(Hum, huele ya a Navidades. ¿Valoras este blog? Si lo lees, si reflexionas, sonríes o te cabreas conmigo, si interactúas conmigo... cuando pienses en regalos, cuando pienses en libros, acuérdate del mío, anda. Sé que te gustará. Vale 10 euros. Feliz Navidad.)
Deben tener el corazón partío las
idealistas muchedumbres indignadas. ¿Qué
hacer? Sí, qué hacer en el 20-D
con la papeleta, menuda papeleta. Querían asaltar el Congreso, es decir, la
democracia burguesa, que para ellos encubre sólo la brutal dominación del
Capital. Mas P Ig, el Líder que
capitalizó pro domo sua y a cambio de
una placa en Sol el armageddon revolucionario,
se ha aggiornado para asaltar los
cielos del Poder por la vía burguesa, sin que las soñadoras masas nada le hayan
replicado.
Hace un mes sólo, no obstante, se resistió a condenar del todo la
masacre yihadista sobre París y se negó a respaldar la mayoritaria opinión
entre los partidos europeos de apoyo a Francia. Vino a sugerir en el fondo, de
la mano de los sectarios progres del No a
la guerra, que hay que comprender a
los yihadistas, pues el verdadero culpable de todo y por todo siempre es
Occidente.
Sobrevino el otro día el ataque talibán a la embajada española en Kabul, en el que fueron asesinados dos
policías españoles. En pura ideología izquierdista, las fuerzas policiales y
militares internacionales en Afganistán sólo reflejan la codicia desatada del
Occidente capitalista, imperialista, genocida, fascista y racista… adictos como son al efectista y perpetuo ritornello de la sarta de istas.
Esos policías, voluntarios allí, serían, pues, meros y gustosos esbirros del criminal entramado
occidental.
Muy coherentemente Alberto Garzón
anunció entonces que no iba a cambiar
él su agenda para estar presente en el acto. Pues P Ig, en nuevo cabriola neoleninista que le otorgue votos moderados
y burguesa respetabilidad, decidió allí presentarse. ¡Era de verse! El que hace bien poco derretíase de emoción
ante los borrokas apaleando a un
policía, allá que se plantó, a la vera de Rivera
as usual, pesaroso y transido de
dolor ante la concurrencia. Allí que se tragó los sones de esa
cutre pachanga fachosa, más La muerte
no es el final, toma castaña, como a si mismo diciéndose el Poder bien vale un funeral y tal.
Por eso imagino abochornadas y descorazonadas a las huestes de la
Indignación –oh, aquellos eslóganes tan poéticos-, aún así interrogándose
hamletianas ante el 20-D: ¿P Ig ó Al G?
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LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON INFULAS
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Personalmente dedicadas. Puedes pedírmelas aquí, o en josemp1961@yahoo.es Es muy sencillo. En España: 10 E por correo ordinario, 15 E por correo certificado.
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