Se quieren. Y mucho. Eso es indudable. Más de siete años ya juntos así, compartiéndolo todo. Se aman, pero, ay, no de la misma manera. Ella es cuidadosa y reservada. Él es impetuoso y extrovertido. Él quiso que fuera ella también a un Cocido que tenía con amigos y amigas del gimnasio, pero ella tenía a esa hora que trabajar en su floristería. Le envió entonces una foto del grupo en pleno fiestorro, guapísimos y divertidísimos ellos y ellas. Las fotos luminosas, ya sabes, esa metáfora de la plenitud. A ella le pudieron los celos. Un mes con el ceño fruncido hasta que él, noble como pan, venga a explicarle y explicarle, consiguió su indulto. Justo esa misma mañana, en cuanto terminara en el gimnasio, había quedado con ella –tampoco era imprescindible- para ayudarle en su trabajo autónomo y acercarle a un cliente un ramo de claveles. Se tomaba una cerveza al sol con los del gimnasio, había tiempo, aunque con el calorcito, la charla y las risas, los minutos volaban. Le gastaban bromas sobre el Cocido de marras. Les contaba en detalle, enamorado y risueño en trancas, cómo hace unos días su chica le había sorprendido con una fiesta sorpresa, de esas en las que los camareros son en realidad cantantes de ópera que ponen en belísimo canto la historia que a la pareja une, para sellar la reconciliación. Que lloraron juntos entonces. Que estaba ya todo entre ellos solucionados, es mi chica, joder. Tan bonito lo contaba que los y las compis del gimnasio, buena gente, rompieron en sinceros aplausos para ellos. Sin pensárselo, eufórico, se puso a llamarla entonces, sólo quería trasladar en vivo a su chica esas palmas, toda esa alegría, en qué hora, mira, que estamos aquí tomando unas cerves y les he contado la… que enseguida, en un ratito voy para allá… me oyes… que ya... No puedo atenderte ahora, estoy trabajando, no te das cuenta… Que no vas a venir, ¿no?, ya hablaremos tú y yo, pudo oírse, puesto el móvil en altavoz, que ella severa le contestaba. Y le colgó. Él, a la vista de todos, empalideció. A todos se les helaron las bromas. El problema. Se quieren, de eso no hay duda.
SOY ESCRITOR. #LeerLeerLeerEsUnGranPlacer. ¿Quieres quedar bien con un amigo/a? ¿Quieres quedarte tú pero que muy bien? Regala, regálate este buen libro. Mis 111 ROSAS -301 pgs, humor, aventuras, sentimientos, 10 e envío incluido- son como un sueño bonito. Contáctame.
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