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viernes, 18 de diciembre de 2015

El dilema de los Indignados: P Ig ó Al G

     



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   Deben tener el corazón partío las idealistas muchedumbres indignadas. ¿Qué hacer? Sí, qué hacer en el 20-D con la papeleta, menuda papeleta. Querían asaltar el Congreso, es decir, la democracia burguesa, que para ellos encubre sólo la brutal dominación del Capital. Mas P Ig, el Líder que capitalizó pro domo sua y a cambio de una placa en Sol el armageddon revolucionario, se ha aggiornado para asaltar los cielos del Poder por la vía burguesa, sin que las soñadoras masas nada le hayan replicado.    
   Hace un mes sólo, no obstante, se resistió a condenar del todo la masacre yihadista sobre París y se negó a respaldar la mayoritaria opinión entre los partidos europeos de apoyo a Francia. Vino a sugerir en el fondo, de la mano de los sectarios progres del No a la guerra, que hay que comprender a los yihadistas, pues el verdadero culpable de todo y por todo siempre es Occidente.
      Sobrevino el otro día el ataque talibán a la embajada española en Kabul, en el que fueron asesinados dos policías españoles. En pura ideología izquierdista, las fuerzas policiales y militares internacionales en Afganistán sólo reflejan la codicia desatada del Occidente capitalista, imperialista, genocida, fascista y racista… adictos como son al efectista y perpetuo ritornello de la sarta de istas. Esos policías, voluntarios allí, serían, pues, meros y gustosos esbirros del criminal entramado occidental.
   Muy coherentemente Alberto Garzón anunció entonces que no iba a cambiar él su agenda para estar presente en el acto. Pues P Ig, en nuevo cabriola neoleninista que le otorgue votos moderados y burguesa respetabilidad, decidió allí presentarse. ¡Era de verse!  El que hace bien poco derretíase de emoción ante los borrokas apaleando a un policía, allá que se plantó, a la vera de Rivera as usual, pesaroso y transido de dolor ante la concurrencia. Allí que se tragó los sones de  esa cutre pachanga fachosa, más La muerte no es el final, toma castaña, como a si mismo diciéndose el Poder bien vale un funeral y tal.

     Por eso imagino abochornadas y descorazonadas a las huestes de la Indignación –oh, aquellos eslóganes tan poéticos-, aún así interrogándose hamletianas ante el 20-D: ¿P Ig ó Al G?




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