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sábado, 19 de julio de 2014

Almudena Grandes e Isabel Gemio... con Pablo Iglesias, faltaría plus




   Al final el fenómeno Pablo Iglesias está sirviendo de prueba del nueve que nos certifique el extremismo radical de buena parte de la intelligentsia patria por más instalada y elitista que sea. El otro día dejaba caer incluso la impar Isabel Gemio en Onda Cero la penosa especie de que muchos desean quitar de en medio a Pablo Iglesias. Como a Obama, como al Papa Francisco, siempre que emerge un Santón del Progreso, se complacen sus fieles en propalar el rumor de que el sórdido Imperio del Mal ya está conspirando para liquidarle. Imposible aventurar el Futuro, claro, pues sabemos que la Historia es un cuento lleno de ruido y de furia, pero de momento lo que sí sabemos con plena certeza es que a Gregorio Ordóñez, y a otros muchos que plantaban cara al Terror, sí que a tiros les quitaron de en medio.
    
   Amén de los ya conocidos Julia Otero y Jordi Évole, se sube también ahora al carro filopablista la gran Almudena Grandes (“Populismo” EL PAÍS 14-7-14). Desde el mismo frontispicio de su artículo establece Grandes que “resulta verdaderamente notable la degradación intelectual y moral a la que están llegando los detractores de Pablo Iglesias”. ¿Pruebas de –échale guindas al pavo- …esa degradación intelectual y moral? Una declaración de Esperanza Aguirre invitando a Iglesias a entregar el sobrante del dinero de la colecta para su denuncia a las víctimas del terrorismo, y otra de la Vice Soraya  argumentando que Podemos dice lo que la gente quiere oír. ¿Y? Y ya está: eso es todo, viejos. Ese es todo el argumentario de Grandes en pro de la degradación intelectual y moral que nos acecha.
     
   Claro, leerle la airada denuncia de tamaña supuesta degeneración –intelectual… y moral, échale guindas again- a la Señora ganadora del Premio José Manuel Lara, que, entre otras hazañas, hízose célebre por artículos como aquel sobre el placer que sentiría una monja violada por una turba de milicianos, o el otro sobre su nostalgia del cóctel molotov, o el del gusto con que se fusilaría ella misma cada mañana a unos cuantos de la derecha, en fin, esas cosas sí que añaden bochorno sobre el bochorno.

       
   Tampoco podía faltar al final la crónica conspiranoia de que hablábamos al principio: “Ya veremos qué pasa cuando sean tres o cuatro millones millones de votantes. O cinco.” ¿Qué pasará? Yo te lo digo, Almudena: además de en EL PAÍS escribirás también en Público, o similares; habrás publicado y publicarás nuevas y muy premiadas novelas. ¿Qué apostamos, eso, qué apostamos?




LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
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“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

2 comentarios:

CLAVE dijo...

En Andalucía estamos de vuelta de estos fenómenos mediático, creo que aquí todo se ve como normal, da igual lo mismo de lo mismo, el tema ERE ni se comenta como si eso no estuviera pasando, me refiero a la población. El Podemos o Poedemos es como aquí lo mismo de lo mismo ..saludos ..

han mas solo que la una dijo...

es que entre una fusilera y otra extremeña made in psoe... pos eso.