En la mugrienta carnavalada
telecrática en que más y más va consistiendo la Política, mientras Pedro grosero, continuamente interrumpiendo en presencia de un moderador penoso que moderaba
nada, navajeaba como genuino homo
gañanis a un Rajoy desbordado y
torpísimo una vez más en la telecracia de regate corto, en los estudios de la
Sexta, los líderes emergentes, Pablo y
Albert, Albert y Pablo, en pack
icónico asociados, pretendían vendernos ahora la estampita falsísima de dos
moderados y constructivos beaturrones.
Allá Albert con su tacticismo de medio pelo, con su equidistancia de
diseño, con la sobredosis de ambigüedad ideológica sobre la que se desliza.
Pronto probará en sus carnes cómo las gastan los responsables de las tropas
izquierdistas de-este-país, para
quienes el Bien y la Democracia son siempre ellos, para
quienes la derecha española es el compendio de los peores horrores que jamás
tiene derecho a gobernar.
Ya lo está comprobando, qué
narices: de falangista, -las
connotaciones guerracivilistas que ello significa- una y otra vez lo tachan, los
borrokas de Colau, esa hada, le escrachean
las sedes, en fin, como cocainómano el sabio
amigo monedero de P Ig lo retrata. A pachas guays
anoche con P Ig, como dos arcángeles de qué nueva política, como dos
angelitos del Belén de la Sexta. Adónde vas, Albert, adónde vas, iluso de ti.
Es una pena que autores que merecen la pena,
escriben bien, y tienen cosas que decir no entren en el circuito de las editoriales,
en un país en el que hasta el concejal de festejos del pueblo más recóndito de
la meseta consigue que le publiquen y distribuyan un libro. No sé si me
explico. Pero las cosas están así, y sospecho que manuscritos de calidad que
muchos querríamos leer están durmiendo en los cajones o los discos duros de sus
anónimos autores.
Por eso me llamó la atención la propuesta de José Antonio del Pozo,
y decidí comprarle un ejemplar y leerlo con fruición. La verdad es que he
disfrutado mucho. Una redacción clara, sin ínfulas, pese al título, que
desgrana historias en las que muchos nos veremos identificados. A mí me
gustaron especialmente varias historias. La primera, titulada “Triste
de mí” en la que el protagonista, presa de un ataque de celos y
despecho, ingiere litros de agua del grifo en Egipto con el consiguiente
resultado intestinal. Fueron mis primeras carcajadas, y me dieron a entender
que el libro que tenía entre las manos merecía la pena. O la aventura en “Mari
Gloria peluquería Unisex”, que, como reza el autor “Ya empezamos mal”.
O la locura adolescente de la “Chica Rubia de Celeste Diadema”,
que como siempre prefiere al deportista malote antes que al insignificante
empollón. Historias de sexo escondido, con la tía política insatisfecha, con la
china que pide dinero en el metro mientras interpreta música, con la gordita,
que le cuesta una soberana paliza, o con la vecina de dulce olor, con la
camarera... La graciosísima historia de Justus, que se
embarca en una cruzada evangelizadora por puro deseo. Al final se queda con la
chica y aparcan ambos la fe. En fin, historias con las que sentirse
identificado, en un Madrid de todos, con paisajes variables pero no cambiantes,
y que se van graduando con maestría: cada vez un poco menos hilarantes, cada
vez un poco más oscuras, cada vez más reflexivas. Pero sin perder el sentido
del humor, del pobre triunfador del karaoke que se ve perseguido por dos
polacos calle abajo hasta terminar desplumado, literalmente, y con el culo al
aire en una mañana gélida.
Es un libro que hay que leer. Si tienes cuarenta, si los has tenido, y si
pretendes tenerlos. Vas a disfrutar mucho con las historias porque debajo del
surrealismo subyacen realidades con las que te vas a sentir muy identificado. Altamente
recomendable, no debes dejar de leer “Las Historias de un bobo con
ínfulas”, que no son más que las vivencias ocurridas o no de un tío muy
inteligente. Ponte en contacto con él en su correo, josemp1961@yahoo.es.
O en su cuenta de twitter, @joseantoniodelp. Esperemos que haya más
entregas, y que las veamos en las librerías. ¡10 euros!
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