Del cerdo lo decimos con sorna: me gustan hasta sus andares. Que por cierto, parecen los pizpiretos cochinillos, tan sonrosados, tan meneantes de los cuartos traseros, vedettes rellenitas que sobre tacones se alzaran. Ah, si templaran un poco la voz. Nadie es perfecto, claro. Con rendido candor lo sentimos también así hacia quien nos gusta mucho: me gustan hasta tus andares, sean estos en realidad elegantes o no, tal es el elixir cegador del Amor. También en ella, o en él, todo aprovechable lo "vemos". Nos gustan sus andares, nos gustan sus preliminares, sobre todo nos gustan sus resplandores. ¿Y del escritor que nos mola, ese otro cerdito sobre los tacones de sus ilusiones alzado? Nos gustan además sus cantares, decimos. ¿Matar un ruiseñor? Resucitar un cerdito a besos, mejor eso.
¿TE GUSTA LEER? ¿AMAS LOS LIBROS? SOY ESCRITOR
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
Armando, un hombre desolado,con la sensibilidad en carne viva, al que ponen de patitas en la calle, pues su mujer ha encontrado otro más alto, más guapo, más fuerte que él, y que necesita ahora re-armarse, hallar su lugar en el mundo.
154 pgs de… HUMOR, AMORÍOS, ILUSIONES Y AVENTURAS
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