Como ocurre a propósito de la Telebasura, no faltan las almas
cándidas –a veces incluso renombradas- que ante las críticas que puedan
merecerte las directrices ideológicas de “los
Podemos”, te aseguran que es mejor
el silencio, que en realidad les haces favor refiriéndote tanto a ellos,
dándoles lo que buscan, publicidad y protagonismo. O más aún, igual que ante los independentistas, quienes les censuramos en realidad somos…
los principales hacedores de
independentistas. Siempre la misma viscosa patraña.
¡Qué tiempos más funestos y anti-ilustrados vivimos! ¿Desde cuándo,
después de la Ilustración, es el silencio público, y no el debate de las ideas,
lo más sano para el vigor de una Opinión
Pública que merezca tal nombre? ¡Yo no veo que ni los “basurientos”, ni los
separatistas, ni los filochavistas por un instante cesen en su eterno raca
raca contra lo que ellos aborrecen! ¡A ninguno de los suyos se le
ocurre jamás argumentar que la mejor fábrica de liberales es la sistemática
denigración que los “Podemos” proyectan
contra las sociedades abiertas basadas en la libre iniciativa individual!
Y es quizás en esa tácita invitación al silencio dónde mejor se
compruebe la regresión cultural que experimentamos. Es cierto que cada vez más,
como consecuencia de la yuxtaposición de la
Telebasura, de la Era de las
Celebrities bobas y del desprestigio social de la cultura escrita, le es
más difícil a la Razón el abrirse camino entre las mentalidades colectivas
presentes, atiborradas de prejuicios y de caprichosas y bárbaras pulsiones
socialmente aceptadas, las que corresponden al homo gañanis prototípico
hoy. Pero los ilustrados creían y confiaban en la autoridad de la Razón, y en
el continuo contraste educado de las Ideas, en su pública deliberación, como el
mejor camino para ir pacientemente “desasnando” a los hombres de sus más
sórdidos atavismos. A los ya “convencidos” será quizás tarea imposible el
bajarles de “su burra”, pero entre los indecisos, entre los neutrales, entre
quienes “pasan”, es crucial el hacerles ver la amenaza que algunos delirios
encierran. Confrontar y difundir civilizadamente las mejores ideas es apelar a
la dimensión razonable que hay en los hombres, acaso la más noble.
Es que resulta además un imperativo moral el dar la batalla de las ideas y el hacer frente a las más fanáticas y totalitarias ideologías. Eso también es “comprometerse”, y pocas veces se habrá presentado con más descarada desnudez una más dañina amenaza para una convivencia razonable basada en la libertad. Conmigo desde luego que no cuenten para ese guardar silencio ante los Podemos que algunos nos susurran.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
2 comentarios:
"Par que el mal triunfe basta con no hacer nada".
Y los que dicen que no hay que hacerles caso, que no hay que contestar, nos dicen que ni hay que hacer nada.
A mi uno de la foto parece que juega a los sims, lo digo por el rombo verde que tiene en la cabeza...
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