naturalmente se amasen y se diesen los unos a
los otros todo. Asomarse a la historia de Ucrania,
a la de Crimea, a la de toda esa
torturada zona, como a la de cualquier lugar poblado de la Tierra, es asomarse
a la crónica inacabable de la rapiña y de las guerras. Ya se sabe, los cuatro
malos, que son siempre pero que muy malos, que logran embarcar una y otra vez
en el ansia de su maldad, a salvo además siempre ellos, al noble y pacífico
Pueblo. Bueno, a pesar de tanta guerra, la especie humana no deja de
multiplicarse, en fin.
Ocupan ahora Ucrania y Crimea el
candelabro de la espasmódica actualidad y con ellas, en su trasfondo hondo, uno
de los enigmas más impenetrables de la Historia: cómo, conociendo de sobra el
percal que se gasta en la zona, consintió sin pestañear el Politburó que en 1954 Jruschov de un plumazo
“regalara” Crimea a Ucrania. ¿Abyecta adoración orwelliana
en el Partido al Big Brother del
momento, a la sacrosanta Voluntad de su Führer? Sí, la Historia del comunismo internacional,
a despecho de su pretendido carácter de “socialismo científico”, sobre la base
de la tan estúpida como ardiente fe de sus militantes, es pródiga en
contradictorios virajes como este. ¡Es que sólo diez años antes, con idéntica
aquiesciencia del alto mando del Partido, había ordenado la deportación a Siberia de la población tártara,
acusada de colaborar con los nazis!
Es la brutal rusificación de
todos esos territorios –con la implantación y la expulsión a punta de
metralleta de incalculables colectividades étnicas y grupos humanos enteros-
ejecutada sin piedad por los mandamases comunistas –antes y después de Jruschov- que amplificaron hasta el
delirio criminal, en cantidad y en calidad, las políticas zaristas allí, lo que
se halla en la raíz de tantas dramáticas querellas actuales.
Entonces, oh, nobles Indignados universales, para los
millones de víctimas ucranianas de
las hambrunas planificadas y de las masivas deportaciones y persecuciones
comunistas… ¿existe para ellas también, garzones míos, ardiente reivindicación
de Memoria histórica y de Justicia Universal? ¿O más bien hay
para ellos destinado un muro de hipócrita y espeso silencio?
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
1 comentario:
Para nada, no tienen derecho...los berridos de esos indignantes indignados se reservan para cuando los americanos hagan algo.
Por cierto, el muy hijo de Putin invasor tiene mogollón de fans también entre cierta diestra enemiga de la sociedad abierta ya me entiendes e incluso ente algunos que van de liberales y son sólo presuntos (supongo que habrás leído el articulito de ese histérico de Roberto Centeno en El Confidencial y si no te lo recomiendo)
Un saludo.
Publicar un comentario