“Si ajustáramos nuestras políticas como hizo
Roosevelt durante la Gran Depresión –Hanauer
propone aumentar en un 30% el salario mínimo- … no sólo escaparíamos con
vida, es que con toda seguridad seríamos más ricos aún. (¡Se refiere a sus
colegas, los Ultra Ricos, acabáramos!) El
capitalismo, cuando está bien gestionado, es la más grande tecnología social
que se ha inventado para crear prosperidad en las sociedades humanas. Pero si
el capitalismo no se controla tiende a la concentración y al colapso. (De
acuerdo, es verdad, el mercado ha de estar sujeto a normas: pocas, públicas e
iguales para todos, así es como a medio plazo genera su círculo virtuoso de
prosperidad, pero el exceso de control también lo mata; tanto la desregulación
como la hiperregulación extremas provocan que el capitalismo derive a esquemas
estamentales, feudales.)
“Equilibrar el poder entre los
trabajadores y los multimillonarios elevando el salario mínimo no es malo para
el capitalismo. Es una herramienta indispensable para que los capitalistas
inteligentes la utilicen para hacer el capitalismo estable y sostenible. Y
nadie tiene tanto en juego como nosotros, los ultramillonarios… Para que
tengamos una economía que funcione para todos, debemos obligar a todos los minoristas a pagar salarios dignos, no a pedírselo cortésmente.”
Pero si todo consistiera en subir el
salario mínimo y ya está, es dudoso que los finos ultramillonarios no se
mostraran dispuestos a ello, a cambio de que nada amenazara en el tiempo su
posición. El problema es que, a despecho de un sentimentalismo
contraproducente, un salario mínimo muy alto impide la entrada en el circuito
laboral de amplias capas poco especializadas, además de que imponer ese salario
en actividades y empresas de escaso rendimiento simplemente las hace imposible. No puede pagar lo mismo Amazon que el quioskero de la esquina.
“La gente como nosotros siempre ha
dicho a los pobres que la situación es justa y buena para todos. (Al
contrario, la organización capitalista, a diferencia de la del resto de
sociedades, es la que más ha permitido la promoción y la movilidad social entre
sus miembros, como el caso del propio Hanauer
certifica) Qué sinsentido. ¿Soy realmente
una persona superior? ¿Soy el centro del universo económico y moral? (Son clamorosas
auto-interrogaciones de falsa humildad, es evidente que se cree él más que cualificado
para explayarse) Incluso el mejor de nosotros, en las peores
circunstancias, estaría descalzo vendiendo fruta en una carretera sucia. No
debemos olvidar esto. (Claro que no, los países capitalistas prósperos
tienen idénticos orígenes a los del resto de países, la escasez, y sólo el
desarrollo de su espíritu permitió escapar a la misma, y los países, como los
individuos, según cómo se manejen y organicen, varían como vemos su situación a
lo largo del tiempo. O podemos sentarnos,
no hacer nada y disfrutar de nuestros yates. Y esperar que vengan las horcas.” Apocalipsis now, pues.
Horcas sensacionalistas aparte, parece cierto que, a diferencia de lo
que ocurre en otras sociedades, la
ideología democrática y la continua búsqueda de remedio a los males
sociales inherentes a las sociedades capitalistas occidentales convierten en
difícilmente tolerables las exageradísimas desigualdades sociales que hoy
observamos. Por muy eficiente que pudiera resultar un sistema económico, por
muy legales que puedan ser las desorbitadas ganancias de determinados Amos del Universo –cuya lista incluye
también Celebrities, Progres y Retros, que todos veneramos-, hay siempre un
resorte moral último en la persona que lleva a considerar indefendibles algunas
extremísimas desigualdades, sobre todo cuando de lo más elemental/elemental (no
de las fantasmagóricas logomaquias progres) hablamos.
Pero Hanauer, repitámoslo,
tiene muy sencillo demostrar la sinceridad de su empeño: si tan normalito es,
si tan obsceno, es decir, injusto e ilegítimo, realmente le parece el Pastizal por él amasado, repártalo en
pequeñas partes entre los más necesitados: hágase de los pobres y entonces sí,
cargado de Razón, -menudo ejemplo al mundo daría- súmese a los que quieren
levantar horcas contra los Ultra Ricos,
que seguro que algunos casi que se las merecen, oiga.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
No hay comentarios:
Publicar un comentario