Ser Guapísimo/a es la hostia hoy en día. Más que ser Rico aún. Si eres Rico pero feo, teniéndolo todo, nada de verdad tienes. En un grupo de conocidos que frecuento, hay uno y una guapísimos. Es cosa de verse. Luego, que si la auténtica belleza es la interior, ya, ya. Digan lo que digan Él o Ella, sin abrir la boquita incluso, gratuita y graciosamente, qué incontenible remolino de miradas, de interés y de ahogados suspiros consiguen. Cómo la mayoría inmensa (¿que uno/a pasan de ellos? qué más les da, si admiradores siempre les sobran) les ríe las gracias… o las bobadas, cómo se agrega a sus penas. Con qué envidiable facilidad logran –y acaparan- Él y Ella lo que uno de verdad quisiera sólo que le prestaran por donde va: ATENCIÓN.
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