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martes, 15 de julio de 2014

Hanauer, que ve venir las horcas contra los Ricos (y 2)

     


“Si ajustáramos nuestras políticas como hizo Roosevelt durante la Gran Depresión Hanauer propone aumentar en un 30% el salario mínimo-  … no sólo escaparíamos con vida, es que con toda seguridad seríamos más ricos aún. (¡Se refiere a sus colegas, los Ultra Ricos, acabáramos!) El capitalismo, cuando está bien gestionado, es la más grande tecnología social que se ha inventado para crear prosperidad en las sociedades humanas. Pero si el capitalismo no se controla tiende a la concentración y al colapso. (De acuerdo, es verdad, el mercado ha de estar sujeto a normas: pocas, públicas e iguales para todos, así es como a medio plazo genera su círculo virtuoso de prosperidad, pero el exceso de control también lo mata; tanto la desregulación como la hiperregulación extremas provocan que el capitalismo derive a esquemas estamentales, feudales.) 
     
   “Equilibrar el poder entre los trabajadores y los multimillonarios elevando el salario mínimo no es malo para el capitalismo. Es una herramienta indispensable para que los capitalistas inteligentes la utilicen para hacer el capitalismo estable y sostenible. Y nadie tiene tanto en juego como nosotros, los ultramillonarios… Para que tengamos una economía que funcione para todos, debemos obligar a todos los minoristas a pagar salarios dignos, no a pedírselo cortésmente.”
  
   Pero si todo consistiera en subir el salario mínimo y ya está, es dudoso que los finos ultramillonarios no se mostraran dispuestos a ello, a cambio de que nada amenazara en el tiempo su posición. El problema es que, a despecho de un sentimentalismo contraproducente, un salario mínimo muy alto impide la entrada en el circuito laboral de amplias capas poco especializadas, además de que imponer ese salario en actividades y empresas de escaso rendimiento simplemente las hace imposible. No puede pagar lo mismo Amazon que el quioskero de la esquina. 
     
   “La gente como nosotros siempre ha dicho a los pobres que la situación es justa y buena para todos. (Al contrario, la organización capitalista, a diferencia de la del resto de sociedades, es la que más ha permitido la promoción y la movilidad social entre sus miembros, como el caso del propio Hanauer certifica)   Qué sinsentido. ¿Soy realmente una persona superior? ¿Soy el centro del universo económico y moral? (Son clamorosas auto-interrogaciones de falsa humildad, es evidente que se cree él más que cualificado para explayarse)  Incluso el mejor de nosotros, en las peores circunstancias, estaría descalzo vendiendo fruta en una carretera sucia. No debemos olvidar esto. (Claro que no, los países capitalistas prósperos tienen idénticos orígenes a los del resto de países, la escasez, y sólo el desarrollo de su espíritu permitió escapar a la misma, y los países, como los individuos, según cómo se manejen y organicen, varían como vemos su situación a lo largo del tiempo. O podemos sentarnos, no hacer nada y disfrutar de nuestros yates. Y esperar que vengan las horcas.”  Apocalipsis now, pues.

     Horcas sensacionalistas aparte, parece cierto que, a diferencia de lo que ocurre en otras sociedades, la ideología democrática y la continua búsqueda de remedio a los males sociales inherentes a las sociedades capitalistas occidentales convierten en difícilmente tolerables las exageradísimas desigualdades sociales que hoy observamos. Por muy eficiente que pudiera resultar un sistema económico, por muy legales que puedan ser las desorbitadas ganancias de determinados Amos del Universo –cuya lista incluye también Celebrities, Progres y Retros, que todos veneramos-, hay siempre un resorte moral último en la persona que lleva a considerar indefendibles algunas extremísimas desigualdades, sobre todo cuando de lo más elemental/elemental (no de las fantasmagóricas logomaquias progres) hablamos.

     
   Pero Hanauer, repitámoslo, tiene muy sencillo demostrar la sinceridad de su empeño: si tan normalito es, si tan obsceno, es decir, injusto e ilegítimo, realmente le parece el Pastizal por él amasado, repártalo en pequeñas partes entre los más necesitados: hágase de los pobres y entonces sí, cargado de Razón, -menudo ejemplo al mundo daría- súmese a los que quieren levantar horcas contra los Ultra Ricos, que seguro que algunos casi que se las merecen, oiga. 



LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
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“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

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