Que va-y-dice P Ig, más P Ig que nunca, que es que “los hombres
feministas follan mejor”. Eso, P Ig
explícitamente en y para el público una vez más dice “follan”, reflejo y factor
también él así, -lenguaje como expresión de la “cultura” dominante que diría
Marx- de la global brutalización que la simbiosis entre Telebasura y redes
sociales propicia -que se condensa en el “homo
gañanis” reinante-, de la propia cosificación entonces de las relaciones
afectivas entre hombres y mujeres que así triunfa, reduciendo estas y los
sentimientos al puro sexo, más aún, al puro coito así de vulgarmente expresado.
Chusco “palabro” que, por lo demás,
en prueba de lo que decimos, con naturalidad reproducen muchas mujeres hoy, a veces las mismas que, no hace tanto, antes de
aceptar mantener relaciones sexuales con un hombre, le sometían al dicotómico
test de pero-a-ver-tú-que-quieres-conmigo… “follar o hacer el amor”,
para luego rechazar al que respondía “follar”, defendiendo así de cierta animalización la más noble pureza del
sentimiento que la otra terminología revela. Hace veinte años, estoy seguro, el
Líder izquierdista de turno –Me queda la
Palabra, cantaban transidos de emoción- hubiera dicho nosotros amamos mejor.
La eterna melopea de la más soberbia auto-conciencia en la que de
consuno chapotea encantada de conocerse la Progresía, su autoadjudicada
superioridad moral, al servicio de la Humanidad ellos y ellas siempre, deriva
ahora, acabáramos, en medio de la hipersexualizada sociedad que vivimos, en superioridad sexual. No habla por tanto
P Ig a humo de pajas, y sabe muy bien por qué dice lo que dice. En fin,
ahí tenemos al Artista, el mismo que
quería azotar-hasta-sangrar a
célebre Mujer, dándoselas, él y yaque
los suyos, de peritos Superfolladores. ¿Y Errejón? ¿El que colegueaba con
rapero-cantaor-de-bofetón-contra-las-mujeres? Becado Superfollador también. ¿Y
demás compañeros mártires, mejor no señalar más casos? También, también. No sé
si se ha dado cuenta, el Gran P Ig,
que con su tosca revolera fornicadora ha quedado en manos de Tania Sánchez, su ex, a quien, con
tanta granhermanización ambiente, con
tanto yo-si-te-creo-hermana, sólo tres palabritas bastarían para del todo y ante todos destruirle.
(Las PALABRAS cuentan, claro que
cuentan. El lenguaje es expresión de la cultura dominante, que más o menos
decía Marx. Me queda la palabra, que emocionaditos cantábamos no hace tanto.
No hace tanto, sí, cuando muchas mujeres preguntaban a los hombres: ¿tú, qué
quieres conmigo, hacer el amor o f…? Y, si lo segundo, por cosificador, por
animalizador, nasti de plasti. Ahora no, ya. ¿Es lo mismo vivir un romance,
mantener un idilio, andar atravesado en amores con una persona, que echar un o
unos cuantos polvos con tal? ¿Es lo mismo hacer el amor, re-crearlo por tanto
cada vez, que f….? No. No dicen lo mismo. No son lo mismo. No pueden serlo.
Nombran cosas y mundos diferentes. Delicadeza versus vulgaridad, esa es la
cuestión. Los polvos y el f… para quienes gusten de eso, okey. A mí aún me
quedan las PALABRAS, ¿vale?).
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