Sí, algo hay en las sucias mañas que
gasta el suizo Joseph Blatter de siniestra
criatura del Halloween más beodo,
desde luego. Quince años lleva ya el Señorón Blatter mangoneando a placer la FIFA, flotando desde entonces entre pestilentes y persistentes
sombras de millonarias corrupciones alrededor de su grotesca figura. Hace
tiempo, quizás para ganarse la elección, disfrazado de Rousseau dijo muy serio que fútbol significa “educación, formación de carácter,
espíritu de lucha, además de respeto mutuo y disciplina”. Pues bien,
ahí tenemos, nada menos que al Presidente de la más alta institución mundial que
gobierna el fútbol, en loor de multitudes, en las exactas antípodas de su
propuesta, haciendo un rato el gañán. Blatter,
excelentísimo homo gañanis también, sí.
Pero, Ronaldos aparte, el
bufo caso
Blatter transparenta como pocos la tóxica inversión de valores que las
postmodernas Sociedades de la Telebasura
propician. Es decir, si tradicionalmente se consideraba obligado para los altos
mandatarios, en la medida en que por su privilegiada posición social proponen
modelos de conducta ciudadana, el mostrar y guardar un autocontenido, juicioso
y virtuoso comportamiento público -no digamos ya si de lo deportivo, escenario
de la caballerosidad por excelencia, se trata- ocurre, como vemos ahora, justo
lo contrario: las élites, para ganar popularidad, para asegurarse su
privilegio, adoptan los modos del extremo frikismo
tan en boga, adornándose y todo en esa baja estofa ante –he aquí los datos
clave- el nulo criterio de cualificado mediador social que debería ejercer el
periodista presente, y ante un jovencísimo auditorio que celebra despepitado la
burda chanza.
Son las élites quienes ahora copietean las chocarrerías de la gañanería,
las que cortan y pegan su triste frikismo. ¿ A qué si no se asemeja el sucio Blatter en esta pobre bufonada más que
a un penoso caricato del Crónicas
Marcianas? Degenerando por supuesto: entre el jocundo arte dadaísta del
grandioso Chiquito de la Calzada y
las tretas de este multimillonario rufián hay la misma distancia artística que
entre una obra de Miguel Angel y el
reloj de cuco, que ahora cada cinco minutos salta a rebozarnos la barrila de su
inmundicia.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
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