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miércoles, 11 de mayo de 2016

Por qué los liberales nunca jamás podrán ganar las elecciones

   


   Es decir, (ver post de ayer) si en cuatro años cuadras las cuentas públicas, le pones en bandeja de plata el gobierno al partido rival y estás firmando tu propia sentencia de muerte como Político. Yo me parto –y me parten- la cara y el alma, tras la Ruina que el Progreso dejó, equilibrando las cuentas… para que llegues de nuevo tú a con dádivas de todos ganarte a la gente, ya. Fíjate en la lógica perversa de la Cosa: si creas una nueva burocracia o un nuevo programa de asistencia pública, sus beneficiarios contraen una deuda psicológica contigo... tras la que te darán el voto. Si podas la Administración y acabas con los paniaguados, te has ganado ya enemigos para siempre… y votantes en masa para la oposición.
   Cuando las personas encuentran un trabajo como consecuencia de las potencialidades creativas que la economía de la libre empresa genera –así lo demuestra la Historia-, por el contrario, jamás lo atribuirán a la bondad del Sistema Capitalista, o a ese eficiente gestor de lo público que limitó el campo de lo público a lo estrictamente necesario, sino a su propio esfuerzo, y muy a menudo, como tras los Desastres de una economía hipersubvencionada suelen ser los primeros empleos de la Recuperación precarios, se generará en él una considerable tirria hacia la economía libre… ¡que es la que en realidad le salvó de la total Ruina! 

   Y es que la mayoría de las personas no votan ateniéndose a razones, -a una sopesada deliberación interna dirigida hacia lo general- sino a intereses, -a un estricto cálculo particular- es decir, que mayoritariamente se acaba votando a los “Gastones”, a aquellos que, como sea, en el General Reparto prometen darte algo. De ahí la Deuda y el Déficit que, como el rayo de Miguel Hernández, no cesan… mientras el Tinglao aguante. Y con la creciente mundialización de la economía, es como mínimo problemático el que aguante. El dudoso mérito de los liberal-conservadores del Partido Popular estriba en que, a pesar de haber reflotado un país hacia la Ruina manteniendo muy similares clientelismos y asistencialismos a los que practica la tan humanista cuan ruinosa Progresía –de ahí el incremento de la Deuda y el descontrol del Déficit- no tienen ni pajolera idea de cómo capitalizar propagandísticamente los mismos. Por esa lógica arriba descrita, los liberales nunca jamás podrán ganar las elecciones. 
Aquí arriba, si lo pinchas, el vídeo con Alfredo Urdaci valorando en su Telediario mi libro: 
   “Son las historias de Armando, un cuarentón al que le ponen la maleta en la puerta de casa y tiene que recorrer de nuevo el camino de lo sentimental. Descubre que es un minusválido del sentimiento, un hombre al que todo le sale mal, un paria del afecto, un hombre patético al que todo le sale al revés. En lo que le pasa hay también una gran carga de ironía y de crítica hacia el mercado de los sentimientos, hasta el punto que uno acaba sintiendo una piedad desternillante por este antihéroe que tiene en estos relatos UNA VOZ AUTÉNTICASE VAN A REÍR HASTA LLORAR CON ESTE LIBRO, llorar de piedad por este hombre perdido, este bobo con ínfulas”. "Disfruté mucho con las Historias. Sigue escribiendo", me dijo Urdaci también.
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1 comentario:

Campurriana dijo...

Un voto a cambio de una promesa. Y sí. Votaré al cacique ése porque ha dado trabajo a mi primo, a mi abuelo, al vecino del quinto y a la tía buenorra con la que me casé.
Siempre, intereses particulares. Los generales, para los otros.
Semos así y así seremos SIEMPRE.
No hagamos demagogia, por favor. Está pelín pasada de moda.