Acababa el titular del Juzgado de
Instrucción número 3 de Gavá (Barcelona) de hacer pública su decisión de
mantener la imputación de Messi y de
su Padre como presuntos autores de tres delitos fiscales. El que probablemente
sea el Mejor Jugador del Mundo, o quienquiera que sea su “community manager”, anotó entonces en las redes sociales la frase
memorable: “Un león no se preocupa por
la opinión de una oveja”.
Sólo que ya la promulgación de la frase desmiente de cuajo su contenido.
Es casi imposible no entenderla como una respuesta pública del crack al auto
del juez, que vaya si le preocupa. No es una frase original, sino una especie
de máxima histórica que vale lo mismo para libro de auto-ayuda que para severa
sentencia de malote de Juego de tronos,
y que está lejanamente inspirada en otra de Alejandro Magno. Con todo, puesta
bajo la firma de Leo Messi, cuyo parvo
desenvolverse en público a veces parece frisar con el autismo, no deja de tener
su aquel.
De entrada choca ya la auto-alusión irónica que la misma despliega,
pues de león habla “Leo” Messi, a cuya figura de Rey de la
Selva nominal y simbólicamente se asocia: ¡la Pulga transformóse en León!
Y en contraste dramático con el coronado león, la mediocre, y más bien boba,
carne de rebaño, oveja. El león ruge el clamor de su imperio y la oveja bala la
tontucia de su seguidismo, claro. ¿A quiénes, que no sean el juez y los que del
León disienten, puede ir destinado el denigrativo ovejuno?
¿Y qué relación de iguales puede establecerse entre el triunfante león y
la asustadiza oveja? Ninguna. Más bien entre el león y la oveja puede ocurrir
sólo una cosa: qué aquel de un zarpazo se zampe a ésta. Con la excepción de una
improbable Fuenteovejuna, eso sí. Luego,
la propuesta textual elegida por Leo
Messi lleva implícito un narcisismo
extremo cuasi paraviolento, que trasluce una visión darwinista, estrictamente
jerarquizada e implacable del medio natural y social, que por supuesto
encontraríamos natural en un
militarote como aquellos filonazis de las criminales Juntas Videlianas, pero
que resulta chocante en el de consuno balbuciente Messi.
El qué opine la oveja del
proceder del león me la bufa, viene a sugerirnos Messi: el león actúa y punto, ¿viste? Puede que el Papa Francisco, compatriota suyo y
Pastor por excelencia, tenga en algo que reconvenirle acerca de esa piramidal y
cruel cosmovisión, no sé. Pero la pasada darwinista
de Leo Messi ante el auto del Juez no
desentona del todo en el marco del colectivo
delirio identitario del Oasis separatista en el que brota,
como flor natural de ese mundo.
Recuérdese que cuando, obligado, Messi acudió a declarar por delito
fiscal, es decir, como posible reo de
suma insolidaridad, no faltaron
centenares de hooligans que al grito estupefaciente de Pre-si-dente-Pre-si-den-te como
a un Mesías lo aclamaron.
De manera que, encaramado a lo alto de la Roca más alta de las redes
sociales, ha proferido este Rey León su imperial rugido. Hubiera preferido
acaso Messi, claro, el silencio de
los corderitos.
(Termina este julio, querido lector. Dime, ¿te gustó la melodía que, cual músico ambulante en la ciberesfera, desenvolví en el Mío Blog durante este mes? ¿Me crees entonces por ello merecedor de que me pidas tú mi libro? Gracias de verdad a los valientes que así lo habéis hecho, por, sin conocerme, valorar e impulsar mi trabajo y mi escritura, tan importante para mí)
No hay comentarios:
Publicar un comentario